Secciones
Servicios
Destacamos
Rosa Fuentes
Avilés
Sábado, 14 de diciembre 2024, 01:00
Trabajar por cuenta propia lleva consigo una carga de responsabilidad que no siempre tiene recompensa. Sin embargo, las 36 personas que ayer fueron homenajeadas por la UCAYC en el salón de recepciones del Ayuntamiento no mostraban ningún síntoma de arrepentimiento por haber dedicado una gran ... parte de su vida al comercio y a la hostelería sino todo lo contrario. Emoción, satisfacción y agradecimiento fueron los pilares sobre los que en su mayoría se apoyaron para superar las dificultades.
Todos tienen una historia propia y se sentían felices por poder contarla y compartirla.
Ángel Ramón González Iglesias trabajó en la tienda de decoración Diavi, un negocio familiar en la calle la Cámara, durante 45 años y sin relevo generacional. «Fue toda nuestra vida y me encantó el trabajo», aseguró. Una vez jubilado, se encuentra «muy bien sin trabajar porque «se agradece mucho no tener preocupaciones, levantarte y no estar pensando en lo que tengo que hacer». El recuerdo de sus clientes es «muy agradable».
Las lágrimas de Dely Ovies Fernández estaban a flor de piel. Tuvo su propia mercería durante «muchos años» en Luanco hasta que se jubiló después de la pandemia por enfermedad. Ella también se encargaba de una tienda de jardinería en la que trabajaba su hermana que falleció. «Yo seguí allí como pude, con mucho esfuerzo, pero muy contenta». Sobre todo, «vendí lana porque antes se hacían muchas labores».
Sentada en segunda fila, Eladia Agromartín comentó que tuvo una librería en Los Campos y después una tienda de alimentación en Las Vegas, donde se jubiló tras veinte años al frente. «Me fue muy bien, muy contenta» y contó con orgullo que no cerró porque «se quedó con ella mi empleada y todavía sigue ahí». Ayer estaba satisfecha con el homenaje porque «los autónomos siempre estamos un poco dejados, se agradece que se acuerden de nosotros».
Mari Cruz Rodríguez Sánchez trabajó en la tienda de regalos y complementos El Baúl, en Las Meanas, cerrada tras su jubilación. Fueron 42 años que resumió como «de una etapa muy bonita y muy feliz porque llegas a ser como amigos con los clientes». En general, «fuimos sorteando las épocas malas», y ahora «me siento bien, tranquila, estoy completamente libre».
El último homenajeado fue el bar Casa Chistoso de Valliniello que ya ha cumplido cien años. Lo fundaron en 1924 Marcelo Álvarez y María González, abuelos de Ana que lleva las riendas de 1994 con la ayuda de su hijo Adrián. Sus primeros clientes son trabajadores de la zona y las tardes recibe a los vecinos.
Todos los presentes escucharon las palabras del presidente de UCAYC, José Manuel García, quien pidió «más apoyos porque generamos miles de empleos de calidad y hacemos los barrios más habitables». Manifestó que la tarea de seguir apostando por estos negocios «compete a todos, administraciones, empresarios, trabajadores y clientes». También de esta asociación, Javier Rey apostó porque las calles «no se vacíen de comercios».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.