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La calle Santa Apolonia, en El Pozón, completamente anegada el pasado lunes 7 de julio. Se puede apreciar una rata huyendo.
Los vecinos de Santa Apolonia piden una solución para las inundaciones

Los vecinos de Santa Apolonia piden una solución para las inundaciones

En el último suceso, durante las fuertes lluvias de hace una semana, las ratas salieron de las alcantarillas y corrieron por las aceras y la carretera

Borja Pino

Jueves, 14 de junio 2018, 13:10

Muchos vecinos de la calle Santa Apolonia, en el barrio de El Pozón, son testigos demasiado a menudo, sobre todo en invierno, de inundaciones en el cruce de esta vía con Llaranes. Es algo que sufren también los centenares de conductores que utilizan esta carretera que se ven, de repente, en un río de agua que tienen que sortear con sus vehículos. Sin embargo, lo que no es tan habitual es vivir esa situación en pleno verano, y mucho menos ver a las ratas saliendo de las alcantarillas.

La fuerte tromba de agua que cayó en la ciudad hace una semana, unida al mal estado del alcantarillado, convirtieron nuevamente a la calle Santa Apolonia en un auténtico río de varios metros de longitud y anchura el pasado día 7 de este mes. Y las ratas, en su afán por huir de la muerte, abandonaron las cloacas y corrieron por las aceras y la carretera, para espanto de no pocos transeúntes.

Salvo por el detalle de los roedores, la situación no es nueva para los vecinos y comerciantes de esta zona, atravesada por una carretera regional, la AS-17, cuya responsabilidad en el mantenimiento recae en el Gobierno del Principado, que no ha ejecutado mejoras importantes en décadas. «Los problemas empezaron hace diez o quince años, cuando se remodeló el saneamiento de la calle», recuerda uno de los comerciantes de la zona, «desde entonces, todo han sido problemas, porque la carretera está en pendiente y basta con que llueva un poco fuerte durante diez minutos para que todo se encharque. Y, como las alcantarillas no dan abasto, todo se inunda y queda hecho un desastre», dice.

Bordillos ocultos

Por supuesto, esta situación genera incomodidades de todo tipo, desde dificultades para los peatones y vehículos, hasta daños en los negocios y en los portales. «Cuando Santa Apolonia se transforma en un río hay que cambiar de acera para poder caminar, y el agua va tan fuerte que hasta levanta las tapas de las alcantarillas», relata una vecina.

Uno de sus compañeros de bloque añade que «más de una vez hemos tenido que ayudar a personas mayores que se han caído al no ver los bordillos de la acera ocultos por el agua. Y eso sin contar conque los coches, al pasar, levantan 'olas' que empapan a quienes esperamos en la acera para cruzar la calle».

Tal es la abundancia de agua que varios hosteleros ya han sufrido daños en sus negocios. «Algunos ya han tenido que cambiar el suelo de sus establecimientos varias veces, porque el agua les ha levantado el parqué», afirma un comerciante que prefiere no ser identificado.

Y la retirada del agua no soluciona la situación, pues «estamos hablando de aguas residuales, no de lluvia, cuando deja de llover y baja el cauce queda porquería en las aceras y al pie de los negocios, y la peste es insoportable por mucho que limpiemos».

Es por todo ello por lo que los residentes de la calle reclaman una solución para un problema que, a su juicio, responde en buena medida «a que la administración nos tiene abandonados, como suele pasar en los barrios. Cada vez que esto se inunda varios de nosotros llamamos a la Policía Local, a los bomberos o a Aguas de Avilés. Los primeros aseguran que vendrán, pero o no lo hacen, o llegan tarde, y en Aguas de Avilés se empeña en decirnos que todo está bien, cuando nosotros estamos viendo las inundaciones».

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