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LAURA CASTRO
GIJÓN.
Martes, 12 de diciembre 2017, 02:01
Ya están en casa pensando en la temporada de la angula, pero aún no pueden hablar de lo sucedido en la madrugada del pasado jueves sin que sus ojos se llenen de lágrimas. Felipe Menéndez y Miguel García 'Milu' están «animados para volver» a ... faenar a pesar de la tragedia vivida cuando lograron ser rescatados a las seis de la mañana del jueves a tres millas del cabo Peñas tras permanecer doce horas flotando en el Cantábrico. Sobrevivieron abrazados y aferrados a la proa del 'Julia María', su lancha pesquera.
«La palabra que define nuestro estado ahora es felices. Estamos felices de estar vivos», recordó Miguel, emocionado a la salida del Hospital de Jove, donde se recuperaba junto a Felipe de una hipotermia severa. No olvidan «el miedo» que sintieron esa madrugada ni tampoco la angustia vivida por sus seres queridos, que aguardaron largas horas en tierra por la llegada de buenas noticias. «Ha sido muy duro para nosotros, pero también para nuestras familias. Ellos también han pasado lo suyo», señaló Felipe. El de Soto del Barco aseguró que todavía tienen que «descansar y recuperarse del todo», pero incidió en que en ningún momento se plantean dejar la pesca. «Es nuestra profesión», confesó.
Una decisión que intranquiliza a sus familiares, que ya empiezan a preocuparse por el día en que vuelvan a faenar. «Tenemos que respetarlo, porque la pesca es su vida. Evidentemente tenemos miedo, pero no podemos hacer nada. Aunque si se toman unas semanas de reposo, mejor», comenta Raquel Agüeros, prima de Miguel, quien reconoció que tendrán que «pelear mucho» para que se lo tomen con calma. En la misma línea se expresó la mujer de Felipe, Carmen Sampedro. «Nunca me gustó demasiado la profesión de mi marido. A él le encanta pescar, de siempre, pero para mí es una intranquilidad continua. Y ahora será aún peor. No quiero ni pensar en el día que vuelva a subirse a un barco», aseveró.
Miguel y Felipe necesitaron cuatro días de cuidados en el Hospital de Jove para recuperarse físicamente, pero sus familiares están convencidos de que necesitarán mucho más tiempo para olvidar la tragedia. «Lo que han pasado ha sido terrible. No se lo desearía a nadie», comentó el hermano de Miguel, Marco García. «Sobrevivimos porque nos mantuvimos juntos y nos dimos ánimos el uno al otro en todo momento», relató Miguel. Así lo consideró también la mujer de Felipe. «Lo que han vivido no lo aguanta cualquiera, hace falta mucha fuerza mental y física para sobrevivir a algo así. Estoy convencida de que yo no habría podido resistir. Si ellos lo lograron, fue porque tiraron el uno del otro en el agua», comentó.
Miguel y Felipe regresaban de una jornada de pesca recreativa en la zona del cabo Peñas cuando en torno a las seis de la tarde «la embarcación se llenó de agua y reventó». Cogieron los chalecos salvavidas, dos cada uno, y se abrazaron a la proa del 'Julia María', la única parte del barco que se mantuvo a flote. La ropa de abrigo que llevaban les protegió, en cierta medida, de las frías aguas del Cantábrico, que aquella madrugada no superaron los 15 grados de temperatura.
La tripulación del 'Alonso de Chaves' les localizó cerca de las seis de la madrugada con claros signos de hipotermia severa. «Miguel no reaccionaba, estaba en shock. Felipe todavía estaba consciente. Ellos fueron los verdaderos héroes de esta historia por las ganas de vivir que tuvieron», señaló la primera oficial del barco rescatador.
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