Dimitro y Anna, durante una de sus actuaciones en el Parque de Las Meanas de Avilés. LVA
Avilés

Anna, la violinista ucraniana que cambia de calle cada diez minutos

Asegura que se siente «acosada y humillada» por un vecino que la graba y llama a la Policía Local cuando toca en la vía pública en Avilés

Martes, 4 de febrero 2025, 07:36

Las vidas de los músicos ucranianos Anna y Dimitro cambiaron radicalmente hace ahora tres años cuando su país natal fue invadido por Rusia. Tras huir de la guerra, recalaron en abril de 2023 en Avilés y aquí es donde intentan tener una nueva ... vida tocando en la calle para sus nuevos vecinos. Anna tiene estudios superiores de música que le han permitido trabajar en el teatro, en una escuela de música y en cruceros, pero en España todavía no tiene regularizada su documentación y la búsqueda de ingresos para sobrevivir la ha llevado a tocar en calle con su marido Dimitro, guitarrista. Y estarían relativamente contentos si no fuera porque «hay un hombre que nos hace la vida imposible, nos acosa», asegura Anna. Esta persecución, en forma de grabación y llamada a la Policía Local, ha provocado que Anna y Dimitro, que habitualmente tocan en el Parque de Las Meanas o en la calle de La Cámara, no estén más de diez minutos en cada ubicación. De lo contrario, ya saben a lo que se arriesgan.

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«Es un agente inmobiliario. Está todo el día por la calle, parece que nos persigue. Nos graba con su móvil y llama a la Policía Local. Aunque toquemos muy bajito, viene a por nosotros. Nos sentimos indefensos y humillados», lamenta Anna con la ayuda del traductor de Google, que añade que a la espera de la convalidación de sus estudios, necesitan tener algún ingreso porque su marido tiene una discapacidad derivada de sus problemas de riñón y no puede desempeñar ningún trabajo físico. «Yo no sé hasta qué punto es legal que nos grabe en vídeo y lo suba a las redes sociales...», se pregunta

«Aunque toquemos muy bajito, viene a por nosotros. Nos sentimos indefensos y humillados», asegura la música

Ajenos a las preocupaciones del matrimonio, los avilesinos les dan algunas monedas e incluso se detienen a escuchar un momento la música que sale de su violín y su guitarra. Y para ellos tienen Anna y Dimitri palabras de agradecimiento porque, en general, es la tónica que se han encontrado en Avilés, aunque ahora su cotidianidad se haya visto alterada. Aunque lo que de verdad anhela es regularizar sus estudios con la confianza de que se le abran las puertas de un mercado laboral que, de momento, permanecen cerradas, también por la barrera del idioma que, poco a poco, tanto Anna como Dimitro van dominando.

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