La reinserción de un asesino entre fogones

Se cumplen tres años del último crimen que conmocionó a Avilés, el asesinato de Paloma Barreto, una mujer transexual de 38 años y de nacionalidad brasileña a la que apuñalaron hasta en quince ocasiones en un piso del número 61 de la calle de La Cámara en el que practicaba la prostitución. Su asesino confeso es su compatriota Alisson Luis de Oliveira, de 26 años, que no olvida lo que ocurrió aquella trágica tarde de septiembre de 2019.

Ni olvida ni tampoco se explica cómo llegó a cometer un crimen del que se arrepiente, según ha asegurado siempre su abogada, Salomé Miranda, que es de las pocas personas que mantiene contacto periódico con él en el Centro Penitenciario de Asturias, donde está preso desde que fue detenido en León, 48 horas después de cometer el asesinato de Paloma Barreto.

El arrepentimiento no borra el crimen que cometió, pero Alisson trata de reformarse y parece que está aprovechando su paso por prisión para transformar una vida que aspira a retomar una vez vuelva a estar en libertad. La pena que deberá cumplir es de quince años en prisión, de los que lleva cumplidos tres, y otros diez de extradición en su país de origen, Brasil.

Según explica su abogada, «él tiene en mente pedir la extradición cuanto antes porque quiere volver a su país, donde está su familia, pero mi recomendación como abogada es que al menos deberá esperar hasta que cumpla los primeros ocho años de la pena, entonces se podrá estudiar esa posibilidad», reconoce Salomé Miranda.

El otro beneficio al que se pretende acoger Alisson De Oliveira son los permisos penitenciarios para empezar a salir de la cárcel periódicamente. Esta es una opción que su abogada también ve lejana por el momento, «todavía lleva poco tiempo preso para que se computen los años de pena, habrá que esperar un poco más», considera Miranda.

Esperar. Eso es lo único que puede hacer el asesino de Paloma Barreto en prisión, pero sin duda Alisson está aprovechando el tiempo todo lo que puede, con el objetivo de reinsertares. El año pasado decidió presentarse al examen de Educación Superior Obligatoria (ESO), una prueba para la que se preparó durante varios meses. Ahora ha dado un pasó más y su buen comportamiento le ha permitido empezar a trabajar en la cocina del centro penitenciario, donde ha encontrado una nueva vocación.

Según explica su abogada, «es algo que empezó hace unos meses, entró como ayudante de cocina y me consta que le gusta. Es bueno que lleve a cabo este tipo de actividades, que fuera tal vez no habría tenido la oportunidad de desarrollar».

Entre los fogones, preparando la comida y sirviéndosela a diario a sus compañeros de prisión, Alisson trata de mantener la mente ocupada y dejar atrás los recuerdos de un pasado negro que le llevó a acabar con la vida de su compatriota Paloma Barreto en un piso de Avilés en el que nunca debió entrar.

Cabe recordar que asesino y víctima mantenían una relación de amistad. Ambos son originarios de la misma ciudad brasileña, Porto Alegre, y en una vez establecidos en España residieron juntos en Alicante hasta unos pocos días antes de que se cometiese el crimen.

Tres años después del asesinato todavía no se ha revelado lo que motivó a Alisson a acabar con la vida de Paloma Barreto. En un principio él negó el crimen, pero las pruebas incriminatorias eran tan apabullantes que acabó confesándolo, algo que le sirvió para rebajar su pena.

Alisson siempre negó categóricamente que se tratase de un crimen pasional o que mantuviesen una relación sentimental con Barreto. Los amigos de ambos a los que se tomó declaración tras el homicidio corroboraron esa versión, pero a día de hoy nadie ha sabido explicar lo sucedido. Puede que algún día se sepa la cruda verdad, por el momento Alisson trata de reinsertarse en prisión y ya piensa en una nueva vida lejos de Asturias.

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