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Algunos trabajadores se concentraron ante la sede de Melca en la última reunión del consejo de administración.
Los sindicatos amenazan con movilizarse si Melca no garantiza los puestos de trabajo

Los sindicatos amenazan con movilizarse si Melca no garantiza los puestos de trabajo

UGT y CC OO dicen que el conflicto familiar no puede interferir en una sociedad «solvente» con 150 empleados

J. F. GALÁN

Jueves, 1 de septiembre 2016, 03:36

La creciente posibilidad de que el Grupo Melca camine de forma inexorable hacia su extinción a raíz del enfrentamiento abierto en el seno de la familia propietaria de la totalidad del accionariado mantiene en vilo a los sindicatos. UGT y CC OO realizaron ayer un llamamiento a las dos partes en las que se ha fracturado la sociedad. Les piden que sus disputas internas no afecten a la marcha de un grupo diversificado, solvente y con carga de trabajo que da empleo a unas 150 familias y que expongan bien a las claras la situación y las intenciones. También advierten de su disposición a iniciar acciones sindicales si lejos de retomar el rumbo el Grupo Melca continúa dando pasos hacia el abismo.

«No vamos a cejar en nuestra pretensión de impedir que los trabajadores pierdan su empleo por culpa de una familia que no sabemos muy bien lo que está haciendo. Sus diferencias particulares no pueden interferir en la marcha del grupo. Esa es nuestra postura, y la vamos a defender hasta las últimas consecuencias», manifestó Javier Campa, responsable de la Federación del Metal, Construcciones y Afines de UGT Asturias.

Manuel Pérez Uría, responsable de política industrial de CC OO, se expresó en términos similares. «Los trabajadores no pueden ser reos de este tipo de rencillas, y no vamos a permanecer impasibles. Las dos partes nos aseguraron que la disolución del grupo no iba a significar el cierre de empresas, pero a tenor de las últimas informaciones parece que el escenario ha cambiado. Vamos a pedir a la nueva dirección, que se ha arrogado toda la capacidad de decisión, si se ratifica en su decisión de mantener la actividad o si por el contrario va a ir al cierre. Que nos lo aclaren, y si atisbamos que están por la segunda vía, habrá movilizaciones».

El Grupo Montajes Eléctricos del Cantábrico, Melca, nació en 1970 como empresa dedicada a realizar instalaciones eléctricas y prestar servicios de mantenimiento industrial, principalmente en la antigua Ensidesa, ahora ArcelorMittal. A partir de esta base su fundador, José Luis García, fue erigiendo un sólido grupo que a día de hoy cuenta con quince empresas en sectores como el metal mecánico, el inmobiliario, el sanitario, la importación y la exportación o el hotelero y participa en al menos otras dos. Todas forman parte de una misma estructura en cuya cúspide se sitúa Cartera de Inversiones Melca S. L. 'En liquidación', la matriz.

Dos bloques

Las acciones de la sociedad se reparten entre el propio José Luis García, su esposa, Isabel Becerril, y sus tres hijos, y la fractura abierta en el matrimonio, ahora separado, y con sus hijos ha partido en dos a la familia y amenaza con derribar al grupo. Por un lado están el fundador y su hijo Miguel, poseedores de un 47% del accionariado, y por el otro, con el 53% restante, su esposa y sus otros dos hijos, Elena y Daniel García Becerril.

El desencuentro se trasladó al grupo empresarial en una junta de accionistas celebrada el pasado mes de mayo en la que la esposa y los dos hijos que están de su parte, Elena y Daniel, revocaron a José Luis García de su cargo de administrador general. La medida, a la postre adoptada por la mayoría accionarial, fue ratificada por el Registro de lo Mercantil, que desposeía al fundador del grupo y a su hijo Miguel, hasta entonces apoderado general, de todas sus atribuciones.

Daniel García Becerril figura desde entonces como liquidador de Cartera de Inversiones Melca S. L. 'En liquidación', la matriz, y su hermana y su madre como administradoras de las distintas sociedades que integran el grupo. En otras palabras, tomaron el control absoluto de la sociedad reduciendo a la otra parte a la mera condición de accionistas, sin capacidad de decisión.

José Luis García y su hijo aseguraron entonces que la situación desembocaría en la extinción del grupo y que no había marcha atrás, mientras que la otra parte, es decir, su esposa y los otros dos hijos, manifestaron su determinación de mantener e incluso potenciar la actividad de las empresas del grupo.

Liquidar Cartera de Inversiones Melca S. L. 'En liquidación' y mantener las sociedades filiales requiere repartir sus participaciones entre el accionariado. El acuerdo ha de tomarse por unanimidad, situación que a día de hoy se antoja poco menos que imposible. Si no hay acuerdo la ley es clara. Además de la matriz, Cartera de Inversiones Melca S. L. 'En liquidación', también hay que liquidar las filiales, venderlas, pagar a proveedores con lo obtenido y repartir el resto entre los accionistas. Las alternativas, revertir el proceso de liquidación o que una de las dos partes en litigio adquiera la totalidad del capital, tampoco parecen viables, dado el enfrentamiento en el seno familiar. La primera opción requiere el respaldo del 66% de la masa accionarial y la segunda una considerable suma de dinero que de igual forma ninguna de las dos partes posee.

«Vamos a pedir una reunión con los nuevos administradores para exigirles que digan con claridad si van a mantener la actividad de todas y cada una de las empresas del grupo, y si la respuesta es ambigua o deja margen para la duda, iniciaremos un proceso de asambleas y reuniones con los trabajadores para estudiar posibles movilizaciones en defensa de los puestos de trabajo. Tampoco descartamos reunirnos con José Luis García Arias», manifestó Manuel Pérez Uría, responsable de política industrial de CC OO.

Javier Campa se muestra más contundente. «Las dos partes nos aseguraron que el grupo iba a seguir funcionando. Si no fuera así, no se me ocurre otra alternativa que la acción sindical pura y dura, en la calle, para exigir a la familia que mantenga el empleo y transmitir a la sociedad lo que está pasando, que no es otra cosa que una disputa familiar está poniendo en peligro a un grupo empresarial consolidado. Y eso no puede suceder», concluyó.

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