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A. SANTOS
AVILÉS.
Lunes, 5 de marzo 2018, 02:06
El Ayuntamiento lo ha intentando todo para luchar contra el vandalismo en el interior del edificio de la antigua Pescadería en la plaza de Santiago López. Es la tarjeta de visita para quienes acceden al Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer y al paseo de la ría, pero se ha convertido también en un lugar de reunión juvenil que casi siempre acaba mal parado. Si en los últimos años era el vandalismo el que actuaba sobre tabiques, vidrios de la rampa y paredes blancas, ahora que se ha redoblado la vigilancia vuelve a la carga el botellón a techo, sobre todo en este frío invierno que invita a resguardarse los fines de semana.
La estampa del sábado por la tarde era todo un poema. El espacio central y parte de las rampas parecían un 'botellódromo', o más bien los restos de una concentración de jóvenes, con basura de todo tipo esparcida por el suelo.
El protocolo establecido por la Policía Local desde que se instalaron cámaras de vigilancia es enviar a una patrulla cuando se ve una situación anómala, como ocurrió el último fin de semana de febrero. Los agentes acudieron a la antigua Pescadería, pero apenas tienen más margen de actuación que la mera disuasión para que los jóvenes abandonen el lugar si no están haciendo algo adecuado. Las brigadas de limpieza tienen que hacer el resto para que esa imagen de suciedad del acceso a la pasarela del Niemeyer dure el menor tiempo posible.
En los últimos años las quejas han sido constantes por los destrozos en las paredes, la rotura del pasamanos de vidrio de la rampa y el pladur, además de pintadas ofensivas y deterioro de la exposición fotográfica permanente en la que se recordaba el proceso de construcción e inauguración del Centro Niemeyer.
El Ayuntamiento invirtió el año pasado 5.344 euros en una serie de obras que fueron ejecutadas por las brigadas municipales. Se abordó la reparación de desconchones y zonas deterioradas del mortero en el exterior del edificio. En este apartado, que incluye la limpieza de canalones y bajantes, se invirtieron 2.484 euros. En el interior se añadieron otros 2.859 euros para ejecutar unas obras en las que lo más llamativo es la pintura de una franja inferior a modo de zócalo hasta la altura del pasamanos de un color que imita el color óxido de la pasarela que atraviesa el edificio en su exterior y que une la plaza del Pescado con el paseo de la ría y el centro Niemeyer.
A esta actuación se unió un nuevo pasamanos, también de color que imita el óxido y que evita junto al zócalo las frecuentes manchas que dejan las huellas del calzado sobre la pintura blanca cuando los jóvenes se apoyaban en la pared. También se reparó el pladur y se repintó todo el interior, además de instalar cámaras de vigilancia conectadas con el servicio de control ubicado en la comisaría de la Policía Local que permiten controlar de forma permanente lo que sucede en el interior de este recinto y acudir de forma inmediata cuando se producen los botellones que se están repitiendo en este frío invierno.
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