En la era de los grandes avances, existe «un grave peligro de retroceso» y, de hecho, «están siendo malos tiempos para la igualdad». También en el universo digital, que «se está convirtiendo en un pozo negro de ideas, con mucho gañán y ... retrógrado amparado en el anonimato». En ese universo, se centraba ayer la recién creada cátedra de Feminismo de la Universidad de Oviedo, «un hito» no sólo académico, sino también social.
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«Es una herramienta de transformación, un motor de cambio y de progreso», destacó la vicepresidenta del Gobierno autonómico, Gimena Llamedo, en la inauguración de la primera actividad organizada desde la cátedra: una jornada sobre 'Tecnología y Feminismo' en la que expertas con amplia trayectoria en favor de la igualdad analizaron las nuevas formas de violencia de género.
«Ciberacoso, control de dispositivos, difusión de imágenes no consentidas...», puso como ejemplo Llamedo. Situaciones que, precisamente por ocurrir en un mundo digital, «no están debidamente reguladas o sancionadas», según puso sobre la mesa la presidenta. Con ella, la directora de la cátedra, Eva Menéndez; la directora del Instituto Universitario de Género y Diversidad, Isabel Carrera; y el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, uno de los tres únicos varones presentes en el acto de ayer, «y eso es un problema preocupante».
La jornada arrancó con la intervención de Estibaliz Linares, para quien la violencia que asoma en la red «es la punta del iceberg». Habló del acceso a la pornografía, de «la reproducción de imágenes estereotipadas binarias y racistas» y de la importancia de «sensibilizar desde la infancia» en igualdad. «Bajo la palabra 'hater' (odiador), se está normalizando el ciberacoso», advirtió Linares, máster en Intervención en Violencia contra las Mujeres por la Universidad de Deusto. También puso el foco en «las contradicciones de los mensajes» que se lanzan. A saber: «Se les dice a las chicas que se empoderen y a la vez en las redes sociales se les vende postureo».
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Iolanda Tortajada, vicerrectora de Política académica de la Universidad Rovira i Virgili tomó el testigo para hablar de «la inteligencia artificial como herramienta de prevención». La inteligencia artificial «tiene riesgos, pero también una potencialidad educativa», que Tortajada está explorando en un proyecto piloto sobre consumo de violencia mediática que está demostrando cómo la inteligencia artificial puede contribuir a «la autoconcienciación» de una forma que cale entre los jóvenes.
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