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J. F. GALÁN
AVILÉS.
Martes, 21 de mayo 2019, 02:15
Escritora, cineasta y ministra de Cultura entre 2009 y 2011 bajo gobierno de Rodríguez Zapatero, Ángeles González-Sinde (1965) protagoniza el jueves el ciclo 'Palabra' del Niemeyer. Hablará de su última novela, 'Después de Kim', la historia de un matrimonio británico divorciado hace décadas que ... tras la violenta muerte de su hija viaja a España a esclarecer el crimen y en busca de su nieto, cuya existencia ignoraba. El acto comenzará a las ocho de la tarde y las entradas están disponibles al precio de un euro.
-¿Es una historia de amor o de desamor?
-De las dos cosas, y también de reconciliación y de amistad. La historia sigue todo el proceso de un matrimonio británico. Tienen setenta años, llevan treinta divorciados y no mantienen ninguna relación, y cuando reciben la noticia de que su hija ha fallecido se dan cuenta de que ninguno estaba en contacto con ella y tienen que volver a convivir hasta que se esclarezca el asunto.
-¿Es posible recuperar la amistad después de una ruptura tan larga?
-Es la hipótesis que me propuse cuando empecé a escribir esta novela. Me preguntaba qué queda de un matrimonio cuando se ha separado y se lleva mal, qué queda de aquella convivencia. Algo tiene que quedar. Si dos personas estuvieron juntas durante quince años tampoco podían estar tan equivocados.
-¿Es un alegato contra la violencia machista?
-Cuando arranca tiene todas las trazas de ser un caso de violencia machista, pero es más complicado. Intervienen otros factores, como la desaparición del nieto.
-¿Qué sentimientos afloran?
-Dolor, amor, escapar a la soledad... Son un matrimonio mayor separado que a través de este viaje encuentran una nueva oportunidad. Tiene una parte triste, melancólica, pero hay otra muy luminosa.
-La familia es un tema habitual en su obra ¿Por qué?
-Tanto en el cine como en las novelas me interesa hablar de la familia, el ámbito, junto con el trabajo, en el que transcurre la mayor parte de nuestra vida. Kim era una hija difícil. Rompió por completo la relación con sus padres, y eso es algo que me llama la atención. ¿Cómo puede alguien cortar la relación con su familia? No es fácil, como tampoco lo es permanecer siempre a su sombra.
-Está preparando la adaptación al cine de 'El comensal' ¿El terrorismo de ETA ha dejado de ser un tema tabú?
-Afortunadamente así es. Antes del fin de ETA, quien hablaba de estos asuntos corría muchos riesgos, hasta se jugaba la vida, pero ahora los ciudadanos tenemos muchas ganas de saber qué fue lo que pasó.
-¿Cómo ve el actual panorama político?
-Estamos en un momento muy importante en el que entran partidos nuevos en el Parlamento con fuerza, en el fin del bipartidismo. Las cosas ya no son como las conocíamos hasta ahora. En estas elecciones nos jugamos mucho, sobre todo a nivel europeo. Quizá no seamos conscientes de que las decisiones que se tomen en Bruselas van a influir en muchos aspectos importantes de nuestro día a día. Creo que todos estamos viviendo este momento político con preocupación pero al mismo tiempo con esperanza.
-¿Hay violencia en la política?
-Veo que el enfrentamiento es cada vez más duro, más áspero, y que no se concede tiempo para la reflexión. En un contexto tan agresivo legislar resulta muy difícil.
-No hay bipartidismo, pero hay dos bloques.
-No es lo mismo. No tener mayoría absoluta obliga a gobernar de manera distinta, a negociar. Quizá por eso las campañas están siendo más agresivas. Parece que quien grita más es el que más va a llamar la atención de los votantes. Ahora hay mucha política espectáculo.
-¿Cómo valora su etapa como ministra de Cultura?
-Fue una etapa muy enriquecedora en lo personal y en lo intelectual. No me arrepiento de nada, pero si volviera atrás haría las cosas de manera distinta.
-¿Alguna espina clavada?
-Yo soy más de pensar en qué he dejado pendiente que en lo que he hecho. Por ejemplo, me hubiera gustado prestar más apoyo a los museos pequeños y haber conseguido más estabilidad para la danza, que necesita mucha ayuda. Hay muchas cosas que si hubiera tenido más tiempo o más oportunidades quizá hubiera hecho de otra manera
-Usted ha dado nombre a una ley, a Ley Sinde. ¿Falta conciencia para actuar contra la piratería?
-No solo es cuestión de conciencia. Los que tienen en su mano la capacidad de aplicar las reglas del juego son las empresas tecnológicas y de telecomunicaciones. Cuando se ponen de acuerdo la piratería desciende. Creo que gracias a toda la polémica que se generó en mi etapa como ministra ahora hay más conciencia social y que gracias también a la ley se está avanzando para bien. Al disminuir el negocio ilegal el legal ha podido crecer.
-¿Echa de menos la política?
-En absoluto. Siempre me he dedicado a la escritura, el cine y la televisión. Es ahí donde encajo bien, donde puedo realizar el mejor trabajo.
-¿Volvería a ella?
-No. Creo que desempeñar un cargo público es algo temporal en el que no uno debe estancarse.
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