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RUTH ARIAS
AVILÉS.
Lunes, 7 de octubre 2019, 01:06
Holanda, un país que tiene un tercio de su superficie bajo el nivel del mar, lleva décadas preparándose para los potenciales efectos de una subida del nivel del agua con un gigantesco complejo de barreras, presas y esclusas que, hasta ahora, han conseguido evitar desastres ... como la gran inundación de 1953 en laque fallecieron cerca de 2.000 personas. Y aún así, están preocupados por lo que pueda suceder en los próximos tiempos, una preocupación que comparten con buena parte de las zonas costeras de todo el mundo, incluida Asturias que, según el informe sobre el 'Riesgo de inundaciones en España en la franja de los diez primeros kilómetros de costa' del Observatorio de la Sostenibilidad, es «la provincia con más riesgo de la costa norte». Un 4,51% de su superficie son terrenos artificiales en la lámina de inundación.
Mientras en la costa mediterránea las áreas de mayor peligro se encuentran en las zonas de playa, en Asturias la alarma salta «en los puntos en que los ríos contactan con los núcleos urbanos históricos, y no con urbanizaciones de nueva planta». En el caso de Avilés, la mayor concentración de riesgos se localiza en los cauces tributarios de la ría. Los espacios próximos al río Raíces, el canal de Maqua, los embalses de La Granda y Trasona, y muy especialmente los cauces de los ríos Alvares y Arlós, y de las riegas de La Ceba y Miranda, serán los espacios más afectados en los próximos años.
El Observatorio ha realizado una predicción «conservadora» de lo que puede ocurrir en los próximos diez años que da como resultado que todos estos espacios, sobre todo algunos habitados como Llaranes, parte de Versalles y la zona del puente Azud, pueden tener serios problemas en una década. El organismo advierte además de que «no se han considerado los fenómenos coincidentes e inundaciones producidas por lluvias a la vez que se producen tormentas y aumento del nivel del mar», por lo que en las zonas más cercanas a la ría la situación podría ser puntualmente más grave de lo que expone el informe.
Así ha sucedido en varias ocasiones en los últimos años, cuando lluvias muy fuertes se dieron en horas de pleamar. El resultado es recordado por todos: la calle de Llano Ponte y sus aledañas completamente inundadas, lo mismo que sucede en El Reblinco en temporada de mareas vivas, sin necesidad siquiera de que haya lluvias copiosas.
El informe evalúa la extensión territorial de las áreas que de acuerdo con la geografía y meteorología experimentan inundaciones con diferente regularidad, y su ocupación por superficies artificiales, que suelen coincidir con aquellas que presentan mayor riesgo de sufrir episodios de inundaciones. El Observatorio alerta de que el manejo de estos territorios debería ser «consciente» de los riesgos que suponen, pero no siempre es así debido al desarrollo inmobiliario de estas zona, que suelen encontrarse en lugares muy atractivos para la construcción.
«Las inundaciones fluviales son fenómenos naturales que se producen periódicamente y que han sido la causa de la formación de las llanuras en los valles de los ríos, tierras fértiles, vegas y riberas, donde tradicionalmente se ha desarrollado la agricultura», señala el Observatorio, que también advierte de que «en las zonas costeras los embates del mar han modelado las costas y creado zonas pantanosas como albuferas y lagunas que, tras su ocupación antrópica, se han convertido en zonas vulnerables», como ocurre en las márgenes de la ría avilesina o en los cauces de los ríos que desembocan en ella.
A lo largo de los años se ha construido en primera línea de playa, en los cauces de los ríos e incluso en humedales, con consecuencias tan catastróficas como las inundaciones, por ejemplo, del hospital de Arriondas. En Avilés, aunque en menor medida, estas situaciones se repiten con relativa frecuencia, y nada hace pensar que las cosas vayan a cambiar, aunque es cierto que en los últimos años se han tomado algunas medidas.
Cadasa, por ejemplo, acondicionó hace un par de años el colector del río Tuluergo, y selló las conexiones que padecían filtraciones para impedir la entrada de agua marina a la red de saneamiento de la ciudad. Con todo, los trabajos necesarios para evitar situaciones como la vivida en septiembre de 2016, la más grave de los últimos tiempos, aún no se han completado. Y seguramente no sean suficientes para poner freno a la naturaleza, ya que el Observatorio de la Sostenibilidad prevé que «los efectos del cambio climático provocarán cambios notables en los flujos de lluvia, lo que podría derivar en unas inundaciones mucho más torrenciales».
Los daños están prácticamente asegurados. «Las inundaciones son la catástrofe natural que más daños genera en España», asegura el Observatorio. De hecho, según el Consorcio de Compensación de Seguros y el Instituto Geológico y Minero de España, se estima los daños que estas provocan cuestan unos ochocientos millones de euros de media al año, y se cree que crecerán debido al cambio climático. El Observatorio de la Sostenibilidad pide «recuperar la funcionalidad natural de las riberas de los ríos y sus llanuras de inundación naturales, a fin de laminar las avenidas, reduciendo la erosión y el impacto sobre los núcleos habitados».
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