Un cliente pide información en La Cooperativa sobre los pellets, una modalidad para calentar el hogar que conoció un boom en septiembre y ahora se mantiene, pese al encarecimiento del material. Juan Carlos Román
Pobreza energética en Asturias

La venta de mantas y estufas se dispara: «Se buscan formas de no encender la caldera»

Los comerciantes constatan un incremento del 30% de las ventas. Crecen ligeramente los biocombustibles, pese a su encarecimiento

Lunes, 26 de diciembre 2022

Esta es una crónica de temperaturas y de clima. De percepciones y de la previsión que hacen los consumidores, en época de inflación preocupante y de altos costes del gas y la electricidad. No es que lo que se considera pobreza energética afecte a toda la población, de hecho se estima que solo a un 20%, pero muchos son los que temen entrar en esa categoría. Así las cosas, y ante un invierno que no acaba de llegar del todo, igualmente se han disparado las compras de prendas de abrigo y mantas, así como de alternativas a la caldera de gas o eléctrica. A mediados de noviembre, con los termómetros bajo cero en varios puntos de la región, la población comenzó a hacer acopio de mantas y materiales calefactables pensando que el frío había llegado para quedarse. No fue del todo así. Contra todo pronóstico, el viento sur ha dejado temperaturas casi veraniegas en pleno mes de diciembre.

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En este caso, lo que está claro es que el encarecimiento de la factura energética ha hecho mella en los hábitos de consumo de los asturianos. No en vano, los comerciantes de textil certifican un incremento del 30% de las ventas con respecto al año anterior. «La gente busca alternativas para no encender la calefacción o hacerlo lo menos posible», constata Álvaro Secades, responsable de Tramas, un establecimiento gijonés especializado en ropa de cama y del hogar. Lo que más está vendiendo Secades desde hace cosa de un mes son edredones de plumón y colchas con borreguillo. Y es que este año, la llegada de un frente frío en noviembre parece haber adelantado las compras. «Otros años sí que se vendía mucho por estas fechas, pero lo gordo solía empezar a finales de diciembre», cuenta Secades.

También los vendedores de alternativas para calentar el hogar están notando cómo el consumo empieza a activarse con la entrada del invierno. Ahora bien, a un ritmo mucho más lento de lo esperado para estas fechas del año. En La Cooperativa, en Gijón, lo que triunfa son las estufas de gas, algo previsible, teniendo en cuenta el impacto de la inflación sobre el gasto energético de las familias. «Todos los días llega alguien buscando un radiador o una opción más económica para mantener el calor de su hogar», cuenta Carlos Menéndez, director comercial de La Cooperativa. Y la venta de estufas y otros equipos de calor ha crecido cerca de un 10% con respecto al año pasado, cuando la crisis de materiales a causa de la pandemia ya había hecho mella en los precios de los combustibles.

Los pellets se mantienen

Otro varapalo que se ha llevado el sector ha sido la caída en picado de los combustibles vegetales. La fiebre de los pellets, que en octubre hizo que se vaciasen los almacenes y su precio aumentase exponencialmente, parece haber remitido. Si bien todavía hay quien se interesa por estos materiales, la gente se lo piensa dos veces antes de acometer una inversión inicial como la que suponen las calderas de pellets. No en vano, un saco de virutas, serrines y astillas ha pasado de costar 4,5 euros a 7. «En cuestión de pocos meses ha dejado de ser la opción rentable», advierte Carlos Menéndez.

En cualquier caso, los comerciantes son optimistas y esperan que el retraimiento del comercio se revierta con la llegada de los meses fuertes del invierno; dado que este final de año esta resultando inusualmente cálido. «El consumo está un poco estancado, pero esperamos que entre enero y febrero, a medida que haga más frío, cambie la tendencia», afirma Francisco Díaz, responsable de la tienda Tien21 de Avilés.

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Lo que más está vendiendo Francisco Díaz son calefactores que rondan los veinte euros. La gente mira cada vez más por su bolsillo. «Más que el modelo, la gente se fija en gastar lo menos posible», sentencia este autónomo avilesino. Las ventas, por el momento, continúan a la baja, pero basta un día de frío para que la gente se aventure al establecimiento a por una estufa de gas.

Juan Carlos Román

Y mientras llega a la región el frío con mayúsculas, a los asturianos no les queda de otra que recurrir a la opción más económica de todas: las mantas. En el centenario establecimiento Tejidos El Mundo, ubicado en la calle del Rosal de Oviedo, más del 80% de la caja se está haciendo con material térmico. «El frío de noviembre ha doblado cualquier pronóstico. Estamos vendiendo edredones y nórdicos como churros», apunta Argimiro Priede, responsable de este establecimiento y testigo directo del repunte de la demanda.

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Precio antes que calidad

Con la ola inflacionaria y la subida de los costes energéticos, a la gente no le queda otra que utilizar su ingenio para ahorrarse unos dineros. Argimiro Priede, además de vender ropa de abrigo, es uno de los 40.000 asturianos que tienen calefacción central en su edificio y que este invierno tendrán que hacer frente a 'apagones' a determinadas horas del día para minimizar el gasto a fin de mes. «Llega un momento de la noche en que refresca y, o te abrigas o las pasas canutas», afirma Priede.

109.299 asturianos sobreviven con menos de 6.357 euros al año

Si la coyuntura energética es preocupante para las clases medias, que han visto reducido su poder adquisitivo a causa de la inflación, para las personas que sufren pobreza extrema la situación es verdaderamente crítica. En Asturias, casi el 11% de la población se encuentra en esta tesitura, de acuerdo con los datos del informe de EAPN (Red Europea de Lucha contra la Pobreza), relativo al año 2021. Ese porcentaje significa, en términos absolutos, que no menos de 109.299 asturianos sobreviven con menos de 6.357 euros al año. Cuando el nivel de ingresos no llega para cubrir todos los gastos las familias se ven obligadas a elegir entre comer o calentar su hogar, quedando siempre esta última opción en un segundo plano.

A pesar de que todavía no ha llegado 'lo gordo' del frío, en los hogares con calefacción central existe el temor añadido de no saber cuánto van a tener que pagar por su factura el mes que viene, tal es la fluctuación a la que esta sujeto su contrato. El Colegio de Administradores de Fincas prevé que haya momentos donde la factura se vea incrementada «hasta un 600 o 700%». Serían los casos más extremos, pero lo que está claro que poner la calefacción este invierno dolerá –y mucho– en los bolsillos de los asturianos.

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