La hermana Fátima, a la entrada del monasterio de Valdediós, ayer por la tarde, después de anunciarse oficialmente su marcha. José Simal

Valdediós se vuelve a quedar vacío

Las carmelitas creen que el monasterio «no es adecuado» para su «tipo de vida» y lo dejarán el 16 de julio, pero su deseo es «continuar en Asturias»

dani busto

Viernes, 14 de febrero 2020, 02:34

A media tarde, el monasterio de Santa María, junto a la Iglesia de San Salvador de Valdediós (Villaviciosa), parece estar vacío. Tan solo cuatro coches se encuentran estacionados en el aparcamiento de la entrada y predomina el más absoluto silencio en el patio ... principal. Pero está habitado. Al menos lo estará hasta el próximo 16 de julio, fecha en la que las Carmelitas Samaritanas que viven en él «darán por finalizada su presencia y actividad».

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Así lo anunciaron ayer el Arzobispado de Oviedo y esta congregación religiosa en un comunicado que causó cierta sorpresa entre los vecinos del concejo maliayo, quienes, también ayer por la tarde, se preguntaban «¿por qué se marcharán las monjinas?».

La respuesta, quizás escueta, se encuentra en ese comunicado, en el que se apunta que «tras un periodo de reflexión por parte de la comunidad religiosa, y a la vista de la evolución del propio instituto, las Carmelitas Samaritanas han llegado a la conclusión de que Valdediós no es el lugar adecuado para el tipo de vida al que está llamado esta congregación».

Suena el timbre de la entrada, una vez, dos veces, y en menos de un minuto se oye al otro lado de la puerta el sonido de unas llaves. La hermana Fátima atiende a EL COMERCIO y explica que la marcha de las religiosas ha sido algo muy meditado desde hace tiempo. Se encuentran muy a gusto en Asturias, región a la que llegaron el verano de 2016, procedentes de Valladolid, y, de hecho, insisten en que no quieren abandonar el Principado. «Los asturianos nos han tratado muy bien desde que nos establecimos aquí», valora Fátima. Entre líneas, de sus palabras se interpreta que la razón de que las Carmelitas Samaritanas busquen otra ubicación está motivada por el deseo de encontrarse «más cerca de la gente», ya que su labor, su «testimonio», consiste en dar cobijo al peregrino, «escucharle y dialogar».

La madre Olga Santamaría, que se encuentra de viaje, corrobora a través de una llamada telefónica las palabras de la hermana Fátima: «Amamos Asturias y no deseamos irnos del Principado. Estamos a disposición del Arzobispado para servir en lo que podamos y así lo hemos manifestado». Más allá de este deseo, las religiosas se muestran prudentes y se remiten al comunicado que ayer se hizo público.

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La diócesis de Oviedo, por su parte, agradeció a las religiosas «estos años de presencia en Valdediós, su testimonio de vida, su labor apostólica y el cariño y cercanía a cuantos se han acercado al monasterio». En la nota se apunta que el conjunto histórico artístico de Valdediós «seguirá disponible», como hasta ahora, para las visitas turísticas que «deseen conocer esta joya del patrimonio asturiano». El Arzobispado reiteró «su compromiso claro y decidido de mantener abierto el conjunto monumental, a disposición de todos los asturianos y de los que nos visiten atraídos por nuestra riqueza cultural».

La comunidad de hermanas residentes en Valdediós son la tercera congregación que utiliza estas instalaciones, y las primeras mujeres en ocupar el monasterio en su historia. El cenobio estuvo encomendado a la orden del Císter desde que fue fundado en 1200 por Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla.

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Durante la Guerra Civil fue un hospital psiquiátrico y tras el conflicto bélico fue nuevamente seminario hasta 1951. La Santa Sede lo restauró como priorato cisterciense en 1992. Los talleres de empleo y la colaboración de los monjes revitalizaron el monasterio, que vivió años de actividad en el plano religioso, turístico y cultural. Sin embargo, en enero de 2009, los monjes del Císter se vieron obligados a decir adiós al cenobio, una decisión del por entonces arzobispo, Carlos Osoro. Poco después llegó la Comunidad de San Juan, pero la ubicación dificultaba su labor apostólica dirigida a los jóvenes y el 30 junio de 2012 abandonaron el monasterio.

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