Borja Pino
Jueves, 8 de enero 2015, 00:16
Los efectos de la resaca dejada por las fiestas navideñas aún no se han disipado por completo y, sin embargo, miles de personas de la comarca se han embarcado ya en la que es, después de Reyes, la primera gran cita comercial del nuevo año: las siempre esperadas rebajas. Desde ayer, día considerado tradicionalmente el de inicio oficial de esta actividad, y hasta principios de marzo comercios de todo tipo ofrecen sus productos de temporadas pasadas a precios más económicos que los ordinarios. Una forma de reclamo que, sin embargo, aún no ha surtido el efecto deseado en el recién estrenado 2015. Y es que, en su jornada inaugural, las rebajas han atraído a un número menor de posibles compradores que en la misma ocasión de 2014, según afirman la mayoría de los comerciantes.
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Aunque las largas colas típicas del pasado, tanto ante las cajas registradores como en los probadores, quedaron relegadas al terreno de la historia con el estallido de la crisis económica, desde hace ocho años los establecimientos se han acostumbrado a que el flujo de clientes sea constante, y a que el gasto realizado les aporte la liquidez necesaria para sobrevivir los meses restantes. En cambio ayer, salvo en los comercios de precios bajos y en las grandes superficies, no se hizo palpable esa euforia inicial. No pocos de los establecimientos registraron escasa afluencia de público, y buena parte del mismo se limitó a observar, sin llegar a adquirir nada.
Esa realidad la pudo comprobar Diana Rodero, encargada de la zapatería Merkal sita en la calle López Ocaña. «Por ahora estamos un poco flojos, nos están viniendo menos clientes, aunque creo que la cosa mejorará en los próximos días», asegura. En su caso, las rebajas se iniciaron el pasado día 2 de enero, con rebajas de hasta el 50 por ciento en algunos productos, y las consecuencias de ese adelanto han sido positivas. Es por eso por lo que, de momento, no hay preocupación alguna en sus palabras, pues «en Navidad hemos tenido un público potente. Ahora haremos rebajas más agresivas y seguro que obtendremos resultados mejores que en 2014».
Independientemente de la fecha de inicio de los descuentos, los buenos números de la campaña navideña son una constante en casi todos los locales. Así ha sido en la tienda de moda de bajo coste T-Vis-T. Para Iván Carreño, uno de sus empleados, las de este año son sus segundas rebajas de enero, y por el momento están siendo «más tranquilas que las de 2014. El comienzo ha sido peor, porque la gente ha gastado más en Reyes. Ahora hay menos dinero, y nosotros tenemos menos cantidad de género que rebajar».
Diferente ha sido la percepción de Manuel Palizas, gerente de la veterana tienda de moda y calzado Del Río Uribe, con sede en la calle Rui Pérez. En su caso, el primer día fue el 2 de enero, y los resultados fueron «muy buenos; ahora lo que más viene es gente a cambiar sus regalos de Reyes, pero de momento no creo que haya menos clientes que otras veces». Con todo, en su caso se repite la tesitura de que el género también es escaso, pues «casi todo lo hemos vendido en Reyes».
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Sin embargo, el optimismo de Palizas no es secundado por la gran mayoría de los clientes. Ellos mismos también esgrimen sus propios argumentos del por qué de esa disminución global del gasto, y no guardan relación alguna con el consumo hecho durante las jornadas de Navidad. No son pocos los que aseguran que los descuentos aplicados, aunque similares a los de la pasada edición, no son suficientes a la vista de la coyuntura económica.
Así opina, por ejemplo, la joven Míriam Menéndez, que a sus 24 años es ya una veterana de estas citas comerciales. «Los precios son iguales a los de las rebajas del año pasado, y así no se puede comprar», asevera. Y es que, a su juicio, los comerciantes «deben pensar que ya no hay crisis, pero nosotros la seguimos notando. Ellos pueden decir que lo que pasa es que se ha gastado más en Navidad, pero yo creo que lo que pasa es que se puede tirar menos del monedero».
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Nedi López y su hijo, Jaime Fernández, son parte de ese espectro de población que considera que la disminución de los precios no está siendo suficiente. «Los han bajado muy poco, la verdad, y así es difícil coger cosas; sobre todo, en las tiendas de toda la vida, porque las grandes tiendas sí que tienen buenos descuentos y mayor cantidad de cosas», apostillan ambos. En consecuencia, ambos están decididos a recurrir a las superficies amplias, aunque sin intención de hacer un gran derroche. «Compraremos poca cosa; sólo lo necesario, y algún capricho pequeño», confiesan.
Pero, como no podía ser de otro modo, también hay opiniones contrarias, y en esa línea es en la que se sitúa Francisco Pichel, quien ayer recorrió las calles en busca de algunos productos para su nieto, Illán Pichel. «De momento, los precios me parecen bastante asequibles, y he visto bastante gente», indica. Y él no tiene duda alguna de que, durante las próximas semanas, «algo nos compraremos».
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Desde la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (UCAYC) se ha expresado un parecer general acerca de las opiniones de los consumidores sobre los precios rebajados. El portavoz de dicha entidad, Javier Reig, recordó ayer que «las ventas se derrumbaron en el segundo semestre del año pasado de forma bastante evidente, y no podemos permitirnos pérdidas prolongadas, cosa que sí pueden hacer, por ejemplo, las grandes superficies». Una circunstancia que también ha llevado a que «cada vez más tipos de comercios, no sólo del textil y calzado, se animen a rebajar sus productos».
Con todo, Reig confesó confiar en que «estas sean unas buenas rebajas», aunque no ocultó lo dramático de la situación general. «El Instituto Nacional de Estadística da cada trimestre una reducción de las ventas minoristas y, además, en Asturias hay un 50 por ciento de parados que ya no reciben subsidios, y un tercio de la población activa cobrando por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. Somos optimistas sólo por necesidad».
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La anécdota de la jornada se vivió en algún establecimiento de la ciudad, en el que varios clientes alertaron de que sus carteras les habían sido sustraídas; según fuentes de la Policía Nacional, se denunció formalmente al menos uno de tales robos. «En esta épocas siempre falta alguna cartera; por eso instamos a que se vigilen las pertenencias tanto dentro de las tiendas como en los trayectos de unas a otras».
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