Diez años de documentos guardados en cajones y desencuentros políticos

Desde su contratación en el año 2006, el proyecto ha vivido distintas vicisitudes y la crisis lo cogió de lleno en su desarrollo no sólo por la falta de presupuesto en las administraciones, sino también por problemas en la propia Unión Temporal de Empresas que se encargaba de la redacción.

En todo caso, hace tres años estuvo sobre la mesa el dibujo de la Isla de la Innovación que se iba a llevar a aprobar en el Pleno. El equipo de gobierno socialista lo retiró unos días antes al comprobar que no iba a tener apoyos para su aprobación e inicio de la tramitación.

Izquierda Unida, que había quedado sola como única posibilidad de apoyo al proyecto, finalmente puso dos condiciones que eran imposibles de cumplir por parte del PSOE. Una de ellas era que se concretase el trazado de la Ronda Norte de acceso al puerto y la segunda era que se modificase el proyecto para integrar el ferrocarril en la ciudad elaborado por el Ministerio de Fomento porque, a su juicio, ponía en peligro la pervivencia del Centro Tecnológico de ArcelorMittal.

Así las cosas, el documento volvió al cajón hasta que hace unos meses Principado y Ayuntamiento se encargaron de desempolvarlo y mantener las reuniones necesarias para sentar las bases del que será el documento final que se lleve a Pleno antes de fin de año.

En esas reuniones se establecieron los nuevos criterios que a juicio de ambas administraciones, a las que también se han sumado Sepides y el Puerto, deben regir el nuevo proyecto y que pasan por su adaptación a la realidad económica actual.

Del dibujo originario de la Isla de la Innovación se puede decir que sólo un elemento es ya una realidad: el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. Este edificio está llamado a ser el faro que guíe a su alrededor el ambicioso reto de ocupar los terrenos liberados de la siderurgia con usos relacionados con las nuevas tecnologías y el sector terciario de la ciudad.