Una clase de educación vial para los Reyes don Felipe y doña Letizia

Los Reyes llegaron al complejo ubicado en Llanera a las cinco de la tarde, acompañado por la comitiva de autoridades encabezada por Adrián Barbón y el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, y con Alonso esperando ejercer de cicerone. Su primera parada, el auditorio, donde Lucía se encargaría de ofrecer una clase de seguridad vial para 18 niños de entre ocho y diez años. Los Reyes se colocaron en tercera fila, entre los chiquillos, y Alonso esperó su momento para responder a las preguntas de los críos. Les dejó claro que la velocidad la deja solo para los circuitos, que en la carretera cumple escrupulosamente la ley. Y les invitó a ejercer de detectives, de vigilantes de sus padres cuando les acompañan en los coches. Su misión es estar al tanto de que no cojan el móvil y de que cumplan las normas.

El interior estaba fresco, en el exterior los termómetros estaban disparados, y más aún parecían subir las temperaturas con el sonido de los karts quemando goma en el circuito, segundo punto de paso de la visita de los Reyes. Doña Letizia charlaba animadamente con Alonso en su camino para ver a los pequeños, tres niñas y cuatro niños, que perfectamente equipados hablaron con la pareja real y el dos veces campeón del mundo de Fórmula 1.

Cuenta también el Museo Circuito Fernando Alonso con una carpa dedicada a la enseñanza práctica de la seguridad vial, en la que esos mismos peques a los que se dedicó la charla inicial esperaban la llegada de los Reyes subidos a sus karts eléctricos. Un elemento más para enseñarles cómo actuar como peatones y cómo afrontar su futuro como conductores.

La última etapa de la visita se desarrollo en el interior del museo, que alberga trajes, cascos, trofeos y, por supuesto, vehículos de los utilizados a lo largo de su dilatada carrera profesional. Él guió a la comitiva y se detuvo en explicaciones concretas, como la del coche de resistencia, al que se asomaron tanto don Felipe como doña Letizia.

En ese espacio hay un lugar de honor para el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes que Alonso ganó en 2005. Hubo posado ante la escultura de Joan Miró que recibió en el Campoamor, al que se sumaron el presidente de la Fundación Princesa, Luis Fernández Vega, y su directora, Teresa Sanjurjo.

Faltaba aún un detalle para que no olviden su visita a este espacio. Y por eso Alonso obsequió a los Reyes con uno de sus cascos firmado. Ellos correspondieron con otra firma, pero esta vez en el libro de honor del museo, del que se despidieron posando en una foto de familia con todas las autoridades y el personal del centro. Con el sonido de las cámaras de fotos y la amenaza de tormenta inminente en el ambiente, con conversaciones de despedida animadas y alejadas de los focos, dijeron adiós a Asturias.