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J. F. GALÁN
AVILÉS.
Martes, 11 de septiembre 2018, 04:47
La costera del bonito más corta de la historia también ha sido la más generosa en capturas y en facturación de los últimos años. El balance en la rula de Avilés supera los 1,2 millones de kilos, un 50% más que el año pasado, ... 873.631, si bien los ingresos en primera venta no crecieron en la misma proporción debido a que el precio medio fue inferior. Ascendieron a 5,1 millones de euros frente a los 3,9 de 2017, aproximadamente un 30% más.
Al margen de las cifras el prematuro cierre de la pesquería, el 23 de agosto por agotamiento de cuota, cuando tradicionalmente la costera se prolonga hasta finales de octubre, unido al de especies como el bocarte o los alfonsinos supone, según palabras del gerente de Nueva Rula de Avilés, «un varapalo para todo el sector y abre un escenario de total incertidumbre».
La situación ha obligado a la flota de bonito a dedicarse a pesquerías como la pescadilla o la merluza que tradicionalmente retomaban en octubre, una vez concluida la costera. El problema es que estas especies también están sujetas a cuota, por que lo según Álvarez, las verdaderas consecuencias «llegarán en otoño. A ver qué se pesca entonces».
El cierre afecta especialmente a las lanchas artesanales, que tienen en el bonito una de sus mayores fuentes de ingresos del año. El gerente de Nueva Rula de Avilés advierte incluso de su «posible desaparición, lo que supondría la mayor aniquilación social que jamás se haya visto en el sector pesquero».
La costera comenzó el 11 de junio con la subasta en Avilés de 7.500 kilos capturados en aguas atlánticas por tres barcos, 'Esmeralda Tercero' 'Berriz Amatxo' y 'Nuevo Chisu' y con un récord, 300,2 euros por cada uno de los 122 kilos de la primera tina, un 50% que el tope anterior, 200,8 euros el kilo, establecido en 2016. A partir de entonces se sucedieron prácticamente a diario hasta el pasado día 27, cuando se celebró la última, 30.000 kilos capturados por el 'Gure Itxas Begi', 'Siempre San Pablo', 'Nuevo Mapei' y 'Verónica del Mar'. En total, fueron 243 desembarcos por parte de 76 embarcaciones asturianas, vascas y cántabras que faenan a la cacea, una arte selectivo y sostenible.
Pese al incremento de capturas y facturación Ramón Álvarez asegura que la rentabilidad ha sido menor que la de otros años debido a que «la concentración de las capturas en tan corto período de tiempo ha provocado un incremento notable de los gastos de explotación de la lonja».
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