J. F. GALÁN
Viernes, 29 de enero 2016, 12:04
El Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha informado este viernes que el hombre detenido en Avilés por asesinar a su mujer no podrá prestar declaración hasta la próxima semana, probablemente el lunes, dado que persiste una situación médica que no le permite declarar este viernes en el Juzgado. Así la previsión es que se prorrogue la detención judicial, a la espera de poder tomarle declaración a principios de la semana que viene, probablemente el lunes, ya sea en la sede del Juzgado avilesino o constituyéndose la comisión judicial para visitarle en el HUCA.
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Fue hacia las 14.45 horas del miércoles cuando la Policía, alertada por familiares y conocidos que no veían a la pareja, decidieron trasladarse al domicilio conyugal, acompañados de bomberos y de personal sanitario.
Tras derribar la puerta hallaron el cuerpo sin vida de la mujer, que responde a las iniciales A.A.P. Su marido, J.P.C. también se encontraba en el piso y estaba herido, por lo que fue trasladado al hospital. Está detenido y custodiado por agentes en el HUCA.
Ambos eran conocidos en la ciudad por regentar una pastelería en el centro de Avilés. El negocio se llama 'La Duquesita' y no ha abierto este miércoles sus puertas, una de las circunstancias que ha hecho al entorno familiar alarmarse.
Ascensión Amores murió asfixiada con una almohada tras recibir varios golpes
Ascensión Amores murió asfixiada bajo una almohada después de recibir varios golpes con una llave inglesa durante la madrugada del miércoles, al menos doce horas antes de que la Policía Nacional descubriese el cadáver, según revela el resultado preliminar de la autopsia practicada en el Instituto Anatómico Forense. El presunto homicida, su marido, Julio Pardo, propietario de la confitería La Duquesita, permanece ingresado en calidad de detenido y bajo custodia policial en el Hospital Central Universitario de Asturias, en Oviedo, donde fue trasladado a lo largo de la noche del miércoles. Ayer aún no se encontraba en condiciones de prestar declaración.
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Según fuentes no oficiales del centro hospitalario, permanece consciente pero «ausente, como ido», con síntomas propios de haber ingerido elevadas dosis de algún fármaco cuyo principio no se ha determinado. Si el miércoles, día en que la policía halló al cadáver en el domicilio conyugal, tendido en la cama, y al homicida sentado en el salón, el Tribunal Superior de Justicia señaló al día de hoy como posible fecha de su comparecencia ante el Juzgado de Instrucción Número 5 de Avilés, competente en violencia de género, fuentes médicas indican que su estado de salud podría obligar a demorar la declaración hasta el lunes. El motivo del traslado al referido centro obedece a que cuenta con un box especialmente acondicionado para hospitalizar a pacientes bajo custodia policía.
Cuando los agentes, tras derribar la puerta, accedieron al interior del domicilio conyugal, sito en el número 11 de la calle de Ramón y Cajal, en El Carbayedo, no solo sospecharon que había ingerido considerables cantidades de fármacos, también de alcohol, si bien los análisis clínicos habrían descartado posteriormente su ingesta.
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Eran en torno a las dos y cuarto de la tarde. Poco más de una hora después, sobre las tres y media, Julio Pardo abandonaba el domicilio en camilla bajo escolta policial para ser conducido directamente al cercano Hospital San Agustín, donde se le prestó la primera asistencia.
Alrededor del cadáver de Ascensión se extendía un charco de sangre. Durante la posterior inspección los agentes de la policía Judicial de la Comisaría de Avilés encontraron la llave inglesa, herramienta que presumiblemente utilizó para asestar varios golpes a la víctima, al menos uno de ellos en la cabeza. Posteriormente sería cuando utilizó una almohada para asfixiarla.
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Ya durante el primer examen el médico forense dictaminó que probablemente el fallecimiento se habría producido hasta veinticuatro horas atrás, observación que habría sido avalada por la autopsia. Por tanto, una vez consumado el crimen, Julio Pardo habría permanecido en el interior domicilio hasta el momento en que irrumpieron las fuerzas policiales, al menos unas doce horas después.
La alarma había saltado a primeras horas de la mañana, cuando los familiares del presunto homicida y de la difunta se percataron de que la confitería, sita en la calle de Fernández Balsera, no había abierto sus puertas después de la jornada de descanso de la víspera, el martes. La hermana de Ascensión intentó sin éxito comunicarse telefónicamente con ella en reiteradas ocasiones y finalmente decidió dirigirse a la Comisaría de Policía Nacional, situada a no más de diez minutos del domicilio conyugal.
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Los agentes se desplazaron al domicilio junto a efectivos de bomberos. En primer lugar utilizaron la autoescalera para intentar acceder por una de las ventanas del piso, en la sexta planta, o al menos observar su interior. Posteriormente decidieron derribar la puerta. Una vez en el interior se encontraron lo anteriormente descrito, el cadáver tendido en la cama rodeado de sangre y al presunto homicida sentando en el salón, con síntomas de haber ingerido pastillas y alcohol.
Incredulidad y conmoción
La incredulidad inicial se transformó en conmoción entre los vecinos de El Carbayedo y los clientes de La Duquesita, en la calle de Fernández Balsera, negocio que heredó de sus padres y en el que también trabajaba su difunta mujer. Él se encargaba del obrador y la mujer, de la atención al público. Su abuelo, Antonio Pardo, había regentado en su día la emblemática confitería San Francisco, en la calle homónima, frente a la iglesia de San Nicolás.
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La Duquesita fue fundada en 1980 por su padre, Antonio Pardo, y sus productos no tardaron en ganarse el favor del público, especialmente mantecados, marañuelas, bombones y los 'colasinos', de creación propia. Su hijo Julio creció en la confitería y asumió las riendas del negocio en 2006. Los niemeyerinos, la tarta Niemeyer, las grapas de Avilés o los San Pelayos' son algunos de los productos que lo situaron entre los más afamados confiteros de Avilés, trayectoria que ha truncado con el trágico e incomprensible crimen de Ascensión.
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