El doctor Pablo Coto Segura, ayer en las dependencias de la residencia de La Granda.

«Un joven con psoriasis grave reduce en cinco años su esperanza de vida»

Profesor de la Universidad de Oviedo, dermatólogo responsable de la Unidad de Psoriasis del HUCA

OLAYA GONZÁLEZ

Miércoles, 3 de agosto 2016, 08:15

Más de un millón de españoles padece psoriasis, aproximadamente un 2,3 por ciento de la población total. Y en Asturias se cumple la proporción. Sobre los avances que las terapias biológicas han supuesto para los que viven con esta enfermedad habló ayer por la mañana el doctor Pablo Coto Segura, profesor asociado de la Universidad de Oviedo y dermatólogo responsable de la Unidad de Psoriasis del Hospital Universitario Central de Asturias, en su conferencia en el ciclo médico que se imparte estos días en el chalé de La Granda.

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Las terapias biológicas son un gran avance para los enfermos de psoriasis.

Sí. Hasta hace pocos años, para la psoriasis solo había fototerapia y tratamientos tópicos. En la década de los 70 se empiezan a recetar inmunosupresores y desde hace unos quince años estamos trabajando con fármacos biológicos. Son muy eficaces, al paciente con psoriasis le cambian la vida. Con la última generación mantenemos la enfermedad a raya, tanto que el enfermo no presenta síntomas durante años, aunque no la curamos.

¿Qué dolencias se han dejado atrás?

La psoriasis es una enfermedad de la piel, se caracteriza por tener placas rojas descamativas en los casos más extremos por todo el cuerpo. Con muchos de estos tratamientos biológicos, a los tres meses el paciente ya no tiene nada. Otro de los síntomas más importantes es el picor, y algunos fármacos consiguen quitarlo. Los síntomas de la psoriasis se ven.

¿A qué afecta además de la piel?

Es una enfermedad inflamatoria. Yo como dermatólogo me preocupo de la piel, pero esas placas rojas también afectan a las articulaciones. Esa inflamación hace que los pacientes con psoriasis sufran más de hipertensión o tengan el doble de riesgo de padecer diabetes. También aumenta la probabilidad de tener infartos en algunos casos. Un paciente joven con psoriasis grave tiene reducida su expectativa de vida en cinco años, a pesar de que nadie diría que alguien con psoriasis vive menos.

¿Estas terapias biológicas son aptas para pacientes que hayan seguido un tratamiento tradicional?

De hecho, es el recorrido habitual, no empezamos con estos tratamientos en cualquier paciente. Son muy eficaces, los reservamos, pero tampoco esperamos a que un paciente esté muy mal para empezar con terapias biológicas.

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Mirando al futuro, ¿se podrá vencer la psoriasis de forma definitiva?

Es una enfermedad muy compleja, con una base genética que no vamos a poder modificar nunca. Podemos prevenir que se desarrollen complicaciones, pero no es una dolencia que se asiente en un único factor. No creo que se pueda curar, al igual que nunca desaparecerá la hipertensión. Lo que sí podemos es evitar que desarrolle complicaciones.

¿Es hereditaria?

No hay que confundir la base genética con que sea una enfermedad hereditaria. Ahora sabemos que más de 70 genes están implicados en la psoriasis y cada uno da un pequeño riesgo. Hay otros factores desencadenantes que son los que no conocemos como el estrés, traumatismos, ciertos fármacos e infecciones. Puede que ahí podamos actuar, pero sobre la base genética no.

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¿Qué puede hacer un paciente con psoriasis para mejorar su calidad de vida?

Principalmente debe estar muy pendiente de la salud cutánea. A partir de ahí depende de qué riesgos se presenten en cada caso.

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