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C. R.
AVILÉS.
Miércoles, 29 de noviembre 2017, 00:54
Había ganas de Mercadona. Vaya que si las había. Centenares de avilesinos acudieron ayer a la reinauguración del supermercado en la calle Marcos del Torniello. «Esto es una locura» fue la frase más repetida tanto por empleados como por clientes. Y tampoco exageraban. Era como si las despensas y frigoríficos de todos esos consumidores estuvieran completamente vacías, esperando por la reapertura de su supermercado de confianza.
«La gente nos preguntaba por la calle que cuándo abríamos», confesaba una empleada, que ayer tiraba de humor para reponer y atender las repetidas preguntas de los clientes sobre la ubicación de los productos. No siempre pudieron responder satisfactoriamente, pero ayer la rapidez de la compra era lo de menos porque la gente iba a conocer la esperada reforma. De hecho, fueron también muchos los que entraron solo con la intención de darse una vuelta y juzgar los cambios.
Como es habitual, opiniones hubo para todos los gustos. La primera sorpresa fue la entrada. «Gris», en opinión de una señora que se acercó a primera hora de la tarde y con algún retardo del sensor que abre las puertas para quien sale. Es, en realidad, un pasillo en forma de 'L' donde se colocan los dos tamaños de carros que ya no precisan moneda para funcionar porque las ruedas se bloquean si se intentan sacar a la calle. Las cestas han desaparecido. «Mira, me gustaban antes más los carros porque donde se metía la moneda se podían colgar las bolsas del congelado y ahora no», escuchaba una empleada a la entrada de la tienda, que informaba a la mujer de otras novedades del diseño que sí podían satisfacer sus necesidades. Porque esto, escuchar y registrar las quejas, sugerencias y peticiones de los clientes es parte del trabajo diario que, según aseguran desde la empresa, «siempre tenemos muy en cuenta». La reforma responde a esa filosofía y por eso introduce más referencias en algunas secciones como la charcutería o los productos frescos y nuevos envases totalmente transparentes en la sección de carnicería para que el cliente pueda ver la pieza de carne por todos los lados.
La entrada, una vez superada la zona de los carros, se realiza a través de los productos frescos, que ahora se pesan en las cajas. Las básculas que se mantienen en esta sección son solo para que el cliente pueda saber cuántos gramos se lleva. Entre las nuevos productos de esta zona, las berzas a granel. «Se trata de aproximarnos al productor local, de acercar los productos de la huerta asturiana al cliente», en una experiencia piloto que se desarrollará en función del resultado.
El supermercado estrena obrador, con más variedad de panes y dulces y con más y mejores hornos en el interior. La sección de estética, una de las más visitadas, rebaja la altura de los paneles centrales y aumenta el número de puntos de luz. En la única línea de cajas que hay ahora, el cliente puede ir viendo el precio de cada producto mientras lo introduce en la bolsa en una tableta que tiene justo enfrente de él.
A pesar de que todavía tendrán que pasar unas cuantas visitas para familiarizarse con la nueva distribución, clientas como Rosi Iglesias y María Rosa Morcillo resumieron la experiencia en un elocuente «muy bien». Aventurando la «locura» que iba a ser la mañana, dejaron su compra para la tarde. Decisión acertada, según les contaron después. Era parte de la conversación en los corrillos porque varias cosas quedaron ayer claras: Avilés es pequeño y la reapertura del Mercadona se convirtió en un evento social de primer orden.
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