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EVA HERNÁNDEZ
Lunes, 4 de octubre 2021, 01:35
Una pareja de ostreros sobre las rocas, un martín pescador intentando hacerse con alimento o una garceta correteando, son algunas de las aves que se pueden ver desde el observatorio de San Balandrán en la ría de Avilés. Con motivo del Día Mundial de las ... Aves Migratorias el próximo día 9, el Grupu d'Ornitoloxía Mavea dirigió ayer una charla en el área de naturaleza de San Balandrán en la que se detalló este proceso de migración de algunas aves y la importancia de esta localización en este transcurso.
«La ría de Avilés es buena para este proceso porque, a pesar de los peores momentos de contaminación, tuvo la Ensenada de Lloredo que permitió a las aves adultas y jóvenes, que aprendieron de ellas, que este es un lugar para descansar y comer», explicaba el ornitólogo, César Álvarez indicando que «de lo que se alimentan son almejas, llámparas, almejas, ostras» entre otros.
Dentro del área de naturaleza donde se impartió esta charla, el equipo de Mavea tiene decorada la estancia con algunos de los restos de seres vivos que han ido encontrando en la zona con los que César Álvarez trazó un recorrido por la fisionomía de las aves, destacando los picos de diversas especies. «El más grande de los que tenemos son los de los Alcatraces», señalando que «es espectacular cuando salimos en barco y vemos cómo se lanzan en picado, pero también se pueden ver en la bocana de la ría cuando la mar está revuelta y ellos están migrando». Como anécdota, el monitor explicó que «los marineros en la posguerra se lo comían, porque como tienen esta manía de tirarse en picado clavaban una sardina en un madero para atraparlos». Otros picos de los que se hablaron fueron los de las gaviotas, «sus picos son ganchudos, comen entre otras cosas carroña», aunque «son animales muy inteligentes que aprenden por imitación, estamos viendo cómo han aprendido a coger los mejillones y tirarlos contra la carretera para romperlos».
A parte de las aves, el ornitólogo también comentó el proceso de migración de algunas mariposas como la atalanta, sosteniendo que «la semana pasada hubo una cantidad asombrosa de estas mariposas en Avilés». Cuando termina el verano en los países nórdicos se mueven hacia el mediterráneo aprovechando los vientos de cola y aunque «su viaje suele tener lugar en octubre, este año se han adelantado» algo que «puede deberse al cambio climático».
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