RUTH ARIAS
AVILÉS.
Miércoles, 25 de noviembre 2020, 00:44
El Ayuntamiento de Carreño ya ha comunicado formalmente al Consorcio Albergue y Refugio de Animales su salida del órgano, ateniéndose al acuerdo plenario del pasado octubre aprobado por los tres grupos de la oposición, PP, Somos e Izquierda Unida, que exigía que se ... ejecutara otro acuerdo en este sentido tomado un año antes. Así las cosas, el consorcio pierde a uno de sus doce miembros y se queda sin el concejo en el que estaba previsto ubicar la perrera.
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El concejal responsable de animales de compañía de Avilés, Jorge Luis Suárez, tiene previsto convocar «en semana o semana y media» una reunión del organismo para analizar las repercusiones que la saluda de Carreño puede tener legalmente en el proceso de licitación abierto para la compra de la parcela y en el que ya se habían dado todos los pasos necesarios hasta proponer la compra de unos terrenos en La Tabla. Solo estaba pendiente de que el propio consorcio diese el visto bueno al proceso técnico y firmase la adjudicación que la mesa de contratación proponía. Lo más lógico puede parecer la anulación del concurso, pero esto podría dar lugar a un proceso judicial.
Habrá que hablar también del futuro del propio consorcio tras el importante revés que supone la marcha de uno de sus miembros, y tomar decisiones que pueden suponer devolver el proceso a la casilla de salida con el precedente de lo que puede ocurrir a la hora de abordar la ubicación de una instalación que ha venido generando recelos en cada una de las ubicaciones que ha planteado como posibilidad.
«Lo mejor es buscar un sitio adecuado, donde no moleste a los vecinos», señalaba ayer el concejal de Medio Rural de Carreño, Manuel Noceda, algo que se intentó durante meses, sin éxito. Después de que el año pasado la oposición de Carreño ya aprobase en Pleno una moción en la que exigían la salida del consorcio por el conflicto en Tamón, se estuvo buscando una finca alternativa en el concejo.
El propio Suárez llegó a visitar con él varias parcelas en distintas ubicaciones, hasta que el Ayuntamiento de Carreño emitió un informe decantándose por un acerca de Cogersa, donde también hubo oposición vecinal. «No implantar la perrera en La Tabla no es un capricho, y otras alternativas tampoco eran válidas porque había viviendas cerca», recordó ayer Noceda a este diario. Desde Avilés, sin embargo, llegó a pensarse que el conflicto podría solucionarse sin que la salida de Carreño llegara a hacerse efectiva, pero el movimiento vecinal volvió a pesar en contra y los grupos de la oposición aprovecharon para hacer valer el acuerdo plenario que había quedado pendiente de ejecutarse.
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La decisión final se tomó el pasado 30 de octubre y es «sagrada», según asegura el gobierno carreñense, que ya se lo ha trasladado al consorcio. Ahora, los once socios que aún quedan el órgano mancomunado (Castrillón, Corvera, Illas, Gozón, Pravia, Muros de Nalón, Soto del Barco, Candamo, Las Regueras y Llanera, además de Avilés), deberán abordar su futuro en esta empresa. El precedente de Carreño no es bueno, y abre la puerta a que pueda repetirse en caso de que algún municipio no esté conforme con la ubicación de la perrera.
El acuerdo, que echó a andar hace más de tres años, se tambalea. El consorcio estaba llamado a ser la solución para un problema que tienen todos los ayuntamientos, como es el de la recogida y custodia de los animales abandonados, pero ha terminado siendo un auténtico quebradero de cabeza para los ayuntamientos, ya que todas las ubicaciones que se han planteado han contado con el rechazo vecinal. La primera fue en La Lloba, donde se anunció su construcción el mismo día de la firma de la constitución de consorcio. Pocos días después se aseguró que habría un concurso público, como así fue. La polémica finca de La Lloba se presentó al mismo, pero no fue la escogida. La propuesta de adjudicación recayó en una parcela de la Fundación Protectora de Animales en La Tabla, donde Carreño ya había rechazado la construcción de un albergue de menor tamaño.
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A partir de ahí comenzaron a buscarse alternativas a las fincas presentadas al concurso, dejando este en el aire. Carreño asumió buscarlas en su territorio, ya que había rechazado la propuesta de la mesa de contratación, pero finalmente no ha servicio ninguna de ellas, y el proceso ha terminado dinamitando al propio consorcio e hiriéndolo de gravedad. Su futuro queda en el aire pendiente de la decisión que tomen los socios en una reunión que lleva pendiente ya más de un año, desde que los técnicos otorgaron la mayor puntuación a la polémica parcela carreñense de La Tabla.
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