Avilés aprueba mañana sus ordenanzas fiscales en el marco de una caída de la recaudación

En los años de la pandemia tanto el IAE como el ICIO obtuvieron una recaudación exigua, en consonancia con la reducción, cuando no paralización, de buena parte de la actividad económica en todo el país. En 2022 las cosas se normalizaron, y el Ayuntamiento volvió a ingresar cantidades significativas por ambos, que superaron los 2,2 millones de euros en el caso del IAE en el caso del IAE y rozaron los 1,5 millones en el del ICIO. Sin embargo, la recaudación del último ejercicio cerrado, el de 2023, sufrió una importante merma en ambos casos, lo que denota una reducción de la actividad en la ciudad, toda vez que ninguno de los dos impuestos sufrió ningún cambio en ese año, y se mantuvieron las mismas bonificaciones que ya estaban en vigor en el año previo.

A la espera de ver si se concreta el anunciado IBI diferenciado para pisos que se encuentren vacíos o se demuestre que son objeto de un alquiler ilegal, el de Bienes Inmuebles, que grava la propiedad tanto de suelo como de edificaciones, se mantendrá sin cambios, lo mismo que el resto de impuestos que cobra el Ayuntamiento, y cuya recaudación real fue a la baja en todos ellos sin excepción el año pasado.

Resulta especialmente llamativo el caso de la plusvalía, que grava el incremento del valor de los terrenos urbanos, y que desde una sentencia del Tribunal Constitucional del año 2021 no puede cobrarse si una vivienda u otra propiedad inmobiliaria se vendieron por un precio inferior al de compra. La ordenanza se modificó el año pasado para adaptarla a esa normativa, y eso motivó que el balance final fuera negativo. En 2023 se reconocieron derechos por valor de 2,24 millones de euros, pero se anularon otros que alcanzaban los 2,26 millones, es decir, una diferencia negativa de algo más de 200.000 euros, muy alejada de los 3,1 millones que se había previsto ingresar cuando se redactaron los presupuestos municipales.

En el resto de impuestos las previsiones estuvieron más ajustadas, salvo en el IBI, donde se recaudaron 650.000 euros más de lo previsto, pero cerca de un millón menos que el año anterior. En el caso de la viñeta, los ingresos finales estuvieron unos 200.000 euros por debajo de lo recaudado en 2022, si bien los mayores desajustes se produjeron en los impuestos que gravan la actividad económica. Por el IAE se recaudaron 1,9 millones de euros menos de lo presupuestado, y 800.000 euros menos que en el ejercicio anterior. Mientras, por construcciones y obras, aunque los ingresos fueron ligeramente superiores, en 11.000 euros a lo previsto, se mantuvieron por debajo del año anterior en alrededor de 360.000 euros.

Habrá que esperar a que finalice el año y se haga la liquidación del presupuesto de este 2024, pero a priori cabría suponer que la línea general podría ser la misma. El gobierno municipal ha optado este año, una vez más, por contener los impuestos que cobra a los ciudadanos, con subidas en algunas tasas puntuales, como las de los aparcamientos subterráneos de la plaza de España y La Exposición, no así el de El Atrio, que mantendrá los precios, así como la recogida de basuras y el agua. Subirán también los precios de las actividades de las fundaciones de cultura y deportes, pero esto no tendrá una incidencia significativa en las arcas municipales.

Si quiere mantener el nivel de gasto, el Ayuntamiento deberá seguir buscando recursos económicos en otras administraciones, sobre todo mirando a Europa, cuyos fondos han supuesto un importante empuje balón de oxígeno para la economía local y, de hecho, el año pasado supusieron 7,2 millones de euros añadidos a un presupuesto que había ido ligeramente al alza respecto a años anteriores.