La Universidad de Stanford, en California, elabora anualmente un ranking sobre los mejores investigadores del mundo. Analiza el número de artículos publicados, las veces que son citadas sus investigaciones y el tiempo que llevan en activo. En 2021, aparecían 29 asturianos y, de ellos, once ... de distintas áreas de Química. Dado su nivel y aportaciones, el edificio de Santiago Gascón, en El Cristo, es la gran estrella de la Universidad de Oviedo. Y el departamento de Bioquímica y Biología Molecular, al que se han dirigido durante años todas las miradas. En él trabaja el bioquímico Carlos López Otín.
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Unido a la institución académica asturiana desde hace más de tres décadas, encabeza el grupo de científicos españoles más citados por sus investigaciones sobre el cáncer, el genoma y las enfermedades hereditarias. Su nombre ha sido propuesto para el Premio Princesa de Asturias y siempre suena para el Nobel.
Pero en este ámbito de investigación puntera también han ido surgiendo con los años tensiones entre que han llegado a hacer del espacio de trabajo un lugar de muy incómoda convivencia. Así se desprende de la resolución firmada por el instructor de la Universidad de Oviedo que se ha encargado del expediente informativo abierto a dos profesores –Pedro Sánchez Lazo y Antonello Novelli– tras la denuncia puesta por Otín contra ellos en mayo de 2021 por acoso personal y profesional y que ahora ha quedado archivada por falta de indicios.
No obstante, se les abre sendos expedientes disciplinarios para ahondar en hechos que «no están manifiestamente claros y prescritos». En el caso del primero, por supuesta presión a una testigo del caso, y en el segundo, por una posible infracción grave en lo que respecta a la dignidad de los compañeros.
El instructor deberá investigar y determinar si da carpetazo o les impone una sanción (días sin empleo y sueldo) que, de ocurrir, tendría que ser ratificada por el equipo rectoral. En ningún caso, los hechos fueron considerados constitutivos de delito. De haber sido así, habría intervenido la Fiscalía.
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El científico dio el paso de denunciar tras haber sufrido entre 2018 y 2020 una grave depresión. En ese transcurso de tiempo recibió varios golpes. El que más le afectó fue la infección masiva, en mayo de 2018, sufrida en el bioterio de la Universidad de Oviedo y que obligó a sacrificar a 6.000 ratones modificados genéticamente. A ello se sumó, según recoge la resolución, «la sofisticada campaña de desprestigio» que empezó a sufrir desde finales de 2017 desde un blog denominado 'For better Science' y más tarde, la retirada, por parte de dos revistas científicas, de varios artículos por errores en las imágenes que no restaban vigencia a sus conclusiones. De hecho, la mayoría volvieron a ser aceptados.
El instructor sostiene, tras escuchar a dieciséis personas (los propios afectados y catorce personas llamadas más a declarar), que «no ha podido detectar indicio alguno de que los profesores hayan tomado parte activa en la campaña mediática de ciberacoso, ni en la infección de los animales conservados en el bioterio», en la que se descarta que sea consecuencia de «cualquier conducta humana».
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Ahora bien, a Lazo –profesor emérito, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, ocho años director del departamento del mismo nombre y que en sus inicios ayudó a montar con Santiago Gascón; candidato a rector en 2016 y ex vicerrector de Investigación y Relaciones con la Empresa (2005-2008) y de Ordenación Académica y Profesorado (1988-1989)–, la Universidad le abre uno disciplinario. Quiere tener más pruebas sobre unos hechos ocurridos en octubre de 2021, en los que el instructor aprecia que puede haber infracción.
Según consta, al recibir la comunicación de la denuncia, Lazo mantuvo en su despacho, a puerta cerrada, una conversación con una subalterna del departamento, que había sido «propuesta como testigo en la denuncia y que fue posteriormente a declarar». La trabajadora calificó el encuentro de «intimidante», mientras que Lazo –que admite esa reunión, pero rechaza que la citara en su despacho– niega también que existiera coacción por su parte para que cambiara su testimonio.
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En el documento aparecen más hechos, pero el instructor los rechaza. Algún episodio hace referencia a cuando Gloria Velasco, esposa de Otín, era doctoranda en Gran Bretaña. Otros más recientes retrotraen al momento en que Lazo expresó en 2020 su intención de aspirar a ser profesor emérito y había que votar en el departamento. Un grupo de docentes propuso que el voto fuese secreto y, según la resolución, Lazo envió un correo en el que «tras exigir la identificación de quienes proponían la votación secreta, se contenía la siguiente afirmación: '(...) para que si al final el voto es secreto y para escarnio de sus promotores se ponga de manifiesto lo fútil de sus maniobras'».
El instructor considera que «la palabra escarnio tiene un sentido peyorativo evidente y resulta muy poco apropiada en este contexto académico, pero no parece que su empleo pueda ser considerado como infracción grave a efectos disciplinarios». A lo sumo, esa reacción, «en un contexto de tensión, podría haber sido calificada como leve, pero las infracciones leves prescriben a los seis meses».
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Figura, asimismo, una conversación con el entonces rector, Santiago García Granda, también químico, en la que Lazo se refiere a Gloria Velasco «como niña mala». Para el instructor, «tiene nuevamente un componente ofensivo evidente, no se utiliza la palabra 'niña' para referirse a una persona adulta y es especialmente impropia cuando se aplica a una compañera de trabajo, catedrática de la Universidad, pero tanto por el contexto –dicha situación de tensión–, como por el hecho de que se vertió en una conversación privada no se está objetivamente ante una infracción grave. Y en cuanto a ofensa leve, estaría prescrita».
La otra incidencia –ésta en enero de 2021– está nuevamente relacionada con la subalterna. Tuvo lugar en el día en que, según la trabajadora, Lazo le dijo: «Gloria no ha aguantado la presión y ya se ha jubilado. Nos ha extrañado porque pensábamos que el primero en caer iba a ser Carlos. Qué cosa más curiosa».
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Lazo ha negado que ésas fuesen sus palabras y que «detrás de ellas hubiese una confabulación cuando era solamente una cuestión informativa». El propio instructor rechaza también «que se pueda deducir una conspiración para 'hacer caer al profesor Otín y a su entorno'».
A Antonello Novelli, profesor de Psicobiología, también se le abre expediente disciplinario por posible infracción grave, según el convenio colectivo de la Universidad. Por una supuesta falta de respeto. En concreto, por el contenido del correo electrónico que envió el 14 de mayo de 2021 a un grupo de trabajo integrado por 33 personas de diferentes departamentos de la Universidad de Oviedo y de otras instituciones denominado 'la Gran Historia'.
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Según el documento, «Novelli ha reconocido su autoría y en dicho mail realiza afirmaciones como: 'El profesor López Otín ha sido investigado por fraude científico en muchas de sus publicaciones y, como resultado, le fueron retiradas al menos nueve por parte de revistas científicas por falsificación de datos'; 'Es algo muy grave que desacredita profunda e irreversiblemente la trayectoria de cualquier científico'; 'No dudó en lanzar acusaciones muy graves sobre sus compañeros de trabajo, intentando desviar la atención de su delito sobre otros'; '(...) las revistas científicas, máxime si son de alto impacto, no retiran alegremente artículos, sino que lo hacen como último recurso cuando la falsificación de los datos es tan grave, que el daño sobre la reputación de la revista sería inaceptable». Y concluye: «Lo siento, lo conozco bien y ese hombre, seguramente muy inteligente, no me merece ningún respeto ni como profesional ni como persona».
Novelli hacía estas afirmaciones en respuesta a un correo en el que se presentaba una entrevista del bioquímico y en el que se pedía que se difundiera. Dentro de grupo —del que formaba parte el actual rector, Ignacio Villaverde– hubo quienes calificaron su mensaje de «indeseable y envenenado» y de «ataque totalmente infundado».
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Por si sus declaraciones podían responder a un ataque por parte de Otín, Novelli –profesor contratado doctor que pertenece al departamento de Psicología, pero realiza su actividad investigadora en el del bioquímico– manifestó que no tiene contacto con él desde 2001. Y, consultado sobre su conocimiento de la grave depresión que sufría, respondió, según la resolución, que «probablemente lo sabía, pero no tuvo al escribir el correo conciencia de este hecho y no lo hizo para empeorar su condición física». Alega, por tanto, que sus manifestaciones «están basadas tanto en el hecho de que los comités de las dos revistas implicadas han reclamado la retirada, como en su derecho a expresar su opinión».
El análisis que hace, en cambio, el instructor es que «lo que realizó en su escrito no fue una discusión de los méritos científicos de López Otín, sino un uso de términos muy categóricos en cuanto al fraude científico, desacreditación profunda e irreversible o delito». «Se trata de expresiones que, objetivamente, provocan irritación de la persona destinataria y que no son para que un científico, o cualquier ciudadano, exprese su opinión, por lo que resulta, cuando menos, oportuna la investigación como expresiones insultantes».
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Para el instructor, «concurren circunstancias que subrayan la gravedad de la infracción», como que se hicieran por escrito, que las personas destinatarias pertenecían a «un grupo representativo de distintas áreas de conocimiento de la Universidad y de otras instituciones, con lo que la difusión fue amplia y potencialmente lesiva», y que las afirmaciones no respondan a un desencadenante, «pues según afirma el profesor Novelli no tiene contacto personal con Otín desde 2001».
En el documento, entre los hechos denunciados al profesor, aparecen actuaciones relacionadas con distintos procesos selectivos en los que participó personalmente o lo hizo su esposa, la profesora María Teresa Fernández Sánchez.
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En 2001, en un concurso a una plaza de profesor titular en el Área de Bioquímica y Biología Molecular, Novelli se dirigió a Otín con las siguientes palabras: 'Tú no eres nadie para juzgarme a mí'. Se describen también otros que no tienen relación directa con el científico, como uno ocurrido en 2017, en el que Novelli acabó profiriendo varias veces la palabra «prevaricación» y tuvo, según algún testigo, «una actitud violenta, hasta el punto de que llegó a empujar a Gloria Velasco». Sin embargo todo ello se considera prescrito.
Otro incidente está relacionado con la misma ordenanza con la que supuestamente Sánchez Lazo mantuvo la conversación intimidatoria. Según el testimonio de la trabajadora, el profesor de Psicobiología «aseguró encontrarse muy mal porque con toda la gente que se está muriendo por el covid, me he encontrado que ninguno de los grandes hijos de puta de mis enemigos se ha muerto». Esta denuncia se rechaza porque «no se identifica a quienes son sus enemigos».
La esposa de Otín denunció que, en enero de 2021, se encontró con Novelli en las escaleras del edificio departamental y cuando le advirtió al profesor de que no llevaba la mascarilla puesta, «él se le acercó a la cara sonriendo». Podría haberse tipificado como infracción leve, pero al prescribir a los seis meses y transcurrido más de un año, se archiva.
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