J. F. GALÁN
Sábado, 27 de septiembre 2014, 00:28
El Club Marítimo San Balandrán celebra el próximo viernes, día 3, una asamblea que se prevé tensa. El exsecretario, Fernando Álvarez Viña, acusa al presidente, Manuel Rodríguez, de cargar al club facturas de su teléfono móvil particular, de comidas y gastos de kilometraje, de contratar a una persona sin consentimiento de la directiva, de conceder al menos un amarre por un precio inferior al establecido, de tomar decisiones por su cuenta y riesgo y, en definitiva, de «falta de transparencia». Asegura que el comportamiento que describe fue la verdadera causa de su dimisión y de la de otros cuatro miembros de la junta directiva, los vocales de vela, pantalanes y varada y el vicepresidente y tesorero. La asamblea está convocada para las ocho de la tarde en la antigua rula.
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El presidente, Manuel Rodríguez, aseguró a este periódico el pasado mes de julio que solo se habían producido tres dimisiones, la de dos vocales y la del propio Fernando Álvarez, los primeros «por motivos familiares» o personales y el exsecretario «por discrepancias acerca del emplazamiento» del acto de hermanamiento entre el club avilesino y el de Ribadeo, que según indicó se celebró en junio.
Fernando Álvarez declaró ayer su «más profundo estupor» ante tales declaraciones. «Nunca dimitiría por discrepancias. Lo hice por falta de transparencia, y me consta que en el caso de los otros cuatro directivos no solo fueron motivos familiares o personales. También por los gastos injustificados que el presidente ha cargado al club, entre ellas seis comidas, cuatro suyas y dos de vocales, y de kilometraje», puntualizó antes de enumerar los hechos que le censura.
En primer lugar se refiere al mencionado acto de hermanamiento y a la Travesía Jacobeo. Asegura que se celebraron «por imposición», del presidente, «sin que fuera votado en junta directiva ni presupuestado en asamblea general». En cuanto al kilometraje, «cargó 158 euros una vez y 178 otra a cuenta de las negociaciones con la Autoridad Portuaria. Nunca un presidente cobró dinero alguno por kilometraje, y en todo caso la cantidad me parece desproporcionada, sobremanera cuando los estatutos del club prohiben expresamente todo tipo de remuneración», señaló.
Las comidas que, sostiene, ha cargado el presidente al club «también son lucrativas, pues vive en Avilés y no hay nada que las justifique. Dice que se celebraron para mover los pantalanes, siete en total. Yo he movido nueve, y nunca pasé cargo alguno». A partir de ahí, el exsecretario mantiene que se sucedieron «una serie de hechos que juzgarán en su día los socios» y que declinó relatar, «puesto que no conciernen a mi persona. Pero sí puedo decir que su labor está resultando nefasta para los intereses del club y que se pasa los estatutos por el arco del triunfo».
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La contratación del empleado a la que se refiere se enmarca «en la Semana Bitácora de 2013, y contradijo el mandato de la asamblea general. El coste fue de 1.200 euros y por supuesto, tampoco se consultó ni se votó en junta directiva», señaló.
En cuanto al amarre -el Puerto ha concedido al Club Marítimo San Balandrán la gestión de los pantalanes deportivos- «concedió una plaza a un velero australiano por cuatro meses al precio de 700 euros, cuando los estatutos señalan que están exclusivamente reservadas a socios del club y que corresponde otorgarlas al secretario, no al presidente. Además, en el caso de ese velero el precio tendría que ser de unos 850 euros, no de 700. Dijo que era una compromiso suyo y que había que asumirlo, sin más», concluyó Fernando Álvarez, exsecretario y socio del Club Marítimo San Balandrán.
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