Una Universidad para nuevos retos
IGNACIO VILLAVERDE
Lunes, 8 de febrero 2021, 01:21
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IGNACIO VILLAVERDE
Lunes, 8 de febrero 2021, 01:21
Las universidades somos grandes instituciones generadoras de conocimiento de alto nivel. Pero también somos la herramienta más eficaz de redistribución de riqueza humana, social y también económica. Lo somos porque las universidades son una garantía de posibilidades, un lugar que alimenta y posibilita expectativas, un ... espacio para las oportunidades, personales y colectivas. Para hacer bien su trabajo y cumplir sus misiones, necesitamos tiempo y confianza. Generar conocimiento es una empresa ardua llena de esperas. Pero solo así somos capaces de dar respuestas, o como decía Heidegger, de hacer lo radicalmente importante, hacernos preguntas. Necesitamos que se confíe en nosotros, que se confíe en la institución, aunque en ocasiones lo que hagamos le resulte extraño a la sociedad. De ahí la importancia de ser transparentes, muy transparentes, y difundir bien lo que hacemos. La universidad necesita silencio, espacio, tiempo y confianza. Pero cuando sus fuerzas se alinean, es un instrumento formidable para el bien y para hacer de este mundo el mejor de los posibles (Maxwell). Esta es nuestra principal misión.
La Universidad asturiana debe ser la cabeza tractora de la transformación que necesita Asturias. Es ella la que debe hacerse las preguntas adecuadas para que ese salto al Siglo XXI se produzca cuanto antes y sin olvidarse de nadie, para ser mejor sociedad, más sostenible, más solidaria, más comunidad, para ser la mejor Asturias posible. En ese empeño estamos, y por ello resulta indispensable iniciar esa transformación en la propia institución académica para recuperar lo que fuimos, y desde ahí convertirnos en lo que queremos ser: una universidad pública fuerte y vigorosa, amable e inclusiva, abierta a la sociedad, un espacio para la esperanza y el futuro. Tenemos que alinear a la Universidad con los grandes retos de este siglo y encarar sus desafíos (la sociedad digital, las brechas sociales y de género, las nuevas formas de desigualdad y opresión, las nuevas vulnerabilidades y las preguntas que nos sigue haciendo un universo cada día más complejo y fascinante).
Pero todo esto no puede ser sin la comunidad universitaria. Por eso, en el centro de nuestro proyecto están sus miembros, porque son ellos los que hacen posible esa visión de universidad. Ellos, la comunidad universitaria, son la Universidad. Una comunidad universitaria de estudiantes, profesores y administradores y gestores, sin olvidar la sociedad a la que servimos, que también forma parte de ella. Cuando afirmamos que nuestro proyecto está centrado en las personas, es porque no es posible hacerlo de otro modo. Sin una comunidad universitaria motivada, ilusionada, que se sienta reconocida, apreciada y respetada, cualquier objetivo será fallido. Son ellos los que crean universidad, son ellos los que estudian y se forman, y nos impulsan a nuevos retos, son ellos los que enseñan e investigan, son ellos los que administran y gestionan las infraestructuras y las estructuras que lo hacen posible, y es la sociedad la que nos sostiene y valora. El centro del proyecto es lograr que la comunidad universitaria esté y se sienta bien, que la universidad sea un buen lugar para desarrollar una vida académica, investigadora y profesional, en definitiva, para crecer como personas, ciudadanos y profesionales.
El compromiso con nuestro entorno se cifra en la sostenibilidad de la institución. Los tiempos del progreso indefinido como solución a todo problema han pasado. La responsabilidad de la Universidad de Oviedo ante la sociedad asturiana debe cobrar forma en el empeño por ser sostenibles social y económicamente, y también en lo humano. Nuestro reto es crecer sin costarle más a Asturias, por eso el crecimiento debe ser en conocimiento, en transformación, en inteligencia, en buena gestión, en utilidad y cooperación social. Es urgente un cambio de modelo económico de la institución académica, implantar instrumentos de gestión de nuestros recursos humanos y económicos mucho más inteligentes y eficientes (como la contabilidad analítica, una nueva RPT o un plan de recursos humanos). La Universidad de Oviedo tiene que gastar mejor y convertirlo en inversión, ser ejemplar en eficiencia energética y en corresponsabilidad medioambiental.
La Universidad debe ser pública o no es. La universidad en su condición de instrumento de redistribución y garantía de posibilidades lo es para todos. La Universidad asturiana es la principal herramienta para transformar a las personas, ofrecerles los medios para una vida mejor y más solidaria, y no solo y principalmente en lo económico, sobre todo en lo humano. La universidad pública tiene la misión de crear conciencia crítica, reflexión, sensibilidad y respeto. Quien no respeta, no es universitario. Por eso, porque es la gran palanca para la transformación social, para el bienestar de sociedades desorientadas en este nuevo y bravo mundo digital al que han regresado los poderes salvajes (Ferrajoli), necesitamos una universidad pública fuerte que no deje a nadie atrás.
Queremos una universidad preparada para el futuro. Esta terrible pandemia ha acelerado muchos procesos y nos ha arrojado de bruces sobre una realidad donde somos vulnerables y que ya no transcurre en los confines físicos de un espacio y tiempo limitados. La transformación digital es un reto ineludible porque los próximos decenios pertenecen a esa nueva realidad que ha hecho saltar por los aires cualquier barrera física. Sin embargo, ha creado nuevas brechas. No obstante, debemos ver esta transformación como una oportunidad. Alguna de las cosas que nos ha enseñado la pandemia es justamente que somos mejor universidad si acertamos a estar presentes en esa realidad digital (y así lo hemos demostrado con el ímprobo esfuerzo de una comunidad universitaria que tuvo que hacer frente al cambio abandonada a su suerte). La Universidad de Oviedo es una universidad presencial, sin duda. Pero hay que aprender a estar presentes también en ese nuevo espacio digital sabiendo usar sus herramientas para ser mejor universidad y llegar más lejos. Para estar preparados para esos nuevos retos, esas nuevas fronteras del saber que hoy ni siquiera sospechamos.
Esta es la Universidad que queremos.
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