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El puesto de Rey Pelayo, con las creaciones de sus usuarios. FOTOS: MARIETA

Ciencia, ocio y solidaridad en la Feria de asociaciones

Cuatro decenas de colectivos ciudadanos se congregan en Hermanos Orbón para promocionar sus actividades y poner proyectos en común

RUTH ARIAS

AVILÉS.

Domingo, 24 de abril 2022, 02:06

Después de dos años de sequía, sin apenas actividad en el movimiento asociativo, siempre caracterizado por el trabajo en grupo y la reunión, el día de ayer era muy esperado por las cuatro decenas de entidades que participaron en la sexta edición de la feria de asociaciones de Avilés. Se recuperó la presencialidad después de dos años de encuentros telemáticos, aunque la intensa lluvia que cayó durante toda la jornada deslució el encuentro y limitó la asistencia.

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No obstante, la obligada cercanía de los puestos, que no pudieron desplegarse en la zona central del recinto, sino que tuvieron que resguardarse bajo los soportales, propició la conversación y los encuentros entre las propias asociaciones. «Es una oportunidad para vernos entre nosotros, porque a veces nos conocemos, pero otras no», señalaba Carmen Gutiérrez, una de las personas de Cáritas que ayer estaba al frente del estand de la organización, dando cuenta de los proyectos que tienen entre manos. El más urgente quizás, el que recauda fondos para Ucrania, que en los dos meses de conflicto ha conseguido ya 245.000 euros solo en Asturias.

De esos saludos y conversaciones entre los responsables de los colectivos ciudadanos salieron los primeros contactos para futuras colaboraciones, principalmente talleres compartidos en los que las capacidades y habilidades de un grupo se pondrán al servicio del otro para enriquecerse mutuamente y, sobre todo, para socializar y crear redes. Así, por ejemplo, el colectivo Swing4 Asturias, que se dedica a promocionar el baile de los años 30 y 40, llevará a cabo un taller con la asociación de Discapacitados Físicos de Avilés y Comarca (Difac).

La participación fue más baja que las anteriores ediciones presenciales, en las que venían participando alrededor de sesenta colectivos, pero aún así hubo una importante representación del movimiento asociativo de la ciudad, que demostró no solo estar muy vivo, sino también ser muy variado. Junto a entidades históricas, como el Casino o Cruz Roja, ayer se dieron cita en la plaza de los Hermanos Orbón otras de más reciente creación, como Caer y Levantarse (Cayle), entidad concebida para luchar contra el problema de la ludopatía, o Asicas, la asociación de pacientes de ictus, que acaba de abrir delegación en Avilés.

Divulgación

Junto a asociaciones de festejos como Comver, que aprovecharon para promocionar las fiestas de Versalles que este año quieren relanzar, o culturales, como el grupo de teatro Santa Bárbara de Llaranes, la oferta incluye a las clásicas asociaciones vecinales con su amplio programa de actividades y su cariz reivindicativo, a agrupaciones de enfermos que buscan darse apoyo y compartir terapias, junto a otras que de carácter divulgador y científico o con tintes sociales y solidarios.

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Así, ayer el visitante podría cercarse al trabajo de Apramp, la asociación para la integración de la mujer prostituida, las recreaciones históricas del colectivo vecinal Pedro Menéndez y Aunando Fronteras, las publicaciones de Arquetipo Cultural o la música de Contracanto, porque también hubo un escenario por el que pasaron aquellas que tenían algún arte que mostrar.

Y ahora que poco a poco se va retomando la normalidad y las actividades en grupo, la feria también fue la manera de acercarse la ciudadanía para darse a conocer. «Ahora comenzaremos a retomar las conferencias y los viajes», confesaba Isabel Martín, de la Liga Reumatológica Asturiana, con una amplia cartera de propuestas que iban desde los balnearios a viajes a Estambul o Zaragoza, pasando por taichi en el Ferrera.

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«Nosotros venimos a intentar mentalizar del problema de los microplásticos, y también a fomentar el concepto de ciencia ciudadana», señalaba Alejandro Peláez, del grupo naturalista Mavea. En su puesto, desde un microscopio en el que observar el contenido del estómago de los peces a fósiles, huesos y otras joyas de la naturaleza, incluida una corteza de abedul que «fue el primer papel de la historia».

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