Alu Ibérica recorta en 80 millones de euros su plan industrial para la planta de Avilés

Así, la primera sorpresa es cómo el plan industrial y que, según la propia empresa se encuentra actualmente bajo una revisión, reduce las inversiones en unos 80 millones de euros. Frente a los 150 millones de euros de inversión para Avilés que se manejaba el pasado mes de octubre, ahora la empresa deja la cantidad en 70 millones de euros. En La Coruña, la inversión se limita a 80 millones según figura en el apartado de la web dedicado a cada fábrica.

En el apartado de 'Estrategia industrial', la publicación mantiene la cifra de 150 millones de euros, pero que saldría de la suma de los proyectos industriales de ambos emplazamientos, Avilés y La Coruña. También es cierto que en las primeras reuniones nada más tomar el control, lo directivos del Grupo Riesgo ofrecieron perspectivas más abultadas.

Los planes de inversión también llaman la atención por los retrasos que comienzan a acumular. A partir de 2022 debería comenzar la segunda fase del plan industrial con mejoras logísticas en el puerto de Avilés sin que, hasta el momento, exista constancia de que hayan comenzado los trámites de unos procesos de gran complejidad administrativa y que se alargan varios meses.

Es más, el presidente de la Autoridad Portuaria de Avilés, Santiago Rodríguez Vega, confirmó que «no sólo no nos han presentado ningún tipo de propuesta, sino que no abonan las tasas de ocupación de sus muelles, por lo que hemos pasado a solicitarlas por la vía de apremio». La morosidad con las tarifas no es exclusiva de Avilés, sino que también se produce en el puerto de La Coruña.

En el apartado de directivos, lógicamente, se ha caído José Pulpeiro, el consultor que este mes cesó su colaboración con la empresa. Se incorpora Jon Pinedo, como director financiero, y se mantienen Gerwin Smaal y Karsten Pronk aunque ninguno de los dos en sus currículum citan a Alu Ibérica para nada ni han sido vistos en las plantas, lo que no sucede con su director de Recursos Humanos, Francisco de Francisco, o Henny Haisma, la jefa del departamento de atención al cliente y logística.

Otro detalle que llama la atención es la ausencia de los verdaderos hombres fuertes de la gestión. El director general de la empresa, David Doménech, nombre que suele usar Víctor Rubén Doménech, ni el abogado Luis Losada Gómez, administrador único de la sociedad que gestiona Alu Ibérica.

De igual manera, en el apartado de alianzas estratégicas no aparece ninguna referencia acuerdos que, en su momento, anunció la compañía como un gran avance como fue la relación con Traxys Europa para la comercialización de la producción y la compra de materias primas. Tampoco se refleja los compromisos con la ingeniería noruega Hycast para la modernización de ambas plantas. Otro capítulo que aparece vacío, sin ninguna referencia es el de accionistas, aunque prefieren utilizar el término inglés: «shareholders».

En la descripción de la planta de Avilés se presenta un escenario que nada tiene que ver con la realidad que viven los trabajadores que acuden a diario. Así se afirma que la planta «afronta ahora un aumento sostenido de la producción. Un crecimiento que se potenciará con las sucesivas fases del plan industrial», cuando la realidad es que se encuentra en mínimos históricos y sin que la falta de producción en San Ciprián, por casi tres meses de huelga, y La Coruña, sin fundir desde diciembre, haya provocado un aumento de la actividad en Avilés para atender las demandas del mercado. Y aunque es evidente la existencia de una crisis, el aluminio primario sigue teniendo usos con demanda, por lo que cabría esperar más actividad.

También aparecen otros datos curiosos, como datar en 1959 el inicio de la actividad industrial del aluminio en Avilés cuando la noticia de la fundación de la Empresa Nacional de Aluminio (ENDASA) se conoció en 1945 y la actividad productiva comenzó a lo largo de 1948, once años antes de lo que señalan los herederos de la empresa que comenzó en la margen derecha de la ría.