Susana Gómez (Cee, La Coruña, 1974) fue ayer la protagonista de la antepenúltima charla de cuarta edición de las Jornadas de Montaña, Viajes y Aventura Comarca de Avilés que se celebran los lunes en la Casa de Cultura de Avilés. El hito ... de esta gallega afincada desde hace treinta años en la isla de Lanzarote fue nada más y nada menos que convertirse en la primera mujer española en culminar una de las pruebas de ultradistancia en frío extremo más duras del mundo: La Iditarod, de 565 kilómetros, en Alaska.
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Han pasado casi diez años, pues la competición tuvo lugar en 2015, y la gesta se mantiene, lo que da lugar a dos reflexiones. Por un lado, el mérito de la protagonista, y por otro, la ausencia de relevo. «Es extraño y lo he comentado estos días bastante con los organizadores de las jornadas, porque mira que en España hay buenos montañeros y montañeras y nadie se ha animado a participar en esa prueba. Es exigente, pero también una aventura para toda la vida», explica.
Susana comenzó a participar en pruebas de ultradistancia superados los treinta años, pero no fue hasta los cuarenta cuando se animó a probar fortuna en la nieve, a pesar de vivir en Lanzarote. «Entiendo que choque», sonríe. «No sabía ni esquiar, pero empecé a prepararme para ello, participé en la Border to Border, recorriendo en esquí de fondo 300 kilómetros de Finlandia, la Rovaniemi en Laponia (150 kilómetros)... y fue ahí donde me clasifiqué para la Iditarod, al conseguir la victoria. Fui para allí con un compañero de Lanzarote y la verdad es que fue una experiencia que nunca olvidaré».
No en vano, le dio hasta para escribir un libro, '565 kilómetros. El sueño de Alaska', en el que cuenta «todas las anécdotas de un viaje en el que lógicamente hubo de todo. Sólo éramos dos españoles, mi compañero y yo, que seguimos siendo los únicos en acabarla, cuando la prueba tiene, creo, 25 años, y desde cómo llegamos, hasta todo lo que pasamos allí, no tiene desperdicio».
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Acabar ya fue todo un éxito, si bien «físicamente y mentalmente iba preparada para todo. El 80% de mi cabeza me decía que la iba a acabar, porque no soy una persona de dejar las cosas a medias, pero era consciente de que ese 20% no dependía de mí. Una caída, una indigestión... cualquier cosa podía hacer que me retirara, pero afortunadamente los dos pudimos acabar».
A sus 50 años, una década después de conseguir la mayor gesta de su carrera deportiva, Susana se centra ahora en la bicicleta, con pruebas a sus espaldas como de Escandinavia a España. «Se entrena bien en Lanzarote y para el tiempo libre que tengo ahora mismo –mi hija es mi prioridad– es lo que mejor me viene. También lo disfruto mucho».
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