Estudiantes haciendo la EBAU el año pasado en el Palacio de Deportes de Gijón. Este año las sedes son casi todas universitarias. damián arienza

La Universidad movilizará a más de 300 personas para celebrar la EBAU

Casi 5.000 estudiantes se enfrentan la próxima semana a la selectividad, que ya vivió su «test de estrés frente a la covid» el año pasado

Olga Esteban

Gijón

Domingo, 30 de mayo 2021, 22:12

«Es una maquinaria muy bien engrasada, que tuvo su propio test de estrés el año pasado. Estoy muy tranquilo». El rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, lo ha dejado claro: todo está organizado y no va a haber incidentes porque cada ... parte sabe exactamente lo que tiene que hacer y porque la influencia de la covid ya no es nueva en la organización de una cita tan multitudinaria como es la EBAU.

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Unos 5.000 estudiantes se enfrentarán los próximos 8, 9 y 10 de junio a la temida selectividad. Y lo harán con mascarillas, distancia de seguridad, gel hidroalcohólico, sin aglomeraciones, sin poder compartir material, con el pelo recogido, sin contacto físico... Lo tendrán algo más 'fácil' que sus compañeros del año pasado: han pasado todo el curso estudiando y acudiendo a clase en estas mismas condiciones. Los protocolos covid no les preocupan.

Durante tres jornadas, miles de personas se movilizan en Asturias alrededor de la EBAU. Los casi cinco mil estudiantes y sus acompañantes, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, voluntarios de Protección Civil, los docentes y otro personal universitario. De hecho, más de 300 personas de la Universidad están implicadas en su celebración (las cifras aún no son las definitivas): 45 responsables de materia; 198 correctores; 16 auxiliares; 55 miembros de personal de Administración y Servicios.

Un trabajo en el que la Universidad se ocupa durante todo el curso. En el primer trimestre, montando las comisiones de organización. Y, a partir de enero, pasando a la 'acción'. Varias áreas y secciones están implicadas en la tarea. Una docena de personas llevan el peso de la organización. Todo, para el buen funcionamiento de una cita en la que los jóvenes se juegan su futuro. En realidad, la mayoría sabe que aprobará (las estadísticas lo demuestran). Pero si lo que se pretende es estudiar alguno de los grados más demandados, unas décimas pueden marcar la diferencia.

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Curso presencial

El rector confía en la responsabilidad de los alumnos, más que acostumbrados a las medidas de seguridad. El año pasado, recuerda, apenas hubo incidentes, si se puede calificar como tal alguna aglomeración a la salida de los exámenes. Carlota, Guillermo, Nerea, Cristina y Pablo son cinco de esos miles de jóvenes que, en Gijón, Oviedo y Arriondas, dedican horas y horas en estos últimos días para conseguir sus sueños. Estudiantes aliviados por que finalmente su curso fuera presencial (aunque no empezó así en todos los centros) y algo preocupados, como ya sucedió el año pasado, por si el modelo de examen de este año, igual que el de 2020, puede 'penalizar' de alguna forma «a los que más hemos estudiado». El año pasado hubo más aprobados que nunca y con mejores notas.

Mientras llega el momento, estos jóvenes asturianos, de entre 17 y 18 años, también tienen tiempo para hacer otras cosas. Como Cristina Galán, bachiller con muchas cosas especiales. Para empezar, es estudiante del IES La Corredoria, de Oviedo, único en Asturias que, para lograr que la mayor parte de sus alumnos pudieran acudir a clase a diario y huir de la semipresencialidad, adoptaron lo que denominaron 'jornada proyectada', de una y media a seis y media de la tarde. Eso obligó a los alumnos, dice Cristina, a acostumbrarse a nuevos ritmos. Con todo, llega a la EBAU con un 9,4 de nota media (aunque se ha quedado sin la Matrícula de Honor).

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Más cosas especiales. Cristina y su compañera Covadonga Ferreiro hicieron posible que se mantuviera la asignatura de Griego II en segundo de Bachillerato. Las letras puras se han mantenido con ellas en La Corredoria. Inquieta y gran lectora, no puede evitar los nervios previos al examen.

También de Humanidades es Nerea Alonso, del IES Padre Feijoo, de Gijón. «Muy organizada», admite que el secreto ha estado en «llevar el curso al día». Quizás sea eso lo que le permita ir a las clases de repaso al instituto por la mañana, estudiar cuatro horas por la tarde y seguir preparándose su examen de Cambridge. Nerea quiere ser maestra. Más de Ciencias es Pablo Becerro, del IES Arriondas, que optará por una carrera de la rama científica o de la salud. Preocupado al escuchar a otros compañeros que «estudian nueve horas y pienso si me estoy quedando corto», anda apurado con la Historia y mucho más tranquilo con la Física.

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Enfermería o Biología quiere estudiar Guillermo Cerrillo, que ha hecho el Bachillerato Internacional en el IES Jovellanos, en Gijón. Con un 8,5 de expediente, asegura que tiene un método distinto para cada asignatura y que, antes de acabar el curso, ya tenía los resúmenes hechos de todas las asignaturas. Admite que en algunas materias se ha notado el confinamiento del año pasado, que no les ha dado tiempo a recuperar toda la materia y hay algo que le preocupa. Que el modelo más 'flexible' del examen «ayuda más a los que han estudiado menos todo el curso».

Carlota Acebal, del Codema, de Gijón, tiene claro que su futuro pasa por la Biomedicina, que cursará en Santander. Luchando contra sus propios nervios, pese a su buen expediente, admite que lo de menos serán las medidas de seguridad, porque «estamos acostumbradísimos». Como su compañeros, asegura que «hemos acabado justos la materia», en un curso más corto de lo habitual.

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