Adiós a la primera torre de carbones de baterías

«3, 2, 1...¡fuego!». Esa fue la secuencia que en la mañana de ayer dio paso a una impresionante explosión controlada que se oyó varios kilómetros a la redonda y que sirvió para derribar en cuestión de segundos la primera de las tres torres de carbones del parque de baterías de cok de Avilés. Dos semanas después de que Sepides volase la primera de las cinco chimeneas, ayer se continuó con el desmantelamiento del complejo industrial con la demolición de una estructura que medía cerca de ochenta metros de altura y contaba con un peso aproximado de 6.000 toneladas de hormigón y cuatrocientas de hierro.

La voladura de la torre número tres se produjo a las diez de la mañana con una puntualidad inglesa y un equipo de seguridad formado por decenas de operarios. La torre se vino abajo en unos cinco segundos de forma lateral, partiéndose a dos tercios de su altura y quedado en pie parte de la estructura inferior que ahora se tendrá que demoler y retirar con maquinaria pesada. Los restos serán analizados para comprobar que no existen contaminantes y en tal caso reutilizar los materiales.

En el entorno de baterías volvió a haber una enorme expectación de curiosos y vecinos que quisieron presenciar en directo e inmortalizar la demolición de esta torre, una estructura que entró en funcionamiento en 1956, fue diseñada por el ingeniero alemán Oscar Weber y durante décadas sirvió como silo para almacenar unas 3.000 toneladas de carbón con el que luego se cebaban los hornos del complejo industrial.

Esta construcción fue planteada acorde a los parámetros de la arquitectura del Movimiento Moderno, predominando un sentido práctico acorde a su uso industrial, pero sin dejar de lado una clara voluntad estética que ahora se desvanece y deja tras de sí un paisaje que cada vez dista más de la estampa histórica que ha definido Avilés desde mediados del siglo pasado.

El proceso de desmantelamiento de la planta para avanzar en la urbanización del suelo para crear el polígono PEPA2 continuará el próximo fin de semana con la voladura de las cuatro chimeneas que quedan en pie, y que se derribarán al unísono en una secuencia controlada. El fin de semana del 22 de octubre se procederá a derribar las otras dos torres de carbones que hay en el complejo y será el 5 de noviembre cuando se instalen los explosivos alrededor de uno de los dos gasómetros para su voladura, una operación mucho más delicada que obligará a perimetrar un radio de un kilómetro a la redonda.