C. DEL RÍO
Jueves, 4 de febrero 2016, 03:55
¿Qué hizo Julio Pardo antes y después de, presuntamente, matar a su mujer, Ascensión Amores, en el domicilio familiar? Los pasos del confitero son claves para determinar si en el delito de asesinato concurren agravantes como la premeditación o la alevosía, que incidirían en una pena de cárcel mayor. De ahí que la Policía Nacional investigue minuciosamente los lugares que Julio Pardo visitó desde el lunes 25 al miércoles 27, día en que el cuerpo de la mujer fue encontrado sin vida en su vivienda de la calle Ramón y Cajal, en El Carbayedo.
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Los investigadores saben que el presunto asesino estuvo a la una de la mañana del martes o del miércoles, extremo que falta por determinar, en una cafetería de La Maruca donde la camarera que le atendió apreció que estaba «como ido», según declaró el viernes en dependencias policiales. A preguntas de los agentes, afirmó que el confitero y propietario de La Duquesita era un cliente habitual, que siempre iba solo y no hablaba con nadie. Tan habitual era del negocio, que solo tenía que entrar por la puerta para que comenzaran a prepararle el café.
en contexto
En su visita de madrugada en las horas anteriores o posteriores al crimen nada fue distinto salvo la hora, la una de la madrugada. La Policía Nacional ha solicitado las cámaras de seguridad al establecimiento en el que, según los empleados, en las dos semanas anteriores al crimen había acudido con su esposa, algo no habitual pero que tampoco levantó ninguna sospecha entre unos trabajadores para los que Julio Pardo era un cliente más que no daba ningún tipo de confianza ni entablaba ninguna conversación.
El análisis de las imágenes grabadas determinará con exactitud el día y la hora a la que abandonó el local. No ha trascendido si en dirección a su casa o a otra cafetería o bar. Los fotogramas también podrían ofrecer pistas más subjetivas sobre el estado de Pardo, si se encontraba en condiciones de conducir.
El presunto asesino, que el martes ingresó en el centro penitenciario de Villabona, llamó ayer por teléfono a su abogado, Félix Guisasola, para concertar una entrevista en la que ambos puedan empezar a trabajar en su defensa. El encuentro podría tener lugar, según explicó el letrado a este periódico, mañana viernes o el lunes.
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A la espera de la calificación provisional de la Fiscalía y de la petición de pena de la acusación particular, que todavía ayer recibía el atestado, el Código Penal establece entre quince y veinticinco años de prisión por un delito de asesinato. Que se pida una u otra pena dependerá de los agravantes que concurran y que determinarán los investigadores con todas las pistas y pruebas que recaben.
Julio Pardo ingresó en el Hospital Universitario Central de Asturias la noche del pasado miércoles, día en que fue detenido en el domicilio conyugal tras haber matado presuntamente a su mujer, que fue encontrada sobre un gran charco de sangre en la cama, adonde habría sido desplazada después de haber consumado el crimen con una llave inglesa sobre el suelo del dormitorio.
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Estaba sentado en el salón de su casa y presentaba síntomas de haber ingerido una dosis abusiva de fármacos y quizá también de alcohol, por lo que fue trasladado en ambulancia, ya en calidad de detenido y con escolta policial, al Hospital San Agustín, donde fue atendido en primera instancia. Posteriormente se decidió derivarlo a Oviedo, el único hospital de Asturias que cuenta con un módulo de seguridad específico.
Los agentes entraron en el domicilio en torno a las dos de la tarde tras atender la alarma que dieron los familiares de la difunta, ya que confitería La Duquesita, propiedad del matrimonio, permanecía cerrada tras la jornada de descanso semanal del martes y tampoco habían podido contactar con ella telefónicamente.
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Los primeros en personarse en el inmueble fueron los bomberos, que sirviéndose de una autoescalera procedieron a inspeccionar desde el exterior el interior de la vivienda. Posteriormente, la Policía Nacional tomó la decisión de emplear la fuerza. Con ayuda de los bomberos procedieron a derribar la puerta y una vez en el interior se encontraron el cuerpo sin vida de Ascensión Amores, de 46 años, y procedieron a detener a su marido como presunto autor del homicidio, sin que ofreciese resistencia.
Sobre las cuatro y media, el juez ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense, en Oviedo, donde se le practicó la autopsia. Ese mismo día, el Tribunal Superior de Justicia confirmó que se trataba de un caso de violencia de género, el primero con consecuencias mortales registrado en Asturias en lo que va de año.
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El resultado preliminar de la autopsia determinó que el presunto homicida, ahora ya presunto asesino, tras el auto que ordena su ingreso en prisión, la golpeó en reiteradas ocasiones con una llave inglesa que fue hallada en la habitación, debajo de la cama, y que posteriormente presionó su cara con una almohada hasta terminar, por asfixia, con su vida. También que la muerte se había producido al menos doce horas antes de la detención, durante la madrugada.
El crimen ha causado una gran conmoción, especialmente entre los vecinos de El Carbayedo y los clientes de La Duquesita. Al día siguiente, jueves, se celebró una concentración de repulsa en la plaza de España que había sido convocada el mismo día del asesinato por la alcaldesa.
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