PATRICIA MENÉNDEZ
Miércoles, 3 de septiembre 2014, 00:17
Los niños de hoy son el futuro de mañana, y «cuidarlos está en la mano de todos, no solo de los padres». Francisco Álvarez Caro, pediatra del Hospital de Cabueñes, inauguró la segunda jornada del curso 'Cuida tu corazón. ¡Haz deporte!', que se imparte estos días en el edificio de servicios universitarios de Avilés, con su ponencia 'Factores de riesgo cardiovascular en la población pediátrica'. Sedentarismo, malos hábitos alimenticios, obesidad y sus consecuencias en los más pequeños fueron algunos de los temas que Álvarez repasó durante su intervención.
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¿Cuáles son esos factores de riesgo cardiovascular en la población pediátrica?
Se podrían dividir en dos grandes grupos. Por un lado los clásicos, aquellos que interesarían más a la población general, y que serían sobre todo la obesidad, la hipertensión arterial, el colesterol alto y el hábito tabáquico, que afectaría más a la población adolescente. Luego tendríamos otro gran grupo de factores de riesgo que interesa a los médicos en particular, como los factores cardiovasculares inflamatorios, que serían tres proteínas.
La obesidad infantil es un tema de plena actualidad. ¿Es tan alarmante el estado de esta enfermedad en ese grupo poblacional?
Sí, de hecho nuestro grupo realizó aquí un estudio, concretamente en Avilés, con los colegios públicos de Villalegre y del Quirinal. Seleccionamos a 460 niños de entre 6 y 12 años y observamos que en torno a un 40% tenían un peso por encima de lo deseado, en concreto un 30% padecía sobrepeso y casi un 11% tenía obesidad. Si lo extrapolamos, significa que 4 de cada 10 niños de la ciudad de Avilés podrían tener sobrepeso. Esto es un dato, cuanto menos, relevante.
Con esos datos el futuro no parece muy halagüeño.
La tendencia es preocupante. Los últimos datos nos dicen que entre el año 1985 y el año 2002 la prevalencia de obesidad se duplicó en la infancia, y pasó de un 15 a casi un 30%. Por tanto, habría que actuar en ese sentido, el dato sin duda alguna es preocupante.
¿De parte de quién debería llegar la educación necesaria para prevenir estos factores de riesgo?
Pues probablemente por parte de todos. Si no se influye positivamente en la familia de cara a prevenir la obesidad, está demostrado que prácticamente vamos a fracasar en el intento, y no solo los pediatras debemos implicarnos en la divulgación de este conocimiento, sino que, si tampoco tocamos el ámbito escolar, es muy difícil obtener resultados positivos. De hecho, es quizá en este ámbito escolar donde los niños son más receptivos a la hora de adquirir hábitos de vida más saludables, y todo ello se podría traducir en un descenso de la prevalencia de la obesidad y no solo en la edad pediátrica, sino en el riesgo cardiovascular que conlleva más tarde en el adulto.
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¿En qué puede desembocar la obesidad infantil a medio plazo?
Sobretodo en la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos, que terminarían a la larga produciendo enfermedades tanto cardiovasculares, como incluso cerebrovasculares. Tendríamos mayor riesgo de angina de pecho, de infarto de miocardio o de accidentes isquémicos transitorios a nivel cerebral. En cualquier caso, los efectos negativos de la obesidad no estarían vinculados exclusivamente a la obesidad en sí, sino a todas las demás enfermedades que asocia y a las consecuencias que conlleva.
¿Se ha dado el caso de niños que ya padezcan enfermedades propias de la población adulta?
Llegar a casos extremos es excepcional, en relación, por ejemplo, a los infartos o a las anginas de pecho. Pero sí que se ha visto que enfermedades que hasta ahora eran propias del adulto, como por ejemplo la diabetes mellitus tipo 2, que estaba ligada sobre todo a la obesidad, a las personas mayores de 18 años y, por supuesto, a las ancianas con mayor motivo, han sufrido un notable incremento en la edad pediátrica. Ese incremento va en paralelo al aumento de la prevalencia de la obesidad. Aunque no llegamos a ver manifestaciones más agudas, sí que vemos otras como la diabetes, que son muy preocupantes.
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¿Cómo se puede llevar a cabo la prevención de la obesidad infantil en particular y de estos factores de riesgo en general?
Los dos pilares fundamentales de la prevención serían , básicamente, una dieta nutricional adecuada, que se aproxime a la dieta mediterránea, entendida esta como una dieta de calidad y, a su vez, dedicar menos tiempo a actividades que sean de tipo sedentario. El ocio de hoy en día en los niños está muy ligado a las nuevas tecnologías, con el uso del ordenador y de los videojuegos, y no tienen un tiempo dedicado a actividades físicas.
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