ROSANA SUÁREZ
OVIEDO.
Lunes, 4 de julio 2022, 03:16
Tras dos veranos de mascarillas, restricciones y una pandemia que parecía no tener fin, los asturianos se encaminan hacia lo que será su primer verano normal desde que el coronavirus llegase a nuestras vidas, pero también uno de los más caros en mucho tiempo. Las ... ganas se han apoderado de muchos que este año se van a pegar las vacaciones de su vida, a pesar de que la subida continuada de los precios, el incremento de los costes de la energía y la guerra de Ucrania son cuestiones que inquietan. Este contexto ha hecho que los asturianos estiren todo lo posible sus salarios y ahorros para hacer frente al encarecimiento de la vida. Así, la inflación por el momento no está desactivando la demanda.
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Las agencias han hecho un listado con los destinos favoritos para este año y el patrón está claro: sol y playa. Lo achacan a las condiciones meteorológicas de Asturias. Los destinos más habituales, aprovechando las conexiones nacionales directas que existen, suelen ser las islas Baleares y Canarias, Andalucía y la costa Mediterránea. Las salidas al extranjero caen y suben los viajes por el territorio nacional, mientras que el turismo de interior no es una opción para los asturianos.
Pocos y muy caros. La falta de vehículos disponibles y la alta demanda han disparado los precios. Durante la pandemia las empresas del sector debieron deshacerse de buena parte de sus coches para obtener liquidez ante la inexistencia de ingresos. Ahora que han vuelto a tener estabilidad, el problema es que no pueden adquirir vehículos. La flota de vehículos de alquiler se ha reducido este verano con respecto a los años previos a la pandemia y encontrar un coche puede ser una odisea en algunas zonas. Las carencias en la movilidad se han convertido en un contratiempo importante para destinos tan turísticos como los archipiélagos y los turistas se quedan casi sin opciones para moverse.
Se comienza a ver que la gente vuelve a planificar sus vacaciones más anticipadamente, pero sigue habiendo reservas de última hora de quienes estuvieron esperando a ver si «la situación se normalizaba». Pocas han sido las cancelaciones, pues los asturianos tienen «ganas de viajar». El furor hotelero se debe a varias cuestiones, en primer lugar, al ahorro que muchas familias han experimentado durante la pandemia. Hay muchas personas que llevan dos años sin viajar y esta vez sí lo van a hacer.
Las ganas de escaparse son generalizadas, pero disfrutar del verano será este año más caro y más difícil si hay indecisión porque los vuelos y los hoteles se encarecen conforme llega la temporada alta. Las reservas han crecido y los precios también. El sector hotelero no escapa a la subida de la inflación que está afectando no solo a España, sino al resto del mundo. Basta con observar el Índice de Precios Hoteleros (IPH) que elabora el INE para hacerse una idea de cuánto han escalado los precios en el sector. Los precios suben de una semana para otra porque la demanda lo está absorbiendo y los empresarios buscan compensar de alguna forma el tiempo que han estado sin ingresos. Desde el sector atribuyen en parte esta escalada de tarifas a los sobrecostes derivados del precio de la luz y los combustibles.
Ni siquiera hace falta comparar con los precios del año pasado para darse cuenta de que se han disparado. Un vistazo en Booking al mapa de cualquier ciudad turística en julio y agosto impresiona. Los más precavidos, los que reservaron antes de que empezase la invasión de Ucrania, ahora pueden disfrutar de vacaciones más baratas que otros clientes. Un viaje que en marzo pudo reservarse por poco más de 600 euros, ahora sale 1.000 euros más caro. Por categorías, los hoteles subieron sus tarifas entre un 20 y un 35%. De este modo, la facturación media de uno de tres estrellas supera los de 73 euros, mientras que en uno de cinco es de 226,5 euros por habitación y noche.
El vehículo privado sigue siendo una opción mayoritaria para viajar en familia, pero el avión es el medio de transporte más solicitado este verano, aunque las compañías han trasladado la subida del precio del combustible directamente a los bolsillos de los viajeros. Aunque en menor proporción que los alojamientos, también han incrementando las tasas.
En Mallorca, Comunidad Valenciana o Barcelona la ocupación está siendo muy alta, desde el mes de abril se ha notado una demanda fuerte de estos destinos y las búsquedas van acompañadas del aviso de volumen de ocupación altísimo, de entre el 80% y el 90%.
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En cuanto al gasto medio, las agencias de viajes lo tienen claro: «Los asturianos lo quieren todo». A la hora de elegir un destino, la mayoría se decanta por aquel que les ofrece un precio más asequible, «buscan lo que más se acerca a sus deseos, pero que sea económico para sus bolsillos».
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