Lo que piden las facultades a los candidatos a rector

Inmersa como está la facultad en el proceso para conseguir la acreditación internacional AACSB, pide reforzar el apoyo institucional y económico para lograr este objetivo. El mismo apoyo que reivindica para «el desarrollo de actividades propias de nuestras titulaciones, como el emprendimiento o las relaciones con empresas», comenta la decana, Carmen Benavides. Proponen también crear una oficina administrativa que centralice la gestión de los casos de covid de la Universidad sin tener que recurrir a un cargo académico de la facultad para ello. Y una renovación estructural (cubiertas, techos, sistema eléctrico) y funcional (aulas con cámaras y ordenadores adecuados).

Quieren en la EPI de Gijón que se agilice la aprobación definitiva del Grado de Ciencia e Ingeniería de Datos con vistas a poder ofertarlo ya el próximo curso y que el centro se convierta en referente de la formación dual y los grados abiertos, como ejemplos de la flexibilización de titulaciones que defienden. También creen necesario dar «un salto cualitativo» en las infraestructuras de los laboratorios docentes, mejorar la digitalización e invertir en tecnología. Su director, Juan Carlos Campo, cree que la Universidad debe aprovechar la oportunidad que brinda la ampliación del Parque Científico: «Se podría dar un salto relevante en la colaboración con la empresa».

Preocupa en la escuela gijonesa -una de las siete escuelas de náutica del país- el problema para relevar al 80% del profesorado que abandonará el centro al jubilarse en un plazo de cinco o seis años. También mantenerse en la vanguardia en cuestiones tecnológicas. En esas dos cuestiones centran sus prioridades.

Estudios de postgrado y mejora de las instalaciones. En la facultad gijonesa tienen claras sus prioridades. A nivel de docencia, mantienen su demanda de un máster de marketing digital y comercio electrónico. Por otro lado, sufren problemas de aparcamiento y urgen una solución para las aulas de la fachada sur, las de mayor capacidad, en las que se llegan a alcanzar temperaturas de 35 grados. «Las condiciones en que se imparten las clases, sobre todo al mediodía o primera hora de la tarde, no son las más adecuadas», dice Levi Pérez.

Con más de dos mil alumnos, el principal problema es la falta de espacio. Se ha visto más a las claras durante la pandemia. «Necesitamos trabajar con grupos más reducidos y con una metodología diferente», reivindica su decano, Celestino Rodríguez. Piden mejores infraestructuras y más personal docente «para impartir docencia de calidad». También, agilizar las estrategias de revisión de los planes docentes de las titulaciones actuales e identificar e impulsar otras futuras. Lo dice pensando en estudios de postgrado y dobles grados como el de Infantil y Primaria y otro vinculado con Pedagogía. Por último, reivindican apoyos para la gestión de las prácticas externas.

Sin problemas de espacio, en la facultad del campus de Llamaquique demandan la renovación de sus laboratorios, en concreto la adquisición de un equipo para hacer láminas delgadas «de uso tanto para docencia como para investigación», apunta el decano, Juan Ramón Bahamonde.

Demanda el impulso definitivo al máster de Psicología del envejecimiento y salud y otros dos aún pendientes de diseñar: de Psicología educativa y de Logopedia. De la mano de la asunción de la gestión de los másteres, llega otra petición: reforzar con más personal la administración del centro. Su objetivo es además poner en marcha una unidad clínica de Psicología, como ya tienen otras universidades. Eso y mejorar la accesibilidad del edificio de la plaza Feijoo.

Varias reivindicaciones no atendidas plantea la directora de la escuela de Mieres, Asun Cámara. Primera, la creación de un departamento propio «porque somos el único campus que carece de él». Segunda, mayor representación en la estructura de gobierno de la Universidad. Tercera, una conexión directa con la cuenca del Nalón, a quince kilómetros pero que a los alumnos les lleva más de una hora. Y cuarta, promover la promoción interna del personal de administración y servicios (PAS) para que «puedan quedarse en Mieres».

Dos cuestiones son prioritarias para la escuela del centro de Oviedo. Por un lado, la aprobación del cambio de denominación del grado por el de grado en ingeniería de minero-metalurgia y energética. «Ya está elaborada la memoria de verificación y estamos pendientes del visto bueno de Universidad y Principado», dice Francisco Blanco. Por otro, la implantación del grado de energías renovables y sostenibilidad, «que diseñó este centro y por el que llevamos dos años esperando».

Debido al grave problema de espacio en la facultad surgen otros problemas para los que piden soluciones. Por un lado, mejorar los laboratorios de Física y de ordenadores. Por otro, poder dividir los grupos en el grado en Matemáticas. También demandan más personal de administración (ahora tienen tres personas) y que se ponga en marcha el doble grado de Informática y Matemáticas.