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Este estudio de la Universidad de Oviedo refleja que los fuertes temporales causaron un retroceso de hasta 40 metros en algunos campos dunares de la costa asturiana en 2014. La investigación aporta luz sobre la incidencia que el cambio climático y los temporales ... asociados a él tienen en las playas.
El Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo ha liderado este proyecto, cuyos resultados han sido publicados en la revista 'Geomorophology'. El trabajo señala en concreto que, tras los temporales de 2013 y 2014 se produjo la erosión más severa que, en algunos de los 15 campos dunares analizados, alcanzó hasta los 40 metros de retroceso de la línea de costa.
El estudio se titula 'Erosión costera (dunas) en el noroeste de España: Patrones recientes bajo eventos de tormentas y olas extremas' y está firmado por Germán Flor-Blanco, German Flor y Carmen Flores-Soriano, de la Unviersidad de Oviedo; Javier Alcántara-Carrió, de la Universidad Autónoma de Madrid y Derek Jackson, de Universidad del Ulster, englobado dentro del proyecto UNESCO IGCP Sea Level Changes from minutes to millennia (Cambios del nivel del mar desde minutos a milenios).
La investigación detectó, además, «una inusual variación de 5 grados hacia el oeste en la dirección de aproximación de las olas en alta mar, algo no registrado anteriormente en la bibliografía científica», tal y como explica Germán Flor-Blanco, que añade que «esta variación supuso la eliminación o mayor erosión en la parte oriental de los campos dunares asturianos. Un claro ejemplo está en Bayas, Xagó y Rodiles».
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Para la elaboración de este trabajo, el equipo analizó los cambios geomórficos de Peñarronda, Mexota, Serello, Navia, Frejulfe, Barayo, Otur, Quebrantos, Salinas-El Espartal, Xagó, Carniciega, Rodiles, La Isla, La Espasa y Vega, separando los que ya tienen influencia por el hombre y los naturales, además de los registros de varias boyas entre 1958 y 2015.
La investigación demuestra el aumento de fuertes temporales en el Cantábrico y el efecto que estos tienen en la línea de costa, afectando más que la propia subida del nivel del mar, estipulada entre 2 y 3 mm/año según distintos autores. Germán Flor-Blanco explica que «el momento en el que, de manera muy evidente, las dunas ocupaban una mayor superficie fue en 2006». «A partir de esta fecha, lo sistemas empiezan a perder sedimento y la duna empieza a retroceder», añade. Este retroceso no es continuado en el tiempo, sino que se ve marcado por los grandes temporales, entre los que habría que señalar sobre todo tres: el producido en febrero de 2009 y los dos históricamente destructivos de 2014 (febrero y marzo). Tras estos, en algunos puntos de Asturias se detectaron hasta 40 metros de retroceso en la línea de costa.
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«En la actualidad, la situación ha cambiado», explica Flor-Blanco. «Las dunas están recuperando poco a poco la situación que tenían a principio de siglo XXI, ya que los últimos inviernos (7 años) no han dejado temporales tan fuertes, y el sedimento se va acumulando de nuevo», manifiesta. En esta recuperación no es homogénea en todas las dunas asturianas. «En algunas, mantiene su forma original, en otras se va modificando, creando configuraciones nuevas, pero, al igual que en estudios realizados en Inglaterra, los sistemas han llegado a recuperar en algunos casos hasta el 90% de su estado previo a 2006 o, incluso, lo han superado, como, por ejemplo, en Rodiles», concluye.
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