Ignacio Villaverde, en la mañana del viernes, en el Claustro del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. FOTOGRAFÍAS: MARIO ROJAS
Ignacio Villaverde Rector de la Universidad de Oviedo

«Hay que tener un plan alternativo por si El Cristo no culmina»

«No hay ninguna razón que me haga pensar que el proyecto pueda fracasar, pero tengo que estar preparado»

Olga Esteban

Gijón

Domingo, 12 de mayo 2024, 02:00

Bromea con lo que está costando quitarse la coletilla de 'en funciones'. Pero es que aún es rector... en funciones. Lo será hasta que el miércoles, previsiblemente, el BOPA publique su nombramiento. Mientras tanto, Ignacio Villaverde afronta jornadas especialmente emocionantes. Y tensas. Esta conversación ... tiene lugar el viernes, día en el que trata de controlar dos situaciones nada fáciles. Por un lado, saberse a algo más de 24 horas de la boda de su hija. Por el otro, controlar la 'bomba' que tiene entre manos: la estructura de su nuevo equipo rectoral, que presentará oficialmente mañana. Quiere más que nunca amarrar tiempos y formas, quizás porque solo él sabe cuántas cosas se le han salido del guión este último año.

Publicidad

–Bueno, rector, acabó bien al final 'House of cards', si es que hemos visto el último capítulo.

–(Ríe). Ya sabe que yo soy más de 'El ala Oeste de la Casa Blanca' y yo esos días veía los capítulos de la temporada de la reelección...

–¿En serio?

–Sí, sí, porque hay un capítulo muy bonito, el del debate presidencial entre el candidato republicano y el presidente, y los días de campaña y el día de las elecciones...

–¿Qué balance hace ahora de la campaña?

–Alivio, porque ya hemos pasado ese trance. Me sigue preocupando el tono que están adquiriendo en las universidades las campañas, no solo en la nuestra. La de 2021 fue muy dura, pero ésta se ha superado. Tengo la sensación de que nos estamos contagiando de ese ambiente crispado que hay en la política y que cada vez se habla menos de proyectos. Cada vez son campañas más de personalidades y de personas, donde de lo que se trata es de de cazar, acosar y derribar al contrario, pero no de debatir sobre sobre ideas. Eso me deja una sensación agridulce.

Publicidad

–¿Es un ambiente solo de campañas o está ya en el día a día de la universidad?

–Se está llevando al día a día. Nunca he entendido estas filias y fobias que se exacerban en campaña, donde te das cuenta de que hay personas que te odian y que no sabes muy bien por qué, porque nunca has tenido una relación personal con ellas como para justificar eso.

–¿Ha hecho esa lectura de los resultados de las elecciones? Tuvo un amplio apoyo, un 62%, pero el otro candidato, Juan Manuel Cueva Lovelle, obtuvo el 38%. ¿Responde a esas fobias? ¿Es un voto en contra?

Publicidad

–Habíamos analizado las tendencias de voto porcentuales desde las primeras elecciones, en 2004, hasta la actualidad, y siempre hay una horquilla que va entre el 30 y el 40% de voto, como se decía antes, contestatario. Y el otro candidato se ha movido en ese margen, por lo que el resultado no me sorprende.

–Aunque sean porcentajes habituales, habrá analizado el por qué de ese voto contestatario, de qué sectores viene, de qué zonas, por qué ese descontento.

Descontento siempre hay y desde luego que yo habré cometido errores y que no habremos acertado en todo. Lógicamente puede haber una muy sana y respetable discrepancia con nuestra forma de dirigir la Universidad, que además te hace tener los pies sobre el suelo, algo muy importante para quien tiene responsabilidades de gestión. Pero hemos visto reacciones en redes sociales y cosas que el candidato decía que tenían más que ver con la discrepancia crispada que con la serena y sensata. Pero yo pongo en valor el 62% que nos ha apoyado. No solo hemos revalidado la confianza de la comunidad universitaria, sino que hemos crecido diez puntos respecto a las elecciones de 2021.

Publicidad

–¿Sigue estando el traslado de Minas en el origen de buena parte de ese descontento?

–Desde luego en el voto del campus de Mieres, sí.

Resultado «injusto» en Mieres

–¿Ya ha ido a leer la cartilla?

–No, no, no, soy muy respetuoso. Pero es un resultado que me chocó y que creo que es injusto para todo el esfuerzo y compromiso que ha tenido este equipo rectoral con el campus de Mieres. Pero nosotros vamos a seguir trabajando por el campus, porque esto es una cuestión de proyectos, no de personas. Al trasladar Minas llevamos al profesorado allí y lógicamente eso iba a ser un voto en contra. Pero en el resto de campus he ganado.

–Incluso en Gijón.

–Que no era una plaza fácil. Porque Gijón tenía una razonable duda en el año 2021 sobre nuestro compromiso como equipo con ese campus. Pero el trabajo de esos tres años ha despejado esa duda. Le estoy muy agradecido al campus porque con su apoyo ha reconocido el compromiso de este equipo.

Publicidad

–Seis años por delante y un programa muy amplio. ¿Por dónde va a empezar?

–Hay algo por lo que tenemos que empezar ya y que se verá reflejado en la estructura de gobierno: el proceso de reflexión colectiva sobre hacia dónde queremos ir como institución docente. Hay otros asuntos a los que hay que meter una aceleración importante: el proceso de digitalización y la desburocratización de la Universidad. Mi idea es elaborar en los próximos días un plan de choque y poner todo el esfuerzo para que, en lo que queda de 2024, la comunidad universitaria note efectivamente que estamos desbrozando esa selva de papel que nos está asfixiando.

–¿Se puede permitir una universidad que un investigador tarde meses en tramitar una factura?

–No. Pero no podemos pretender corregir las disfunciones que se han ido acumulando en los últimos años en poco tiempo. La universidad es muy compleja y además tenemos una legislación que nos ayuda muy poco.

Noticia Patrocinada

–Volvamos a la reflexión sobre el futuro de la docencia. ¿Cómo articularla?

–Hay un modelo que, como docente, siempre me ha fascinado: la Bauhaus, aquel gran experimento pedagógico de principios del siglo XX, donde pensaron la formación de una forma absolutamente revolucionaria. Y como lo hizo este otro modelo, el Instituto Libre de Enseñanza. Lógicamente no los podemos trasladar tal cual al siglo XXI, pero me gustaría que hiciéramos una reflexión como la que hicieron aquellos que se atrevieron a cambiarlo todo.

–Para todos los cambios se necesita presupuesto.

–Tenemos un magnífico acuerdo con el Principado, que prevé incorporar los incrementos del capítulo 1 y los costes derivados de la implantación de nuevos estudios. Es decir, en 2025 incorporará los costes de Deportes y Criminología. Es un presupuesto que está llamado a crecer.

Publicidad

–Dijo Lovelle que era raquítico.

–A veces lo que es raquítico es el análisis de la situación y de la realidad económica.

–¿Cuánto debería crecer el próximo año? (ahora es de 245,8 millones)

–Un aumento de entre el 3 y el 5% es en lo que nos hemos movido hasta ahora.

–Infraestructuras. El gran proyecto es El Cristo, pero a largo plazo. Mientras, ¿qué hacer con las necesidades de espacio de Llamaquique?

–Es un proceso complejo que requiere tiempo y ahora lo que hay que hacer es estar encima de los procedimientos, que es lo que estamos haciendo. Estamos a la espera de la respuesta de la Tesorería de la Seguridad Social sobre la cesión de los espacios. Nadie puede pensar, cabalmente, que esto se puede ejecutar en dos años.

Publicidad

–¿Cuál es el horizonte temporal?

–Seis años. Inaugurar en 2030.

–Mire, le dará tiempo antes de finalizar el mandato.

–Claro que me gustaría ser el rector que inauguró ese campus, desde luego. Y espero que si ya no estoy, me inviten. Pero puede alargarse...

–En Asturias estamos muy acostumbrados a eso.

–Pero lo importante es que esté el proyecto, no quién lo inaugure. Lo importante es que la Universidad de Oviedo tenga ese gran campus al sur de la ciudad.

Publicidad

–Y durante esos seis años, ¿qué hacen Formación del Profesorado, Ciencias e Informática, que son las que tienen más problemas?

–Ya les hemos dicho a los centros que estén tranquilos, que de ninguna manera vamos a dejar de ocuparnos de sus necesidades. Es una tarea urgente y nos sentaremos con los centros a pensar dos escenarios. El primero, que mientras el proyecto de El Cris to sigue adelante, hay que dar solución a los problemas de espacio, que además se van a incrementar con Deportes. Pero también hay que pensar en otro escenario, que es que finalmente no fragüe el proyecto...

–¿Cuál, el de El Cristo?

–Sí.

–¿Perdón?

–Mi responsabilidad como gestor es trabajar para lo bueno, pero estar siempre preparado para lo malo. Sería una irresponsabilidad por nuestra parte no tener un plan para el caso de que, por la razón que sea, este proyecto no culmine.

–¿Y la alternativa sería volver a su plan inicial, que de hecho no contemplaba El Cristo, porque aún no se había anunciado?

–Sí, con las modificaciones que hubiera que hacer, porque han pasado casi tres años. Pero quiero tranquilizar a todo el mundo. No hay ninguna razón, no tengo ningún motivo para pensar que vaya a fracasar, todo lo contrario. Aunque el otro candidato lo llamaba humo, por primera vez es algo tangible. Pero es una elemental responsabilidad institucional tener esa prudencia. Estamos muy ilusionados, pero prudentes.

–El plan inicial pasaba por usar el espacio que ha dejado el traslado de Minas.

–Sí. Pero de verdad, no quiero insistir mucho en esto porque no quiero dar la imagen de que algo se está torciendo. Estoy seguro de que vamos a inaugurar El Cristo en 2030, pero mire lo que está pasando en La Vega. ¿Cuántas veces hemos estado a punto de firmar el convenio? Por eso hay que tener otro plan y Minas nos da un desahogo. Aunque estoy seguro de que en 2030 estamos en El Cristo.

Publicidad

–Usted inaugura y yo cubro la información. Pero, mientras, ¿el plan transitorio también es ir a Minas?

–Los centros nos tienen que trasladar ahora sus necesidades y, en función de eso, hacer lo que hemos hecho cada curso: planificar. Pero Minas es una opción y puede convivir además perfectamente el proceso de traslados de servicios centrales con usos alternativos.

«Revisar los másteres de arriba a abajo»

–Inicia mandato con la buena noticia del visto bueno de la ANECA para Criminología y Deportes. ¿Hora de pensar en nuevos grados?

–Con estas incorporaciones tenemos una oferta formativa en grados muy completa y muy competitiva. Donde creo que tenemos que hacer una revisión en profundidad, una revisión de arriba a abajo, es en la oferta de másteres. Los hay que no funcionan y tenemos que ver por qué y qué hacemos, porque nos están impidiendo, por un problema de recursos, poner en marcha otros que sí necesitamos y que pueden ser muy competitivos. Pero hay otra cosa que no podemos olvidar: la alianza Ingenium. El compromiso es lanzar en 2026 la primera oferta de títulos conjuntos de las diez universidades.

–Se preveía complejo poder poner en marcha esos títulos conjuntos.

–El proyecto es muy sólido y va más rápido de lo que esperábamos. En apenas dos años la estructura de Ingenium está a pleno rendimiento y con velocidad de crucero. En la reunión de octubre probablemente se acuerde constituirnos ya en entidad legal. Y hay otra cuestión importante: la ANECA ya está estableciendo directrices para el reconocimiento de títulos consorciados de las alianzas.

–¿Esa alianza permitirá mitigar la posible pérdida de alumnado por la situación demográfica?

–Sí, probablemente se podrá mitigar con la movilidad de nuestra población joven.

–Y supongo que obligará a modernizar infraestructuras.

Publicidad

–Está ligado a la reflexión sobre el futuro. No hay que pensar solo en la oferta, sino en la infraestructura. Una de las primeras cosas que hay que repensar son las aulas, fijándonos en la experiencia de las de la Formación del Profesorado, un ejemplo fantástico de la hibridación de lo analógico con lo digital.

–¿Se acabaron los bancos corridos?

–Sí. Habrá que seguir teniendo aulas para las clases magistrales, pero para lo demás no tiene sentido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad