El buque 'Severnaya Zemlya' cumple hoy tres meses retenido en el puerto

La espera continúa. Hoy jueves se cumplen tres meses desde que el Juzgado de lo Mercantil de Gijón dictase una orden de retención sobre el granelero ruso 'Severnaya Zemlya' a raíz de una denuncia por impago de una toma de combustible en Gibraltar por importe de unos 200.000 euros formulada por un despacho de abogados de Málaga. Desde entonces poco ha cambiado, salvo que la deuda no para de crecer al ritmo de 1.260 euros diarios en concepto de tasas portuarias. En total suman unos 315.000 euros, cantidad a la que aún habría que sumar las tasas de practicaje y remolcaje.

De 181 metros de eslora y 15.868 toneladas de arqueo bruto, el 'Severnaya Zemlya' continúa amarrado en el muelle de Valliniello, sin consignatario y a la espera de que el acreedor y el armador, la compañía rusa Murmansk Shipping, alcancen un acuerdo que no acaba de llegar. La tripulación, veintiún marineros y oficiales, sigue a bordo, si bien ha sido renovada parcialmente en las últimas semanas y al menos de momento no precisa ayuda exterior.

«Tienen dinero para comprar provisiones y sus necesidades básicas están cubiertas. Dentro de su difícil situación se puede decir que están bien», asegura Luz Baz, inspectora del Sindicato Internacional de la Mar, la ITF, que se mantiene contacto telefónico con la tripulación.

El buque también ha recibido agua así como el combustible necesario para mantener encendido el motor auxiliar y garantizar así el suministro de energía. Es una señal de que no ha sido abandonado por el armador, dado que hay que pagarlo por adelantado. Su antiguo consignatario asegura que la compañía y el acreedor «mantienen contactos» y se muestra moderadamente confiado en que la larga espera del 'Severnaya Zemlya' llegue a su fin «a lo largo del mes de septiembre».

El problema es que no es el único buque de 'Murmansk Shipping', en principio una empresa solvente, que se encuentra en una situación similar. El 'Zapolyarye', un buque prácticamente gemelo, permanece fondeado desde el 28 de julio en aguas de Ceuta debido a un conflicto laboral entre la tripulación y el armador por impago de salarios. Cargado con sal con destino a Gran Bretaña, su situación es aún peor. Al margen de que no está amarrado a puerto, Cruz Roja ya ha tenido que intervenir, si bien en los últimos días el armador ha suministrado a los veinte tripulantes comida y agua potable.

También se ha hecho cargo de repatriar a seis marineros cuyos contratos habían vencido y de sustituirlos por otros cinco, relevo que, al igual que en el caso del 'Severnaya Zemlya', la ITF interpreta como «un buen síntoma». Además se trata de dos barcos nuevos, construidos hace menos de diez años, modernos y plenamente operativos con un valor de mercado varias veces superior al de las deudas contraídas. Según la revista especializada 'Naucher' se deben a los problemas de liquidez que atravesaría la compañía como consecuencia de las fuertes inversiones realizadas en los últimos años en la compra o construcción de buques.

Capitanía Marítima recibió la orden de retención del 'Severnaya Zemlya' el 23 de mayo, cinco días después de que arribase a puerto procedente de Riga (Letonia) y cuando ya había descargado en el muelle de Raíces las 15.760 toneladas de carbón que alijaba en sus bodegas. Posteriormente fue trasladado al muelle de Valliniello por cuestiones de operatividad portuaria.

Su situación recuerda a la que en 2016 vivió el también ruso, 'Lyubov', aunque se prolonga más en el tiempo. Si entonces la orden de retención se levantó en menos de dos meses después de que el armador saldase la deuda de 120.000 dólares que mantenía con la tripulación, causa de la orden de la retención, el 'Severnaya Zemlya' lleva ya más de tres retenido sin que se perfile salida a corto plazo.