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Borja Pino
Miércoles, 22 de octubre 2014, 00:14
Un DNI, uno o más bolígrafos, una batería de conocimientos y, sobre todo, una buena dosis de optimismo. Esas fueron las tres únicas armas que cientos de desempleados de toda la comarca de Avilés hubieron de utilizar ayer para hacer frente a las pruebas de selección para operarios especialistas del Plan de Empleo 2014/2015 que, al igual que en pasadas ediciones, tuvo por escenario el salón de actos del instituto público Carreño Miranda.
Desde las nueve de la mañana hasta las siete y media de la tarde, 458 las 755 personas convocadas fueron reuniéndose en el vestíbulo y en el exterior del centro, a la espera de ser llamados al interior de la sala. En todos era palpable la esperanza de ser elegidos para ocupar, por espacio de un año, alguna de las plazas de especialista en carpintería, fontanería, electricidad, conducción, limpieza de caminos o albañilería, esta última dividida a su vez en candidatos mayores o menores de 45 años. Las listas definitivas se publicarán el 7 de noviembre.
Como en la edición del pasado año, la albañilería fue la disciplina que más interés suscitó, con 290 inscritos, de los que se presentaron 216. En opinión de Juan Moreno Martínez, de 36 años y uno de los aspirantes, ese atractivo se debe a que «es una especialidad que requiere poca cualificación previa». Su estado antes de entrar en la sala resumía el sentir general. «Estoy nervioso, claro está, pero también esperanzado. Es verdad que somos muchos para muy pocas plazas, pero hay que luchar por conseguirlo».
A la salida de los exámenes, pocos eran los que no se mostraban sorprendidos por la sencillez de las veinte preguntas, todas ellas de tipo test y con cuatro posibles respuestas, sin que los errores restasen puntos. «Ha sido muy asequible, no han ido a pillarnos», reconoció una agradecida Azalí Romero, de 26 años y que opta a una plaza de electricista.
Similar opinión expresaba el aspirante a carpintero Guillermo Gutiérrez Méndez, de la misma edad, para quien «se han preguntado cosas relacionadas exclusivamente con el trabajo, y eso lo simplifica mucho. A poco que vengas mínimamente formado en la materia ya se puede salir bien parado».
Para ellos, al igual que para tantos otros cientos, ahora sólo resta contar los días que les separan de la publicación de los escogidos, y cruzar los dedos para que sus nombres figuren entre ellos. Para el marroquí Hicham Bouyoussef, la espera va ligada a un optimismo inquebrantable. «Ojalá apruebe pero, si no, volveré a intentarlo una y otra vez, aunque tenga noventa años».
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