L. RAMOS
SOTO DE CANGAS (CANGAS DE ONÍS).
Martes, 22 de diciembre 2020, 01:34
Triste cumpleaños para 'Lolín'. El imponente oso pardo que vive en el zoo La Grandera de Cangas de Onís cumplirá el próximo 15 de enero 25 años y lo hará mientras su hogar atraviesa su peor momento. Y es que tampoco se libró ... de la demoledora acción del virus este espacio en el que se pueden ver lobos, búhos, buitres, asturcones, cabras y canguros, entre otras muchas especies animales. «A consecuencia de la pandemia no podemos aguantar más y nos vemos obligados a cerrar», explica su creador y gerente, Ernesto Junco.
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Un sueño de más de tres décadas vencido por un organismo microscópico que ya en primavera les obligó a pedir ayuda para poder alimentar a los animales, al no tener ingresos de ningún tipo debido al cierre obligado por el estado de alarma. «El verano tampoco fue bueno, pues faltaron los eventos en los que solemos aprovechar para repartir publicidad e igualmente echamos en falta los grupos escolares», indica Junco. Y señala que los gastos mensuales del zoo son muy elevados, ya que «hay que pagar la comida, la luz, los salarios, la Seguridad Social...». Por ello, se están viendo obligados, incluso, a vender a algunos de sus animales para poder alimentar al resto. «Tuvimos que vender canguros, algunas aves rapaces; tenemos apalabrados los calaos terrestres... No hay otra», lamenta el dueño del zoo.
Ante un futuro que ve completamente negro y con gran dolor, Ernesto Junco reconoce que, «a no ser que cambien mucho las cosas, cerraremos en octubre y no volveremos a abrir más». Durante el verano mantuvo conversaciones con una empresa austriaca que parecía interesada en un posible traspaso, pero la segunda ola de la covid enfrió las negociaciones y ahora mismo el propietario del zoo no tiene nada a lo que aferrarse. «Cuando pedimos ayuda en primavera muchísima gente se volcó, nos mandaron dinero y comida e incluso hay gente que lo sigue haciendo, pero la situación va para largo y no queremos ser pedigüeños», indica.
Eso sí, no descarta impulsar iniciativas como los apadrinamientos para poder mantener a algunos de los animales más emblemáticos del zoo. «El guacamayo 'Coco' lleva un tiempo apadrinado», ejemplifica. Podría ser una posible salida para ejemplares de los que no se piensa deshacer bajo ningún concepto, como el oso 'Lolín', los lobos 'Tizón' y 'Yukón' y el asturcón 'Perico', que nació apenas unas semanas antes de la apertura de La Grandera, hace 32 años. Otros animales que no se pueden vender ni reintroducir en la naturaleza, aquellos procedentes de centros de recuperación, serán devueltos. «El problema es que me temo que los vayan a sacrificar, porque esos centros están para recuperar y reintroducir, no quieren estar manteniendo animales», reconoce. Los dos lobos polares canadienses, apunta, se los llevará la misma persona que en su día los cedió.
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