Martíntez y Tirador, en el interior de su antiguo local

La jubilación llega al quiosco

Casi 40 años después de su apertura, el local de su clase más antiguo de Miranda cambia de propietarios por primera vez

Borja Pino

Lunes, 5 de enero 2015, 08:52

Hace ya cincuenta años que Amparo Tirador puso sus pies en Miranda por primera vez, recién llegada de la localidad leonesa de Cimanes de la Vega, y aún hoy, con 65 años «muy bien llevados», como ella misma admite, recuerda la fecha exacta en que dio un rumbo a su vida: el 13 de marzo de 1978. Ese día abrió las puertas del que, con el correr de las décadas, se ha convertido en el quiosco más longevo del lugar; un pequeño establecimiento sito en la plaza de Santa Ana, sin nombre, aunque coloquialmente conocido como Quiosco de Amparo, y que, desde el pasado 1 de enero ha cambiado de propietarias por primera vez en su historia, tras la jubilación de su dueña fundadora.

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La retirada de Tirador pone punto final a casi cuatro décadas de trabajo ininterrumpido, en las que «nunca he estado de baja; sólo ocho días el año pasado, y me reemplazó mi marido, JuanCarlos Martínez». 37 años de esfuerzos, alegrías y sinsabores, que ella misma define como «una mezcla de todo. Ha habido momentos de apuro, momentos complicados, momentos muy felices... Así que creo que me merezco este descanso. Ahora, a relajarme con ganas y a disfrutar un poco».

Efectivamente, su jubilaciones la merecida recompensa a una trayectoria en la que su negocio, pese a la cambiante realidad, ha llegado a ser un verdadero punto de referencia para los habitantes de la parroquia. «Esto es comoElCorte Inglés, pero pequeño; vendía prensa, golosinas, lejía, jabones... He vivido más aquí que en mi casa», confiesa Tirador, para quien su quiosco ha sido más que una forma de ganar dinero. «La gente del pueblo venía, charlaba, me contaba su vida... Éramos como una pequeña familia».

Confianza

Es precisamente esa confianza la que le ha permitido reponerse a cualquier situación complicada para el futuro del quiosco. «Otros negocios similares han abierto, pero sólo nosotros hemos estado siempre, y ahora somos los únicos», indica. Y, por ello, más allá de la satisfacción o de la posible nostalgia, el sentimiento más fuerte que embarga a Tirador es el de «gratitud hacia mis vecinos.Sin ellos, esto no habría sido posible».

El testigo de este matrimonio, conocido y querido por todos en Miranda, ha sido recogido por las hermanas CarmenRosa y Belén Álvarez, quienes asumen la propiedad del local desde el 1 de enero. «Vamos a hacer algún arreglillo, algún cambio estético, pero la esencia la mantendremos, y queremos ser tan familiares como lo han sido ellos», afirma Álvarez.

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Un propósito para el que «estamos muy ilusionadas, pero también muy intimidadas, porque es mucha responsabilidad seguir la línea de gente que lleva aquí toda la vida». No obstante, ambas hermanas confían en que, «en cuanto nos hayamos acostumbrado y sepamos lo que la gente quiere sin que tengan que pedírnoslo, todo irá bien.Además, empezamos 2015 con trabajo, así que este va a ser nuestro año. ¡Esto es mejor que ganar la Lotería!».

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