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El primer San Agustín era un edificio más reducido que el actual.
De la Residencia al Hospital Universitario

De la Residencia al Hospital Universitario

El San Agustín cumple 40 años en los que se ha ampliado dos veces y ha triplicado su personal

RUTH ARIAS

Domingo, 15 de mayo 2016, 01:19

Hacía tan solo unos días que se había iniciado el año 1976 cuando la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social recibió a su primer paciente. Era María del Carmen Cañete Ledesma, una vecina de Villalegre que acudió al centro a las nueve de la mañana del 21 de enero de aquel año para dar a luz. Su hija nació a la una y media de la tarde y la bautizaron como Mónica en honor a la madre del santo que da nombre al hospital. Minutos antes había nacido allí mismo Agustín, otro pequeño cuya madre también ingresó aquella misma mañana.

LOS ORÍGENES

  • Ubicación.

  • El Instituto Nacional de Previsión adquirió unas fincas, entre ellas Villa Paz, en las cercanías de Heros, en las que se levantó el hospital.

  • Obras.

  • La construcción de aquel primer edificio se adjudicó en 200 millones de pesetas y tardó alrededor de año y medio en levantarse.

  • Servicios.

  • Las primeras unidades que abrieron fueron las de Tocología, Medicina Interna, Cirugía y Traumatología. Fueron abriéndose paulatinamente más hasta completar poco a poco los servicios del hospital, que contó también en sus primeros años con una Escuela de Enfermería.

El servicio de Tocología fue el primero en ponerse en marcha. Había tres paritorios, cuatro salas de dilatación, una unidad de prematuros, incubadoras fijas y portátiles, salas de cuidados especiales... «Todo es moderno y está adquirido conforme a los últimos adelantos de la técnica. Esta es la mejor residencia del mundo», se vanagloriaba entonces su primer director, el doctor José Manuel Fanjul García en las páginas de LA VOZ DE AVILÉS.

En las semanas siguientes comenzaron a funcionar también Medicina Interna, Cirugía y Traumatología y así, poco a poco, fue dándose cuerda al San Agustín, entonces Residencia Sanitaria y recientemente convertido en Hospital Universitario. La apertura del nuevo centro sanitario, hace ahora 40 años, fue toda una revolución en una comarca con unas importantes deficiencias en la atención sanitaria.

Hace 40 años los avilesinos que requerían asistencia se repartían entre el Hospital de Caridad, el de la Cruz Roja, el hospitalillo de Ensidesa y el ambulatorio de Llano Ponte, además de las consultas privadas, y todo eso se quedaba insuficiente para una población crecida al albor de Ensidesa y el resto de grandes empresas instaladas en la zona. La Residencia fue todo un hito, un proyecto de largo alcance que llevaba años gestándose.

La idea venía de largo, pero no fue hasta el año 1972 cuando el Instituto Nacional de Previsión adquirió unas parcelas en las afueras de Avilés, unas fincas entre las que se encontraba Villa Paz sobre las que se levantó el edificio original, una versión reducida del actual. El presupuesto de contratación de las obras se elevó a 200 millones de pesetas, una cifra nada baladí en la época, y las obras se iniciaron en el mes de mayo de 1973, finalizando en noviembre de 1975. Entonces comenzaron a llegar los primeros profesionales.

Los trabajadores entraban con cuentagotas. Había administrativos encargados de ir recepcionando e inventariando el material, pero también electricistas que comprobaban las instalaciones y, por extraño que parezca, médicos, enfermeras y auxiliares que se ocupaban, aquellos primeros meses, de ir organizando y colocando todo el mobiliario y el instrumental. «Éramos cuatro pelagatos», recuerda Elena Fernández Ruiz, una de aquellas pioneras que además del inventario también tuvo la misión de gestionar los primeros contratos y las primeras nóminas de aquella incipiente Residencia.

La inauguración oficial tuvo lugar en 19 de mayo de 1976, aprovechando una visita oficial de los casi recién proclamados Reyes Don Juan Carlos I y Doña Sofía, que pasaron dos días en Asturias y en Avilés descubrieron placas también en el parque Ferrera y en la Casa del Mar. Aún faltaban varios servicios por abrir, algo que fue sucediendo paulatinamente hasta completar las 312 camas con las que contaba entonces el San Agustín.

La cifra es muy similar a la actual. Pese a lo que pueda parecer por las sucesivas ampliaciones, el número de camas es ahora de 359. Lo que ha cambiado con los años han sido las dotaciones de quirófanos y medios diagnósticos, las consultas externas y, sobre todo, el volumen de personal. La primera plantilla completa estaba estimada en 492 personas, una cifra que casi se ha triplicado en estas cuatro décadas.

En la primera plantilla orgánica había 57 médicos, 150 enfermeras, seis matronas, 125 auxiliares de enfermería y otras 160 personas de otros servicios auxiliares. Comenzaron, no obstante, muchos menos. Tan solo catorce médicos y cuatro decenas de enfermeras, profesionales que por aquel entonces escaseaban. Hoy hay 251 médicos, 753 enfermeras y auxiliares, 305 administrativos y personal de gestión y 42 profesionales en formación, cifras que distan mucho de las de aquel entonces.

Una Escuela de Enfermería se creó en Avilés al año siguiente, en 1977. Solo duró cuatro años y dos promociones, pero contribuyó a la formación de medio centenar de profesionales, algunas de las cuales siguen prestando aún sus servicios en el centro. «Poco después se reguló el Diplomado Universitario de Enfermería y, en la pugna entre Oviedo, Gijón y Avilés para mantener los centros de enseñanza, perdió Avilés», cuenta María Jesús Rosell, que fue jefa de estudios de aquella escuela.

Las ampliaciones

Aquella Residencia Sanitaria ya nació pequeña, y se empezó a hablar de ampliaciones casi desde el mismo momento de su apertura. La primera ampliación no llegó, no obstante, hasta casi veinte años después. A mediados de los años 90 se acometió la construcción de una nueva estructura de seis plantas destinada a albergar más habitaciones y a permitir la mejora de los servicios existentes.

A la conocida como Ala Centro se mudaron los servicios de Pediatría Neonatología, Salud Mental y distintas unidades de hospitalización. También allí se ubicaron almacenes, unidades administrativas, vestuarios de personal y los laboratorios, y después de eso se emprendió una reforma de las alas Sur y Norte.

Desde entonces, el San Agustín no ha cesado de transformarse. Después de la creación del Ala Centro se amplió el edificio anexo de Urgencias, la UVI, Diálisis y Quirófanos, se remoled Esterilización y Anatomía Patológica y se creó un edificio en la entrada principal para albergar un salón de actos y aulas de formación, y también se construyó el helipuerto. Todo eso cambió profundamente la fisonomía de un edificio que aún habría de crecer más.

En la década pasada fue cuando se excavaron las tres plantas de aparcamiento subterráneo y se levantó el edificio de Consultas Externas, la parte más moderna del actual hospital. Aquella segunda gran ampliación comenzó a funcionar en 2003 y, dos años después, ya se atendían allí más de 200.000 consultas anuales. Una encuesta realizada a los usuarios desvelaba que siete de cada diez pacientes consideraba que el hospital había mejorado considerablemente en los últimos años.

Paralelamente al aumento de los metros cuadrados también ha ido mejorándose las dotación de equipos. En Radiología, por ejemplo, el San Agustín había abierto con dos salas y cinco puestos de trabajo, algo «muy poco operativo», como cuenta quien fue su jefe desde su apertura hasta su jubilación en 2010, José Carlos Soler. Llegaron la ecografía, el escáner, la resonancia... La última incorporación ha sido un TAC de última generación que ha situado al centro sanitario avilesino como uno de los hospitales punteros de Asturias en este ámbito.

La otra gran revolución ha sido la informática. De aquellas máquinas de escribir Olivetti Línea 90 que había que «aporrear» para lograr llegar al cuarto folio tras los calcos, se ha pasado a modernos ordenadores en los que los médicos y enfermeras escriben directamente los informes sin pasar por el dictáfono y las secretarias. También se ha acabado con los carros llenos de historias clínicas que los celadores empujaban por los pasillos desde el archivo, y ahora todos los antecedentes y los resultados de las pruebas de los pacientes están a un solo golpe de clic.

El San Agustín aún tendrá que seguir cambiando para adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos. El mayor reto ahora es adaptar su estructura a la tipología actual de pacientes, en su mayoría enfermos crónicos de edades muy avanzadas, muy diferentes de los agudos para los que el centro fue concebido. Mientras, el hospital avilesino ya ha conseguido convertirse en universitario, un título que ha estrenado este mismo año en el que ha recibido ya a sus primeras alumnas Erasmus.

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