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El artista y músico Mario Gómez Franco ayer, dibujando con Tilt Brush en el Niemeyer.
Un lienzo infinito en tres dimensiones

Un lienzo infinito en tres dimensiones

El Niemeyer acogió ayer una demostración de dibujo virtual con gafas de Google

RUTH ARIAS

Viernes, 4 de noviembre 2016, 04:57

Seguro que alguna vez han imaginado que podían pintar algo a mano alzada en el aire, creando una figura tridimensional con la que poder encontrarse cara a cara. Los lápices de impresión 3D comenzaron a aproximar esa idea a la realidad, pero tienen la desventaja de que hay que esperar a que se seque el filamento, lo que convierte el dibujo en una laboriosa tarea. Ahora, el programa Tilt Brush de Google ha comenzado a conseguir unos resultados mucho más impresionantes, eso sí, todo en realidad virtual, solo apreciable en toda su plenitud con las gafas VR de Google.

Gracias a este dispositivo es posible sumergirse en un universo que uno mismo va creando mediante brochazos de diferentes formas, desde el clásico pincel a llamaradas de colores, que va trazando con un mando que sujeta en la mano. El trazo se queda flotando en el aire, y se puede caminar alrededor de él y verlo desde todos los ángulos, aproximarlo, alejarlo, aumentarlo, disminuirlo...

La demostración de todo esto la realizó ayer en el Centro Niemeyer la empresa Realidad Virtual Gijón, dentro del programa de la Semana Impulso TIC. «Las aplicaciones no son solo lúdicas», asegura su gerente, el informático Nacho Junquera. De momento es una tecnología casi incipiente, con menos de un año de vida, pero ya ha comenzado a utilizarse, por ejemplo, en centros sanitarios, para animar a pacientes de larga estancia. «Ayuda a sacarles del ambiente hospitalario y, como todas las experiencias en realidad virtual, libera endorfinas y ayuda a suprimir o paliar el dolor», cuenta Junquera.

Hay muchos sectores que ya están mirando al Tilt Brush con ojos golosos. Unos son los diseñadores de moda, que podrían pasar de hacer bocetos en un papel de sus vestidos a crear la ropa directamente en tres dimensiones y a tamaño real. Otros son los constructores, que podrían prescindir de los pisos piloto y mostrar las viviendas a los potenciales compradores con solo colocarles estas gafas de realidad virtual.

«De momento la aplicación más evidente es para el sector de los videojuegos y para los artistas», dice Junquera. Su empresa ya ha comenzado a realizar demostraciones como la que ayer tuvo lugar en el Niemeyer en determinados eventos relacionados con estos ámbitos.

Pero el dibujo en Tilt Brush no es algo estático, sino que hay determinados trazos capaces de moverse al ritmo de la música, aunque «lo que más impresiona es verse rodeado de lo que uno dibuja», afirma. Ayer, por ejemplo, era posible pasear por la plaza del Centro Niemeyer sin moverse del interior de la sala cine. Y un segundo después de estar debajo de la torre, contemplar una panorámica del complejo desde ángulos imposibles en la realidad. La herramienta aún está en desarrollo, pero para las empresas es prometedora.

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