De izquierda a derecha y de arriba abajo, los virólogos Luis Enjuanes, Margarita del Val y Carmen Fernández, y el filósofo Txetxu Ausín.

La vacuna española no estará lista hasta el verano que viene

El CSIC advierte de que la inmunidad colectiva no se obtendrá sin vacuna y que, cuando esta llegue, «será un bien escaso»

YAGO GONZÁLEZ

OVIEDO.

Jueves, 15 de octubre 2020, 01:44

Los virólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llevan varios meses trabajando en tres proyectos diferentes para conseguir una vacuna contra el coronavirus, pero en ningún caso el remedio estará en las calles antes del verano de 2021. Así lo recordó ayer ... Luis Enjuanes, responsable del laboratorio del coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (dependiente del CSIC), durante su intervención en un seminario 'online' con otros expertos de la institución: Margarita del Val, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa; Carmen Fernández, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, y Txetxu Ausín, del Instituto de Filosofía.

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El enemigo es común, pero las tres investigaciones son muy diferentes entre sí. La primera está basada en una molécula de ADN y, según Enjuanes, «es muy económica, se puede producir con facilidad» y «podría llegar, como pronto, para el verano que viene porque aún hay que empezar las pruebas en humanos». La segunda procede de un virus de la viruela, «está muy adelantada» y «probablemente también estaría lista en verano»; y la tercera, más reciente, se basa en el propio SARS-CoV-2 y el científico la considera «muy segura y potente», aunque lo más probable es que no pueda distribuirse hasta finales de 2021, ya que aún son inciertos sus efectos secundarios.

Los expertos del CSIC tienen claro que la inmunidad colectiva no será posible sin una vacuna. Margarita del Val puso el ejemplo del sarampión, enfermedad que «está eliminada de España porque se vacuna más del 95% de la población». A su juicio, una persona infectada que llegue a un país en el que todos los ciudadanos estén vacunados tiene pocas opciones de provocar una epidemia, «porque hay un escudo que evita la transmisión colectiva», aunque puede haber casos puntuales. «La inmunidad colectiva no protege a las personas individuales, pero sí evita que el brote se extienda por la sociedad», señaló Del Val.

Txetxu Ausín subrayó el aspecto ético de la distribución del futuro remedio: «Cuando se consiga la vacuna, será un bien escaso, y habrá que establecer las prioridades en un contexto de recursos limitados». Además, el filósofo advirtió del peligro de que los políticos incurran en «un nacionalismo vacunal bastante estúpido, porque la distribución global es un imperativo ético».

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