La Exposición destapa los barriles

Rubia, tostada, roja o negra, hay variedades para todos los gustos, aunque parece que todo el mundo coincide en que el secreto para servir una buena cerveza se encuentra en poner la cantidad exacta de espuma al inicio de la jarra. Los más de dos mil kilómetros que separan Avilés de Berlín no son impedimento para que la villa muestre durante estos días su cara más aria y deje correr litros y litros de multitud de variedades de esta bebida de origen germano. Aunque el cielo parecía también más propio de países centroeuropeos en estas fechas, la lluvia, que finalmente dio una tregua, y las temperaturas agradables permitieron que el XX Festival de la Cerveza de Avilés se inaugurase ayer a las 18 horas en la pista de La Exposición, tras diecinueve ediciones celebrándose en la plaza de los Hermanos Orbón (salvo una excepción en El Muelle por las obras). Los avilesinos respondieron muy bien a este nuevo emplazamiento y hubo una gran asistencia de clientes ya desde las primeras horas de esta edición del festival, que se extenderá hasta el próximo domingo con una duración total de una semana, dos días más con respecto a los años anteriores, debido a que esta ubicación permite que el lunes no coincida con el mercado.

Este cambio de sede, llevado a cabo para «darle un nuevo impulso», según la sociedad Mercado de Avilés, organizadora del evento, implica también un programa lleno de actividades novedosas y una distribución muy diferente a la que la plaza de Abastos tenía acostumbrados a hosteleros y a clientes.

Precisamente las reacciones de estos ante tanta novedad no se hicieron esperar y, aunque la mayor parte de las opiniones son favorables por la nueva ubicación del festival, bien es cierto que nunca llueve a gusto de todos.

«Si el tiempo respeta, la nueva ubicación brindará una mayor comodidad gracias a la carpa y atraerá a mucha más gente». El chef Koldo Miranda resume con estas palabras el sentir generalizado de sus compañeros hosteleros, que consideran, en su mayoría, que este nuevo espacio les permitirá incrementar las ventas con respecto a ediciones pasadas debido a que la plaza de los Hermanos Orbón era un emplazamiento mucho más saturado de bares con terrazas. «A primera vista parece que va a ir muy bien, estos años estaba yendo a menos, pero creo que esta vez podremos hablar de un repunte», coincide José Antonio Álvarez, responsable del puesto de la distribuidora Ayalgues. El mayor espacio para trabajar y la ubicación más céntrica son las claves que destaca por su parte Ángel Bullago, de la carpa del bar Maremar, para asegurar que «este año se venderá mejor».

Pero no todos los hosteleros creen que la pista de La Exposición les beneficiará. Es el caso de Graciela Vallejo, camarera del puesto del bar El Garaje, que considera que el nuevo emplazamiento «afectará a las ventas» y se queja de la falta de mesas contratadas por los bares, porque «en la carpa central se puede sentar cualquiera aunque no consuma».

Por su parte, los clientes que asistieron ayer a la jornada inaugural del XX Festival de la Cerveza agradecen que en esta edición haya más espacio para sentarse, que los niños puedan disfrutar de los juegos infantiles y consideran que la nueva ubicación ha sido un acierto por parte de la organización. «Está mucho mejor, más espacioso y mejor repartido», asegura Idoya Lorenzo, una de las primeras consumidoras de este festival. Concepción Cubreño y Manuela Lorenzo coinciden en que «ahora es más espacioso y se respira mejor», y consideran que la novedad de las mesas bajo la carpa central es «muy buena». Ángel Guardado, que disfrutó ayer de uno de los primeros bocadillos de picadillo de esta edición, asegura que «la idea de la carpa con los asientos es magnífica, aunque habrá que esperar a los resultados». «Nos gusta mucho más aquí porque los niños tienen más espacio para jugar y pueden disfrutar de los hinchables», indicó Eli Fernández, que acudió con su hijo pequeño a esta primera jornada.

Por su parte, desde la organización se considera que esta vigésima edición en la pista de La Exposición «va a ser todo un éxito, al igual que lo ha sido otros años», y se encuentran satisfechos con que «todos los hosteleros estén mucho más contentos con las novedades y el emplazamiento».

17 puestos de cerveza y 9 de alimentación, dos más que el año pasado, rodean una carpa central de 900 metros cuadrados con 99 mesas y capacidad para más de 1.000 personas que este año se encarga de presidir la fisonomía del festival y sustituye a las mesas contratadas por los distintos hosteleros en ediciones pasadas. Se amplían los días, la capacidad de asistentes y también las variedades de comida y de cerveza. Este año el festival cuenta con un puesto de alimentación a cargo del cocinero asturiano Koldo Miranda, con una oferta muy diferente a la de los demás puestos de alimentación. Además, la nueva ubicación ha atraído a hosteleros de otros lugares, como es el caso de los ovetenses Lúpulo Feroz y Ca' Beleño, y permitirá a los asistentes disfrutar de cervezas importadas más difíciles de encontrar.

Esta edición trae consigo el interés por parte de los organizadores de arraigar la cultura cervecera entre todos los hosteleros presentes en el festival y por ello se realizarán catas y charlas para dar a conocer nuevas variedades de cerveza. Hoy tendrá lugar la cata de Kalabra, una variedad artesanal elaborada en León y cuyos propietarios explicarán cuál es su proceso de producción. El próximo viernes día 15, también a las 18 horas, se celebrará un curso de iniciación al mundo cervecero dirigido a los hosteleros que incluirá la cata de distintas variedades de esta bebida. Actuaciones musicales para todos los gustos amenizarán todas las jornadas con pases de distintos grupos a las 20 y a las 23 horas, aunque ayer, durante la inauguración, algunos asistentes se mostraron molestos ante un volumen demasiado elevado de la música.

Los más pequeños también tendrán su espacio en esta vigésima edición del Festival, puesto que, además del parque con columpios que ofrece la pista de La Exposición, la organización ha decidido crear una zona exclusiva para los niños con la instalación de camas elásticas y colchonetas.