-¿Cómo llegó al mundo de la hostelería?
-Por suerte o por desgracia llevo toda la vida en esto. Siempre trabajé como camarero, desde los quince años, hasta que un buen día me ofrecieron este local, en el tramo final de la calle de La Muralla. Estaba vacío, casi todo lo que había alrededor estaba cerrado y por la calle no pasaba nadie, pero tiré para adelante. Abrí la puerta el 10 de enero de 2007, en plena cuesta post navideña y al inicio de la crisis. Y aquí sigo.
-Uno de cada cuatro comercios que se abren en Avilés son de hostelería. ¿Hay pastel para todos?
-Generalmente cuando abre uno cierra otro. Algunos locales duran poco, pero siempre te quitan algo. Lo que sucede es que muchos entran en el mundo de la hostelería sin conocerlo y pensando que esto es fácil. Y para nada no lo es.
-Cuanto menos, duro sí que es.
-La hostelería requiere mucho esfuerzo y dedicación. Yo trabajo unas doce horas diarias, pero al menos desde hace unos años, desde que tengo hijos, cojo vacaciones, una quincena en julio, once días en octubre y cuatro en enero.
-¿Cuál es la clave del éxito?
-Trabajo, esfuerzo y buen trato con el cliente. Esto último es muy importante. Hay que echarle una sonrisa cuando entra por la puerta, que no cuesta nada. Muchos dicen que la clave es la suerte, y es verdad que sin ella no vas a ninguna parte, pero el cliente tiene que marcharse satisfecho, para que vuelva y se lo diga a otro.
-El pincho también ayuda.
-Ayuda y mucho. Es algo que el cliente exige, y cuando por algún motivo se te olvida ponerlo se marcha con cierto resquemor. Me pasa hasta a mí. El pincho es un detalle que siempre hay que tener, pero sin pasarse. Si das mucho gratis menos que vendes.
-¿Cuántos bares hay en Avilés?
-Muchos, como siempre ha habido. El problema es que antes estaban llenos y ahora medio vacíos. Cada vez salimos menos a la calle.
-¿Cómo marcha el verano para el sector?
-Va bastante lento, aunque gente por la calle sí se ve. Los que es verdad es que el turismo está creciendo. Cada vez se ve a más gente con mapa.
-¿Consume el turista?
-Sí, pero nada que ver con lo de antes. El español de ahora mira mucho por el dinero. Va al menú.
-¿Y el extranjero?
-El extranjero se estira un poco más, y es muy educado. El problema que tenemos en Avilés es que hay muy poco personal que hable inglés. Como mucho algunos lo chapurrean.
-Hoy anuncia su llegada un crucero. ¿Se nota?
-Personalmente nunca lo he notado, y estoy al lado del puerto. Los veo pasar por delante, pero poco más. Es que vienen con todo incluido, así que salvo casos contados, que quieren probar la gastronomía local como mucho se toman un café.
-El sector se queja de que tiene dificultades para encontrar personal.
-Y es cierto. Antes la gente trabajaba a barrer, pero ahora muchos jóvenes no quieren trabajar pese a que las condiciones laborales en este sector han mejorado mucho. Lo peor es que camareros como los de antes ya no se encuentran. Falta profesionalidad y formación.
-Se alega que las jornadas son maratonianas y el salario escaso.
-Ya no se trabaja a destajo, como antes. Hoy en día la mayoría de los camareros hacen sus ocho horas y se van, y el sueldo anda sobre 1.200 euros de nómina, más las propinas. Es lo que he ganado yo toda mi vida.
-Algunos clientes afirman que en líneas generales la calidad del servicio ha disminuido.
-No estoy de acuerdo. En Avilés se come muy bien, rico, de calidad, barato y abundante. Aquí las raciones escasas no se llevan. Otra cosa en que en algunos sitios muy concretos se maltrate al cliente, pero esos tienen los días contados.
-¿Qué opinión le merece la programación festiva del verano?
-Cada año se hacen más cosas y se plantean mejor. Lo único, que a la hora de hacer la programación tendrían que contar con nosotros, y no lo hacen. A fin de cuentas somos partes de las fiestas.
-¿Y la normativa de terrazas?
-Creo que en verano el Ayuntamiento no tendría que ser tan estricto. Si un fin de semana pones una mesa de más pues tampoco es tan grave. Es cuando se trabaja, de lunes a jueves no hay gente. Pero nos miran con lupa.
-El debate sobre la posibilidad de prohibir fumar en las terrazas está sobre la mesa.
-Cuando prohibieron fumar en el interior de bares y establecimientos las quejas de los fumadores, entre los que me incluyo, duraron tres meses y se apagaron. Al final todos nos acostumbramos salir a fumar al exterior. Admito que aunque sea una terraza al aire libre si las mesas están muy juntas puedes molestar al de al lado, pero también es verdad que la mayoría de los fumadores cada vez son más respetuosos e intentan evitar estas situaciones.
-Empresas como Uber han entrado en la elaboración y reparto de comida a domicilio. ¿Cómo afecta al sector?
-Pues no lo sé. En mi caso no vamos a entrar en ese negocio, no lo vemos.
-¿Qué aporta la Ucayc a la hostelería?
-La Ucayc es una marca consolidada que a lo largo del año organiza muchos eventos que gozan de bastante buena acogida: la semana de la tapa, los bocados, los sabores de plaza en plaza, los el vino de los famosos... Por cierto, en relación calidad-precio los vinos de Avilés son los mejores de Asturias.
-¿Qué mensaje envía a los asociados?
-Hay que trabajar duro y tirar por Avilés, que es de lo que comemos. Y en Avilés se come muy bien.
-Al margen de la hostelería el comercio local está de capa caída.
-Abrir un negocio es una aventura de riesgo. Entre lo que cuesta la licencia y lo que tardan en dártela... El Ayuntamiento tendría que mejorar esto, no es normal que tengas que esperar tanto tiempo. Y luego están los impuestos. Están por todos lados. Haces un poco de dinero y al principio del trimestre se te va, y si subes los precios la gente protesta. Si en Avilés cada día se ven más locales cerrados es porque la gente cada vez tiene más miedo a abrir un negocio por todo que hay que pagar.
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