«He vuelto a vivir con mis padres y ahora duermo en el sofá con mi bebé»

La crisis llevó a Melisa Aristí y a su hija a regresar con su familia después haberse independizado. Junto a su madre, hace frente a los gastos diarios

LUCÍA LÓPEZ PÉREZ

GIJÓN.

Lunes, 30 de enero 2023, 02:34

Melisa Aristí es incapaz de recordar la última vez que compró un abrigo o un pantalón por capricho o que entró en un supermercado sin repasar, previamente, su lista mental de precios. Tampoco se acuerda ya del último día que salió de fiesta ni ... de cómo se divertía antes de 2019. No puede porque en ese año «ya empezamos a decaer». Así denomina ella al inicio de la subida de los precios, que la devolvió a casa de sus padres -quienes cuidan también de su tío, que sufre una discapacidad-, ya que su sueldo como camarera no alcanzaba ya entonces para «lo básico». Y no lo hizo sola, sino con Nora, su hija de 11 meses que el próximo 28 de febrero cumplirá un año sin saber lo que es una fiesta de cumpleaños, porque «no nos llega».

Publicidad

Para Melisa, el nacimiento de la pequeña supuso renunciar a las comodidades que le quedaban: «he vuelto a vivir con mis padres y ahora duermo en el sofá con mi bebé. Tiene una cuna, pero casi todas las noches duerme conmigo», cuenta con la naturalidad de quien no ha experimentado otra realidad. También, a asumir nuevos gastos y aprender a hacer «malabares» con las cuentas, ya que «Nora tiene piel atópica y necesita de geles y cremas especiales. Yo uso lentillas desechables, pero las estiro dos días, porque también son carísimas». Y es que para Melisa es imposible curarse en salud. Un buen ejemplo de ello es que «hasta que no se me rompió la muela no fui al dentista», relata.

A todos los gastos que carga sobre su espalda, suma, además, la guardería de Nora, donde «la llevo mientras estoy trabajando por las mañanas para que no esté todo el día metida en el bar y para liberar a mi madre, que se encarga de cuidar a otra mujer».

Precisamente, es Mari Paz Álvarez quien en estos cuatro años se ha volcado en ayudar a su hija y su nieta haciéndose cargo de la renta y otros gastos. Sin embargo, no es suficiente, ya que «hay meses en los que parece que no llegamos, porque todo se va en la compra». Especialmente en los pañales, que adquieren «de oferta», las botellas de agua, ya que Melisa no puede beber agua del grifo por problemas en los riñones y la leche sin lactosa, puesto que es intolerante. «El aceite de oliva dejamos de comprarlo. Las patatas fritas las cambiamos por puré o arroz», cuentan.

Para ambas la situación es asfixiante, aunque agradecen la buena fe de sus vecinos de La Calzada, quienes «nos ayudan mucho, nos dan fruta para la niña y nos avisan de cuándo baja el precio».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad