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CRISTINA DEL RÍO
AVILÉS.
Martes, 21 de abril 2020, 01:17
Pintan bastos para las fiestas del verano. El Gobierno central lleva días lanzando un mensaje que empieza a calar en los ciudadanos. Ya son pocos los que se imaginan en playas, terrazas o conciertos llenos de gente. Con un plan de vuelta ... a la normalidad aún por definir y, en cualquier caso, muy progresivo, el turismo, el ocio y la cultura serán los últimos sectores en ponerse en marcha, de acuerdo a lo avanzado el viernes por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Con este escenario sobre la mesa, algunas comisiones de festejos y asociaciones de vecinos han anunciado la cancelación de las fiestas que habitualmente organizan. Todas estas tienen algo en común: son las más próximas en el calendario a la fecha actual. Las más lejanas se resisten a dar carpetazo a unos programas ya diseñados y apalabrados, a falta de contratos firmes. Nadie las tiene todas consigo, aunque se trata de mantener el optimismo.
El Festival Celsius, por ejemplo, continúa anunciando nuevas visitas a su próxima edición en la segunda quincena de julio. Jorge Iván Argiz, coorganizador del certamen, asegura que están acostumbrados a trabajar en la cuerda floja. Este año es la pandemia del coronavirus, pero siempre está la financiación y las eventualidades de última hora de las que ningún festival está exento. Por eso, «no podemos esperar a que las agendas de los autores estén llenas, nosotros estamos trabajando al doscientos por cien pensando en hacer el mejor Celsius posible y si luego no se puede, no se puede, ya pensaremos otras fórmulas», explica.
Tienen todo comprometido «porque un festival como este no se hace en quince días», pero no cerrado. Por ejemplo, no han comprado aún los billetes de avión y las reservas de habitaciones en los hoteles están a expensas de que estos vuelvan a abrir.
Mejores perspectivas tiene el Festival del Cómic, en septiembre, detrás del que también está Argiz. «En teoría esos dos meses de diferencia en el calendario pueden marcar una diferencia, de todas formas, yo me preocupo por lo que puedo controlar y no tanto por lo que no puedo controlar» o, dicho de otra manera, «quiero tener preparado el mejor festival posible ya que yo no puedo controlar la evolución de esta enfermedad».
La asociación de vecinos El Marapico, de Villalegre, ha confirmado la cancelación de las fiestas de El Puchero, previstas a partir del 29 de mayo. Estaban en la selección de la pareja protagonista del Rito del Beso cuando el Gobierno decretó el estado de alarma. «Justo estábamos hablando con el Ayuntamiento y las orquestas, y ahí se quedaron las gestiones. Nuestras fiestas son las primeras de la temporada y parece bastante evidente que no se van a dar los requisitos para llevarlas a cabo, así que no vamos a malgastar esfuerzos», explica Patricia Leyva, presidenta de la asociación.
Lo que sí tiene bastante claro es la «necesidad» no solo económica sino vital de «organizar algo» cuando las aguas vuelvan a su cauce. «No pienso en unas fiestas de cinco días porque llevan su trabajo, pero algo tendremos que hacer para ayudarnos entre todos porque el verano que querríamos nos lo han quitado», se lamenta.
Al igual que El Puchero en Avilés, en Castrillón se han cancelado la feria de San Isidro y la fiesta del socio de la Asociación de Jubilados de Piedras Blancas (mayo), las fiestas de San Juan de Nieva (finales de junio) y las de Piedras Blancas (principios de julio). En Corvera no se celebrará ni la Jira al Pantano del 1º de Mayo ni el Festival Risas Mágicas, también en mayo, o las fiestas de San Pelayo de Trasona (julio). Oficialmente no se ha suspendido la Hoguera de San Juan, el 24 de junio, pero todo parece indicar que correrá la misma suerte que las anteriores.
Como ya publicó este periódico, la concejala de Festejos de Avilés, Yolanda Alonso, no da nada por cancelado y trata de mantenerse positiva. Las fiestas de San Agustín están prácticamente cerradas, a la espera de firmar los contratos. Al igual que otro de los grandes certámenes de la comarca, el festival Surf, Music and Friends de Salinas, tal como había contado su responsable Carlos Meana a este diario. Caso distinto es el del Longboard, cuya celebración en julio está en el aire.
Porque si bien solo media un mes o menos para el grueso de las celebraciones, en agosto parece que todavía se guarda una esperanza. Juan Luis Casas, por ejemplo, tiene todo cerrado para al Festival Intercéltico, a la espera de «directrices». «Estamos optimistas porque hace falta que no se nos muera la vida», resume el promotor de la cita festiva.
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