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LUCÍA RAMOS
LLANES.
Martes, 21 de agosto 2018, 03:36
La actividad regresaba en la mañana de ayer al Ayuntamiento de Llanes. Los teléfonos volvían a sonar, los ordenadores a funcionar y los papeles a pasar de mano en mano. Sin embargo, en medio de todo ese movimiento había un vacío que a medida ... que pasaban las horas se hacía más notorio tanto para trabajadores municipales como concejales. Y es que el despacho de Javier Ardines permanecía en silencio. Al otro lado de la puerta, de la mesa, no había nadie. Por eso, la de ayer fue la vuelta al trabajo más dura para todos en el Ayuntamiento. Faltaba un compañero.
Como viene sucediendo en todos los rincones del concejo desde que el único edil de Izquierda Unida y pescador apareciese asesinado a golpes a primera hora del pasado jueves, los corrillos y las conversaciones a media voz eran ayer la tónica habitual en una jornada laboral totalmente atípica. Porque nadie entiende qué pudo pasar por la mente de la persona o personas que estén detrás del brutal ataque para llegar a tender una emboscada a Javier Ardines cuando se dirigía a faenar a bordo de su embarcación, la 'Bramadoria', con la intención de asaltarle en plena noche y a apenas doscientos metros de su vivienda.
«Estamos completamente impactados. Hablamos, pero nadie es capaz de decir nada. Es que no hay palabras ante algo como esto», manifestaba un empleado municipal a este diario. Porque son de sobra conocidas las disputas y los frentes que el cuatripartito conformado por IU, Vecinos por Llanes, Foro y PP tenía abiertos desde su llegada al poder, tras las elecciones de 2015, pero en el entorno laboral del Consistorio nadie logra entender que alguno haya podido llevar a las muerte del concejal.
El altar improvisado a las puertas de la Casa Consistorial, en el que a medida que pasan los días son más las flores, velas, mensajes y demás objetos que los amigos y vecinos de Javier Ardines colocan en su memoria es, además, un recordatorio de que ya no está.
De «pesadilla» calificaron los últimos días los propios compañeros de gobierno del concejal, quienes reconocían que lo brutal del ataque y la incertidumbre de no saber aún quién está detrás hacen todavía más difícil seguir adelante.
Visiblemente afectado, el alcalde del concejo, Enrique Riestra (Vecinos por Llanes), el más cercano dentro del gobierno local a Javier Ardines, llamaba ayer a la prudencia. «La Guardia Civil está haciendo su trabajo y estoy más que seguro de que ponen todo su empeño y medios para esclarecer lo ocurrido», apuntaba desde su despacho. Y, como tantas veces han repetido estos días quienes conocían al concejal y todavía no logran asimilar su pérdida, manifestaba su deseo de que «pillen pronto al culpable o los culpables para poner, al menos un poco, fin a este dolor que tanto cuesta entender».
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