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c. del río
Avilés
Viernes, 9 de julio 2021, 01:44
El administrador de una consultoría que estuvo alojada en el centro de empresas La Curtidora reconoció ayer haber utilizado «para uso propio, no para quedármelo» los 53.000 euros que le confiaron dos clientes para invertir en Letras del Tesoro de los Estados Unidos. ... En el juicio celebrado en la Audiencia Provincial por un presunto delito de estafa por el que afronta una pena de cárcel de seis años, aseguró que una de las partidas que le entregaron llegó a invertirla pero, una vez que recuperó el dinero, resolvió usarlo para asuntos propios porque tenía «varios problemas», en concreto «deudas con otras personas». Además de los seis años de cárcel que le pide la representación letrada de los clientes, se enfrenta a una responsabilidad civil por el valor del dinero estafado y al abono de una multa de 4.320 euros. Al parecer, no es la única causa abierta por estas características que tiene pendiente.
En la vista oral celebrada en la Sección Tercera, uno de los estafados explicó que conoció al consultor en la cafetería de La Curtidora, donde ambos tenían alquilados sendos despachos para sus negocios. Progresivamente, se fueron conociendo y hablando de sus respectivos negocios y así se fue enterando de las condiciones y rentabilidades de invertir en Letras del Tesoro de Estados Unidos. Reconoció que desconfiaba al principio pero más por desconocimiento del mercado que por otra cuestión. «Yo tenía un poco invertido en criptomoneda, pero no me dedico a ello», pero conforme fue enterándose de algunas inversiones previas de terceros que el consultor le había referido así como el hecho de que tuviera una empresa constituida y también al apreciar que era «exigente» con sus clientes, «lo que no me extrañó porque era autónomo», se fue convenciendo de que estaba ante un profesional con garantías.
No obstante, fue su hermano el que antes le confió su dinero. «Mi hermano sí invierte mucho en acciones y está en ese mundillo. Después de que le hubiera entregado varias cantidades, me dijo que todo había ido bien», pero como le aclaró a la fiscal, eran más bien las impresiones por haber firmado unas órdenes de compra que, a la postre, no eran más que papel mojado.
En ambos casos, cuando los hermanos le reclamaron los 20.000 y los 33.000 euros que respectivamente le entregaron solo recibieron «largas», incluso «llegó a enviar el justificante de que había hecho la transferencia del dinero a la cuenta».
Confianza de los clientes
El acusado, que solo tiene estudios de Secundaria, aseguró que nunca se presentó como «asesor financiero sino como consultor» y rechazó confirmar si tenía más procedimientos similares abiertos. Usó el derecho a la última palabra para disculparse.
La Fiscalía vio ratificado tras las declaraciones el contenido de su escrito de acusación por un presunto delito de falsedad en documento mercantil en concurso con estafa por el que solicita cinco años de cárcel, uno menos que la acusación particular, ejercida por Santiago Martínez. En la cuantía económica a satisfacer sí coinciden. Martínez subrayó que el acusado «se ganaba la confianza de los clientes» y «fingía ser un consultor a pesar de no tener ni experiencia ni estudios», pero, a raíz de las preguntas realizadas en el plenario, pidió no culpabilizar a los clientes por no haber investigado a la empresa.
La defensa cree que solo hubo una estafa básica, por lo que pidió seis meses de cárcel.
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