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Los avilesinos llenaron los espacios públicos. En la imagen, la calle San Francisco.
Comida en la Calle de Avilés 2017 | Una Comida en la Calle de Guinness

Comida en la Calle de Avilés 2017 | Una Comida en la Calle de Guinness

La cita estrella de las fiestas de El Bollo consigue reunir a 11.836 comensales a la vez frente a las 9.450 personas de la ciudad mexicana de Metepec

FERNANDO DEL BUSTO

Martes, 18 de abril 2017, 01:01

Ya es oficial. La Comida en la Calle de Avilés es la más numerosa del mundo. Así lo certificaron ayer cinco notarios que, desde las 14.45 horas y durante casi una hora recorrieron la ciudad para registrar la cifra de 11.836 comensales, batiendo así el récord mundial que se encontraba en manos de la ciudad mexicana de Metepec (9.450).

La alcaldesa, Mariví Monteserín, anunciaba el resultado pasadas las cuatro de la tarde por la megafonía. Los romeros situados en la plaza de España aplaudían al celebrar la buena noticia. «Esto es síntoma del buen ambiente de la ciudad, del buen rollo de Avilés», aseguraba la alcaldesa, que hace veinticinco años lanzaba la idea de organizar la Comida en la Calle. «No pensaba que íbamos a llegar a esto», confesaba. En esa primera edición, la cita congregó a 2.870 pioneros. «Ha valido la pena», aseguraba ayer Monteserín recordando las duras críticas lanzadas entonces y que hoy provocan una sonrisa.

Cinco de los seis notarios con plaza en Avilés realizaron el registro de los comensales. Fernando Ovies, Arturo Ezama, Luis Sobrino, Carmela Noguera y Juan Álvarez recorrieron las calles con un contador manual para registrar las personas sentadas en la mesa. Problemas de agenda impidieron la presencia de su compañero Tomás Domínguez.

Los notarios distribuyeron el casco histórico en cinco grandes zonas: la plaza de España-Rivero; La Fruta-Cabruñana-San Bernardo; San Francisco-Galiana y Parque de El Carbayedo; Sabugo y La Ferrería, plaza de Carlos Lobo y Hermanos Orbón. «Era la única forma de hacerlo, con uno sólo hubiese sido imposible», explicaba Fernando Ovies al terminar el recuento. Los cinco notarios calificaron el encargo como «inusual», si bien alguno ya tenía experiencia en pruebas similares. El mismo Ovies recordaba haber certificado el multitudinario escanciado de sidra en Gijón.

El recorrido comenzaba sobre los tres menos cuarto y se alargaba durante una hora. Cada notario iba acompañado por integrantes de Gustatio, la consultora que asesoraba al Ayuntamiento. Los notarios utilizaron un contador manual para registrar a los comensales. Tan sólo excluían a las personas sentadas en terrazas hosteleras y los niños que ocupaban un carricoche o sillita. Todo aquel que se sentase en la mesa a comer era contabilizado.

Lo cierto es que la idea del récord había calado entre los comensales. En más de una mesa, los periodistas, por eso de las libretas, eran confundidos con notarios. «Apunta a dos, que están en el baño», «espera, que voy a la mesa»... En una celebración proclive al caos como es esta, la impresión es que este año los participantes respetaron más los horarios para sentarse en la mesa y vivir la fiesta.

Después de un recorrido sin apenas detenerse, los notarios regresaron a la plaza de España. A las cuatro menos cinco de la tarde ya se sabía que el récord de comensales se había superado. Con tres de los cuatro notarios en El Parche se superaban los 10.000 comensales. Tan sólo faltaba redondear la cifra que, finalmente, quedaba en 11.836 personas.

En la distribución por zonas, la calle de La Fruta, Cabruñana e inmediaciones aportaron 1.824 comensales; San Francisco, Galiana y El Carbayedo, 3.469; El Parche y Rivero, 2.217 ; Sabugo, 1.617 personas y Carlos Lobo, La Ferrería y Hermanos Orbón, 2.709. Cada notario elaborará un acta parcial de su recuento y en conjunto se firmará un acta general para remitir a la entidad que certifica los récords mundiales junto con un dossier de prensa y vídeo.

Sin duda, el buen tiempo facilitó que se registrase una marca que se encuentra acorde con la participación de años anteriores. Ayer, ningún miembro del equipo de gobierno ocultaba su satisfacción. Entre las más exultantes se encontraba la concejala de Festejos, Ana Hevia, que ya se fijaba el objetivo de volver a batir el récord en próximas ediciones.

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